5 COSAS QUE
DESTRUYEN LA PAREJA , COMO REMEDIARLOS
La incomunicación,
la rutina, la saturación, los celos y las mentiras son algunos de
los problemas que pueden acabar con una pareja.
Hay muchos motivos para que una
pareja entre en crisis, pero sólo la buena voluntad y la paciencia
ayudan a superar los traspiés. Existen cinco “venenos –
mata – parejas” de los que hasta las relaciones más
estables deben cuidarse: la rutina, los celos, las mentiras, la
saturación y la incomunicación.
La rutina podría ser un veneno mortal: los
horarios, el cuidado de los hijos, los compromisos laborales y
familiares, todo contribuye a mecanizar el día a día. Por eso, el
antídoto para ese veneno es encontrar un espacio propio de
la pareja, “divertirse de a dos”, como dice la médica
psiquiatra Graciela Moreschi, sin que “la responsabilidad invada los
espacios de esparcimiento”, según publicó la revista Para Ti.
Los celos enfermizos también son un poderoso veneno. Moreschi
explica que es enfermizo cuando la persona “intenta
inmovilizar al otro, controlarlo”. ¿El antídoto? La
confianza, no sólo en la persona celada, sino del celoso en sí mismo:
“cuando uno se olvida que fue elegido por el otro, es
cuando aparecen los celos”, explica a la revista.
Las mentiras son la contra cara de los celos. “Si uno descubre que
el otro miente, se instala y corroe el vínculo de tal manera que lo
puede destruir irremediablemente”, analiza Moreschi. Además la
mentira es sinónimo de que “faltan otros recursos en la pareja”, y
finalmente se vuelve un búmeran para el que miente. Antídoto, según
Moreschi: “Uno debería preguntarse qué quiero obtener o qué
no me animo a perder” por medio de la mentira.
De la mano de la rutina aparece la saturación, es decir, el veneno
que hace a las personas “esquivas a la dedicación indispensable para
solidificar una relación de amor”, como señala Graciela Faiman,
psicoanalista consultada por la revista. El mejor antídoto para este
veneno es buscar los momentos de intimidad entre la pareja,
sin trabajo ni
familia de por medio,
para “tener comprensión frente a las necesidades o
dificultades del otro”.
Pero la clave sin duda es no perder la sana costumbre de
comunicarse, aunque más no sea “estar ahí”. Según Faiman,
la incomunicación es “el origen de todos los errores”
porque cuando una pareja pierde la
capacidad del diálogo o
de simplemente intercambiar miradas cómplices. Por su parte,
atribuye la incomunicación al querer evitar peleas, algo que
puede devenir en la infidelidad. El antídoto infalible es
el diálogo constante y fluido
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