VACUNA CONTRA LA
ATEROSCLEROSIS
Participan investigadores argentinos e
ingleses; podría estar disponible para 2015
Fabiola Czubaj
LA NACION
La acumulación de placa en las
arterias es el mecanismo vascular común en los 19 millones de
personas que cada año mueren en el mundo por infarto, accidente
cerebrovascular o insuficiencia renal asociada con la diabetes. Por
eso, un equipo de investigadores argentinos e ingleses busca a paso
rápido cómo prevenir la aterosclerosis, enfermedad inflamatoria e
inmunológica que nuestra calidad de vida ayuda a perpetuar.
"Lo que el médico mide habitualmente
en el consultorio es el valor de la presión arterial, pero las
arterias pueden estar enfermas mucho antes de que aparezca una
alteración en ese valor. Por lo tanto, si logramos prevenir la
aterosclerosis, en realidad estaremos tratando no sólo la
hipertensión, sino también condiciones crónicas como la diabetes y
el colesterol alto", explicó la doctora Carol Kotliar, directora del
Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral
(HUA) y responsable del equipo argentino que impulsa este desarrollo
con expertos de la Universidad de Surrey, Inglaterra, liderados por
el doctor Ernesto Oviedo-Orta.
Las pruebas de la primera etapa del
desarrollo de la vacuna en la universidad inglesa demostraron, en
203 personas con ateromas, un 58% de reducción promedio del tamaño
de las placas, resultados que se publicarán en Atherosclerosis
. "Nuestros nuevos aportes facilitan la evaluación de ese mismo
diseño en individuos con placas precoces para determinar su eficacia
en la prevención", dijo Kotliar, cuando hablaba del descubrimiento
argentino premiado este año por la Sociedad Europea de Hipertensión
y la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Se trata de la demostración de que
las placas que recién comienzan a formarse y aún no dan señales de
alarma de su existencia porque ocupan un 25% de la luz del vaso, es
decir, son consideradas "no significativas hemodinámicamente",
generan en el organismo una respuesta inmunológica sistémica
dirigida por las células dendríticas que circulan por la sangre en
busca de "invasores", como las sustancias que produce la lesión en
el revestimiento interno de las paredes de los vasos (endotelio).
Una vez que las células dendríticas
capturan esos cuerpos extraños, se los presentan a los linfocitos T
(otro tipo de célula sanguínea) aún inmaduros para activarlos y,
así, defender el endotelio vascular de la inflamación.
"La aterosclerosis es una enfermedad
autoinmune, en la que una respuesta inmune que inicialmente trata de
ser reparadora de la lesión endotelial se perpetúa en el tiempo y
genera una respuesta autoinmune que sólo hace que la placa crezca
cada vez más, además de las partículas de colesterol LDL, o «malo»,
que se activan en las paredes vasculares", explicó la investigadora.
Hasta ahora, esto estaba demostrado sólo en las placas
suficientemente grandes como para ser detectadas clínicamente.
Para descubrir la función de las
células dendríticas en las placas pequeñas, el equipo argentino
analizó los ateromas de arterias renales extraídos por autopsia a 42
hipertensos fallecidos por suicidio, accidente u homicidio, y
estudió por imágenes (angiografía) las arterias renales de 29
hipertensos con sospecha de enfermedad coronaria o renal, pero sin
síntomas.
"A los pacientes [con ateromas
renales similares a los obtenidos en las autopsias] les sacamos
muestras de sangre y confirmamos que la presencia de linfocitos T
[que es señal de activación inmunológica] se repetía en la sangre de
las personas vivas", resumió Kotliar, que dirige también el Programa
de Relevamiento de Hipertensión Arterial Severa en Servicios de
Emergencia (Rehase) del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial.
Esto facilitaría la identificación
precoz de la población con alto riesgo de desarrollar
aterosclerosis, lo que tendría mucho valor también para el
seguimiento y la estratificación de ese riesgo, según concluye el
equipo integrado también por los doctores Pedro Forcada y Sebastián
Obregón, del Centro de Hipertensión Arterial del HUA; Carlos Navarri,
de la Morgue del Poder Judicial de la Nación, y Alberto San Román,
del Laboratorio de Anatomía Patológica del HUA.
Para producir la vacuna se utilizan
las células dendríticas del mismo paciente o de las paredes
vasculares de animales, cultivadas con antígenos de lesión
endotelial, que se pueden obtener de pacientes con lesiones
ateroscleróticas avanzadas y mantenidas en reservorios (ver
infografía).
Si los ensayos avanzan como hasta
ahora, la vacuna podría estar lista para 2015. Según el doctor
Enrique Gurfinkel, de la Fundación Favaloro, que conoce este
trabajo, "la hipótesis es inteligente y sensata, porque propone la
posibilidad de bloquear y engañar al sistema inmune".
Por ahora, es la única de las cuatro
inmunizaciones en desarrollo en el mundo orientada a prevenir la
aterosclerosis en lugar de reducir el tamaño de las placas avanzadas
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