COMO CONVIVIR CON
UN ADICTO AL TRABAJO
Aunque para el 71% de los ejecutivos
argentinos la familia es la mayor fuente de satisfacción, muchos de
ellos trabajan más de lo que deberían. Los problemas en casa
y consejos para superarlos
Los “workaholics” o
adictos al trabajo se divorcian dos veces más que aquellos
que tienen hábitos de trabajo normales, afirma un
artículo de la revista Forbes. La estadística,
quizás más aplicable a la sociedad estadounidense que a la
Argentina, pone en evidencia que el exceso de trabajo tiene,
en la mayoría de los casos, consecuencias negativas sobre la
pareja.
“ Todo depende del contrato que (implícitamente)
hizo la pareja”, explica la licenciada
Perla Pilewski, experta en temas laborales y
miembro de la
Asociación Psicoanalítica Argentina. “Si en el contrato
consta que uno o ambos cónyuges van a trabajar muchas horas,
puede ser que no traiga ningún problema”,
aclara.
Aunque es cierto que no se puede generalizar,
también es evidente que estar casado o en pareja con un
adicto al trabajo puede tener sus complicaciones. “Mi marido
trabaja en finanzas y yo siempre supe que él iba a trabajar
mucho, pero eso no quita que por momentos, sobre todo cuando
yo no estoy tan ocupada, me sienta dejada de lado o
que a veces me moleste que su prioridad sea su trabajo”,
dice Agustina, de 33 años, casada desde hace cinco con
Alejandro, gerente de un banco de inversión.
Pilewski resalta que, al igual que otras adicciones,
la adicción al trabajo “es una conducta elusiva, evitativa”,
es decir que el adicto puede estar necesitando pasar más
horas en el ámbito laboral para no tener que lidiar con
situaciones que se dan en otras áreas de su vida: en casa,
con los hijos o con la pareja.
Pero, probablemente en un intento por desestimar su
dependencia, muchos “workaholics” explican la gran cantidad
de horas que pasan trabajando de una manera más simple.
“Yo me divierto mucho trabajando, siempre fue así.
Durante gran parte de mi vida trabajé los fines de semana,
aún sabiendo que tenía consecuencias negativas sobre mi
matrimonio y mi familia”, relata Roberto, un ejecutivo de 59
años que ya lleva 10 años divorciado de su primera esposa.
Lo primero es la familia. Lo paradójico,
sin embargo, es que mientras muchos ejecutivos argentinos
pasan más de 10 horas por día en el trabajo, un 71%
afirma que su mayor fuente de satisfacción es la familia.
El dato, que arrojó una encuesta realizada por el centro
Standard Bank Confye del Instituto Argentino de la Empresa (IAE),
es todavía más impactante si se tiene en cuenta que
la mayoría de quienes no pusieron a la familia en primer
lugar son ejecutivos jóvenes que todavía no viven en pareja
o no tienen hijos.
“El porcentaje que respondió que su trabajo es su mayor
fuente de satisfacción es minoritario”, afirmó Paola
del Bosco, licenciada en Filosofía y profesora del
IAE.
En este sentido, un 66% de las mujeres y un 59% de
los hombres que respondieron al sondeo consideraron que el
trabajo los aleja de sus actividades más de lo que les
gustaría” y un 66% de las mujeres y un 54% de los
hombres opinó que el tiempo que dedican a su trabajo les
impide participar en la misma medida en las
responsabilidades del hogar.
Aunque todavía es incipiente en la Argentina, el centro
Standard Bank Confye impulsa un proyecto para que las
empresas tengan una conducta responsable hacia las familias
de sus empleados. Horarios más flexibles, la posibilidad de
trabajar desde casa o más días de licencia por maternidad o
paternidad son algunas de las iniciativas que pueden tomar
las empresas para ayudar a que sus empleados logren un mejor
balance entre trabajo y familia.
Acercar posiciones. “Creo que es
importante entender al otro y no gritarle cada vez
que llega tarde a casa. Por otro lado, a mí me encanta que
mi marido sea ambicioso y quiera ser bueno en lo que hace,
así que cuando me siento sola porque el trabaja demasiado me
sirve recordar que es también una de las cosas que me gusta
de él”, admitió Agustina.
Sin embargo, si la adicción al trabajo comienza a alejar a
los miembros de la pareja o si uno de sus integrante siente
que sistemáticamente no pasa suficiente tiempo con el otro,
los expertos recomiendan poner en práctica una serie de
actitudes, tendientes a volver a encontrar la intimidad
perdida.
- Encarar juntos una actividad o hobby.
Jugar al tenis, ir de compras o cualquier otra actividad que
pueda realizarse de a dos puede ayudar.
- Resaltar las conductas positivas: Es
mejor destacar “lo contentos que están los chicos” de pasar
un rato con él que retarlo cuando no lo hace.
- Dividir tareas en el hogar: La asignación
de responsabilidades, en la casa o con los hijos, permite
que ambos miembros de la pareja sepan exactamente qué espera
el otro.
- En última instancia, recurrir a una terapia de
pareja.
(*) redactora de Perfil.com
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