Quiénes son los
culpables de la crisis económica actual?
Algunos señalan a los físicos teóricos y
matemáticos pasados al mundo de la economía como los culpables del
actual caos financiero. Sin embargo las cosas no son tan claras como
parecen
Desde los años setenta empezó a haber
físicos y matemáticos diseñando instrumentos financieros y modelos
computacionales para estudiar los mercados. Pero fue a partir de los
noventa cuando fueron más numerosos. En Wall Street se conoce a
estos profesionales como quants.
Durante los buenos tiempos de crecimiento económico los quants
eran tratados como héroes y tenían altos salarios, pero parece que
ahora son tratados como los malos de la película por una "industria"
que parece haber abandonado sus esquemas. Según critican algunos
expertos conservadores de ese mundo, los quants creyeron
que podían hacer dinero de una manera fácil sin asumir las tareas y
reglas básicas de la economía.
Los quants son titulados por las mejores universidades y en
teoría aplican sus conocimientos de física y matemáticas al
complicado sistema que representan los mercados financieros. Algunos
de ellos usan modelos matemáticos para analizar el riesgo o analizan
inmensas cantidades de datos económicos para tratar de entender la
tendencia de los precios. Otros controlan fondos de inversión o
complejos productos financieros derivados.
Según algunos estudiar el comportamiento de las moléculas o del
dinero es muy similar. De hecho cada día se publican más artículos
científicos que intentan analizar los sistemas económicos. Se
aplican toda clase de conocimientos, desde la teoría de grafos a la
Física Estadística, pasando por la neurociencias.
La idea es que matemáticamente la estructura de los sistemas
financieros o económicos no es muy distinta de la física que
controla un gas o un sólido. En algunos procesos físicos, por
ejemplo, el calor circula y se difunde por un recinto o por una
superficie, y este comportamiento es similar a cómo los precios
cambian en el tiempo.
Durante un tiempo cualquiera creía que podía desarrollar un modelo.
Pero desarrollar un buen modelo no es sencillo (de hecho cualquier
modelo, sea económico o no). Estos modelos económicos deben también
de evaluar el riesgo asumido, algo que no siempre se hacía. De todos
modos la gente sabía en el fondo que estaba asumiendo un alto
riesgo, pero creía o quería creer que éste estaba respaldado por las
"Matemáticas".
Pero una cosa es la teoría o los resultados básicos obtenidos bajo
una perspectiva más o menos científica y otra muy distinta lo que
algunos de estos "expertos" terminaron creando. Muchas veces sus
creaciones eran productos exóticos poco claros que funcionaban como
una caja negra, de tal modo que los demás no sabían muy bien qué
había dentro. El 70% de los fondos de inversión estaban basados casi
enteramente en este tipo productos. La matemática que había detrás
era tan compleja que hacía que estos productos fueran más oscuros si
cabe. Incluso los agentes tenían dificultades para entender estos
"entes", y ni sabían cómo venderlos. Sin embargo, al final
consiguieron colocar estos productos en el mercado. Productos que
alguno calificó ya en su tiempo como armas financiaras de
destrucción masiva. Por desgracia estas advertencias no fueron
escuchadas.
Productos de nombres exóticos como Collateralized Debt
Obligations (CDOs) o Collateralized Mortgage Obligation
(CMO) se transformaron en instrumentos para maquillar deudas
"tóxicas" del mercado inmobiliario y así obtener bonos que parecían
limpios y seguros. Aparentemente habían descubierto cómo vencer al
sistema de tal modo que transformaban malos productos financieros
contaminados de hipotecas basura en productos que aparentaban estar
libres de riesgo. Habían encontrado la piedra filosofal que
transformaba el plomo en oro.
Estos modelos y productos contrastaban con otros procedentes del
mundo académico que advertían de los problemas que se avecinaban.
La realidad terminó por imponerse. Así por ejemplo, dos de estos
quants, Robert Merton y Myron Scholes, que ganaron el premio
Nobel de economía en 1997 Nobel por sus estudios en el mercado de
valores, vieron como su fondo de inversión colapsaba el año pasado.
Todo el tinglado se basaba en una premisa: que el mercado
inmobiliario no dejaría de subir*. Pero el precio de la vivienda
cayó y los propietarios de vivienda bajo "hipotecas basura" dejaron
de pagar en masa, desencadenando la actual crisis de un sistema
financiero que se basaba en el fondo en una estructura de timo
piramidal.
Estos hipotecados no tenían desde el principio los ingresos
necesarios para afrontar una hipoteca, pero se les concedía de todos
modos. Con ello se mantenía la subida de los precios y se creía (¿o
se esperaba?) que si dejaban de pagar, las ganancias estaban
aseguradas al recuperarse una casa revalorizada que se podía vender
de nuevo. En el fondo los bancos y empresas usaron una necesidad
básica como la vivienda para a aprovecharse de las clases bajas en
su propio beneficio** y esto tiene poco que ver con modelos
informáticos.
Algunos culpan de todo este desastre a tareas que deberían de
realizar humanos expertos en la materia, y que se adjudicaron a
ordenadores y complejos modelos informáticos. Pero un modelo
computerizado no tiene el juicio que tiene un humano ni es capaz de
ver más allá de unas fórmulas. Y es que quizás el mercado tenga poco
de científico y sí mucho de psicológico.
El origen del mal está claro en este caso, pero el proceso de
maquillaje de productos empeoró aún más una situación que se estaba
tornando más y más volátil.
Otros culpan a los agentes financieros y no a los quants
del desaguisado. Según éstos fueron los agentes los que se vendaron
los ojos y no escucharon los riesgos que estaban asumiendo. La fe
ciega (o la codicia) no les dejaba pensar con claridad, pues
mientras había beneficios todo parecía ir bien. Ahora los quants
serían simplemente los chivos expiatorios.
Es fácil ahora señalar con el dedo a unos y otros, pues nadie quiere
asumir la derrota, que en este caso representa el mayor descalabro
financiero de los últimos tiempos y cuyo final no parece ni claro ni
cercano.
Algunos siguen creyendo que hay que dejar que más físicos y
matemáticos participen en el sistema financiero, que son los que
pueden finalmente resolver la situación. Ya se verá.
Lo que no está claro es si el lenguaje que hablan estos expertos,
como científicos, es el mismo que hablan los economistas
tradicionales o si al aterrizar en ese mundo los quants
dejan de hablar el lenguaje de la ciencia para hablar el del
beneficio. Porque, ¿a quién el importa la verdad mientras se gana
mucho dinero? Cuando hablan u opinan, ¿lo hacen en calidad de
científicos o en calidad de financieros? ¿Se dota de una aura de
ciencia a lo que es simple codicia? ¿Pierden estos señores la
objetividad cuando se ven rodeados de toneladas de dinero?
En todo caso parece que la actual crisis será una cura de humildad
para muchos. Quizás podamos empezar por lo más sencillo y elemental:
el dinero, como la energía, se conserva; ni se crea ni se destruye,
simplemente cambia de manos.
* Esta fe ciega o locura colectiva
afectó a muchos "inversores" (incluso a personas corrientes),
también de otros países, que confundían los deseos con la realidad,
aunque durante un tiempo incluso consiguieron modificarla. Este
estado de histeria experimenta un transición de fase justo cuando al
reventar la burbuja alguien grita eso de: "tonto el último."
** Esto es obviamente aplicable a
otras latitudes geográficas distinta a la norteamericana
VINOS ARGENTINOS - BODEGAS ARGENTINAS
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