La venta
online, el primer ingreso de muchos jóvenes
Tienen entre 18 y 35 años y
conforman su empresa en la Web
Nicolás tenía sólo 18 años cuando en
2001, en plena crisis económica, decidió vender raquetas de paddle
por Internet para ayudar a su familia. Quien también recurrió a la
venta online fue Pablo, de 32 años, que al tiempo de comenzar
con su consultora en comercio exterior, debió hacerse cargo de un
contenedor de instrumentos musicales que había importado para un
cliente que desistió de comercializarlos porque había quebrado.
Los emprendimientos de los dos
jóvenes comenzaron como salidas económicas momentáneas y con el
tiempo se convirtieron en su principal fuente de ingreso. Estos son
algunos casos de lo que es una tendencia en crecimiento: cerca del
50% de los usuarios de portales, como Mercado Libre, Más
Oportunidades o Subastasweb, son jóvenes de entre 20 y 35 años, y el
20% de ellos vive de las ventas online .
"Internet es un semillero de
emprendedores. Además les permite a los jóvenes dar sus primeros
pasos en el mundo laboral mientras estudian", dijo a LA NACION
Martín Gallone, gerente de Marketing y Ventas de Mercado Libre
Argentina, empresa que representa el 90% de las ventas online
y que realizó una encuesta entre sus usuarios de la que surgió que
el 46% de los vendedores regulares tiene entre 25 y 36 años, y de
ellos, el 20% encuentra en la venta online su primera fuente
de ingresos.
Por cada venta, el portal se queda
con entre el 4 y el 5% del costo. En el país hay alrededor de 16
millones de usuarios de Internet, tres de cada cuatro acude a los
mercados online para buscar productos y casi uno de cada tres
compra a través de esos portales, según un estudio de la consultora
Carrier y Asociados.
El 30% de los clientes de los
vendedores online porteños son del interior del país. Pero
también hay un pequeño porcentaje en el exterior.
"La venta online es una gran
vidriera al mundo, sus gastos son pocos y las ganancias se potencian
si se apunta a un nicho", dijo a LA NACION Enrique Carrier, director
de la consultora del mismo nombre.
Esas ventajas fueron las que llevaron
a Nicolás Barbenza, hoy de 25 años, a vender raquetas de paddle por
Internet en 2001. En plena crisis, Nicolás había empezado a estudiar
administración de empresas en la UBA; su padre, publicista, se había
quedado sin trabajo y había comprado un taxi; la entrada monetaria
de su madre, paisajista, no alcanzaba.
"Se me ocurrió que podía vender
online raquetas de paddle. Me quedaba tiempo para estudiar, pude
pagar los gastos de la facu, y mi familia y yo empezamos a
vivir de esto", contó con entusiasmo Nicolás acerca de la empresa
familiar que cuenta ya con doce empleados y cuyo nick es
Nico3.
Cuando la
confianza vende
En este tipo de negocios, en los que
el soporte es virtual, por cada calificación positiva y venta
exitosa el vendedor recibe puntos que lo hacen confiable. Sobre esa
confiabilidad, Pablo Rach y sus dos amigos, Pablo Balado y Gerónimo
Bertotto, construyeron su empresa, no sin pasar por una mala
situación.
"Los tres somos licenciados en
comercio exterior. En 2006 teníamos una consultora en la que les
aconsejábamos a pequeños empresarios adecuar sus productos a los
mercados extranjeros y eliminar vicios del argentino, como el de no
cumplir", dijo a LA NACION Pablo.
Eso funcionó hasta que importaron
instrumentos musicales a pedido de un cliente, que finalmente quebró
y no se quiso hacer cargo de los productos. "Decidí renunciar a un
trabajo paralelo que tenía en una importante empresa de telefonía
móvil y me jugué por el sueño de ser independiente", afirmó Pablo.
Empezar de
nuevo
Los tres amigos vendieron sus autos,
recortaron sus gastos y pagaron los impuestos por importación
adeudados por su ex cliente.
"Comenzamos a vender los instrumentos
por Internet y nos fue muy bien. Siempre puede haber un precio
mejor, pero la diferencia se hace cuando lo entregás en tiempo y
forma, y te hacés cargo de posibles errores", contó Pablo sobre su
compañía GNMusic, que tiene más de 2000 puntos, cero calificaciones
negativas y en breve tendrá un showroom a la calle.
Alejandra Sorato, empleada
administrativa, a los 32 años estaba de licencia por maternidad.
"Cuando tuve a mi nena, me recorría todo el barrio buscando cosas
para bebes y siempre terminaba en el shopping. Entonces pensé en
vender esos productos a través de los mercados online ",
contó Alejandra, que, sin saber nada de Internet, en 2005, se
capacitó y comenzó con Bebe Feliz, negocio que le permitió mudarse a
la zona norte.
"Tengo clientes argentinos que se
fueron en 2001 a España y como les quedó familia en el país, cada
vez que hay un nacimiento compran regalos desde allá", agregó
Alejandra al dar otro ejemplo de cómo se puede aprovechar una
plataforma para lograr independencia económica, incluso, en medio de
graves crisis económicas.
Paula Soler
LA NACION
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