Sadam Hussein
está vivo y es fotógrafo en Faluya
BAGDAD (AFP) - Cuando un teniente
iraquí le ordenó bajarse del autobus la semana pasada, Sadam Hussein
creyó que le había llegado la hora, y con piernas temblorosas siguió
al militar chiita, quien de súbito se puso firme para saludarlo
"Entonó canciones a la gloria del ex
presidente, luego, contento por su broma, me pidió subir al
automóvil para mi tranquilidad", contó Sadam Hussein, fotógrafo que
tiene el mismo nombre que el ex dictador ejecutado en diciembre de
2006.
Este fotógrafo de Faluya, ciudad
símbolo de la insurrección antiestadounidense después de 2003, nació
en 1979, justo el año en que llegó al poder Sadam Hussein. Como
estaba ausente su padre, sargento de Basora (sur), su familia no
lograba ponerse de acuerdo sobre qué nombre darle al primero de sus
siete hijos. Fue el médico quien les sugirió llamarlo Sadam al
enterarse del apellido familiar. Al mismo tiempo, el vicepresidente
iraquí y en especial el jefe de los servicios de seguridad tras el
golpe de Estado del partido Baas en 1968 se convirtió en el hombre
fuerte del país.
Y ese patronímico le facilitó la vida
al joven Sadam Hussein. "Cuando entraba a clase, los niños gritaban
riendo 'Por nuestra sangre, por nuestra alma, te defenderemos ¡oh!
Sadam'", retomando el grito de lealtad a la moda del ex régimen, nos
cuenta durante un encuentro con él en Bagdad.
Físicamente no se parece para nada a
su ilustre homónimo. Tiene ojos y el cabello claro, mientras que el
otro lo tenía oscuro. Es bajito y robusto, mientras el otro era
alto.
"En los exámenes algunos profesores
me daban 10 puntos gracias a mi nombre", confió un poco turbado.
Incluso con las chicas su nombre lo favorecía. "En una colonia de
vacaciones, el monitor me llamó por mi apellido. Una chica me
preguntó si era cierto. Cuando le dije que sí, insistió en saber mi
nombre y mirándome a los ojos me preguntó si quería ser su novio",
agregó con orgullo.
Cuando Sadam Hussein fue derrocado,
en abril de 2003, tras la invasión de las tropas lideradas por
Estados Unidos, su madre le suplicó cambiar de nombre, pero "lo
rechacé, pues ese nombre me había sido muy útil", dijo.
E hizo bien. Después de la segunda
ofensiva estadounidense en noviembre de 2004 para retomar el control
de Faluya (al oeste de Bagdad), los militares estadounidenses les
impusieron a los habitantes de la ciudad llevar una identificación
visible. "Cuando supieron mi nombre, los soldados estaban
impresionados. Y hablaban entre ellos mostrándome con el dedo",
cuenta. "Un oficial pidió a su equipo hacerme el carnet lo más
rápidamente posible y el militar que me fotografiaba me dijo: 'Sadam
es de verdad un hombre fuerte'", agregó.
Con un salvoconducto de los
estadounidenses, nuestro hombre inspiraba también el respeto de los
insurgentes, cuyos operativos filmaba. "Eran en especial ex
militares, agentes de los servicio de seguridad y miembros de la
guardia republicana, y llamarse Sadam Hussein los impresionaba",
dijo.
Incluso con el ejército iraquí, en su
mayoría chiíta en la ciudad de Faluya, llegó a hacerse escuchar. Un
día, durante un registro, un oficial quería mover absolutamente todo
en su casa y lo interrumpió. "No hay armas. Me llamo Sadam Hussein
y, como él, sólo tengo una palabra: la de la verdad. Y lo convencí",
añadió el fotógrafo.
Antes de la ejecución del ex
dictador, recibió dos balazos en la espalda en un tiroteo ocurrido
en su tienda de fotografía entre un miembro del Ejército islámico y
dos combatientes de Al Qaeda. En el hospital la familia gritaba:
"¡Saddam Hussein ha sido herido!". Y los médicos, conmovidos, se
ocupaban de él como si fuera el jefe de Estado.
"Cuando lo ahorcaron yo quedé muy
compungido. Desde entonces, tengo la impresión de haberme convertido
en el único Sadam Hussein del mundo", concluyó con timidez
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