Descubren que el
ser humano se parece al saltamontes
Este sorprendente hallazgo aporta
nuevos y reveladores datos sobre la forma en que la vitamina A, que
habitualmente obtenemos de ciertos vegetales, ayuda al crecimiento
de los huesos humanos, e interviene en otros procesos también
cruciales para el desarrollo
La importancia de esta vitamina en el
desarrollo embrionario parece haberse conservado desde tiempos muy
antiguos a través del proceso evolutivo.
El ácido retinoico, un derivado de la vitamina A, esencial en el
cuerpo humano para el desarrollo visual, el óseo y el de los
tejidos, ayuda de modo directo al crecimiento del embrión, al
enlazarse a los receptores proteicos que se anclan al ADN y permiten
la expresión de genes. La proteína receptora presente en los humanos
tiene un aspecto muy diferente a la de los insectos más
evolucionados, como las moscas y las polillas, insectos que se
emplean comúnmente en el trabajo experimental a causa de su rápido
desarrollo.
Sin embargo, como comprobó el equipo de investigación para su
sorpresa, los receptores encontrados en los saltamontes, insectos
más primitivos, parecen ser casi idénticos a los de los seres
humanos.
Shaun Nowickyj fue capaz de aislar la proteína del saltamontes por
primera vez, y determinó que sin duda debía enlazarse con el
derivado de la vitamina A, algo que no ocurre en los insectos más
evolucionados. Estos, en cambio, han seguido un camino evolutivo
diferente y están usando una forma modificada de esta misma proteína
para un propósito especializado: ayudar en la metamorfosis. Ellos
son por tanto los "innovadores", haciendo las cosas de una manera
diferente, en tanto que humanos y langostas hemos conservado el
mecanismo primitivo de desarrollo
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