Ante el contexto de crisis, muchas
empresas suelen caer en una serie de errores comunes. No
extremar la cautela, desatender los cambios del mercado y
sobrerreaccionar son algunas de las equivocaciones más
desaconsejadas por los expertos, aunque más cometidas por los
empresarios.Por ello, el
Centro de Estudios Financieros, en España, lanzó un
decálogo de "errores imperdonables" en tiempos de inestabilidad
económica, informó elEconomista.es.
Así, bajo el título de "Las diez
cosas que no debe hacer una empresa en tiempos de crisis", el
CEF puntualizó aquellas fallas que en materia económica deben
evitar las empresas en momentos de recesión. Se trata de
diez "alertas" que están agrupadas en diversas categorías
dentro de la economía, financiación y liquidez de la
empresa.
Las
diez cosas que no se deben hacer
1. Negar el impacto de la
crisis: Incluso en el caso de empresas que
aparentemente todavía no se han visto afectadas por la crisis,
los vasos comunicantes de la economía acabarán provocando la
ramificación del impacto. Por lo tanto, aunque sólo sea en
aspectos parciales, la crisis acabará afectando a casi todas las
compañías del país, destacó el informe.
2. No extremar la cautela:
Las empresas no deben descuidar ni sus ingresos ni sus gastos.
Asimismo, es importante seguir muy de cerca la evolución del
mercado y de las ventas. Es por ello que la previsión de la
tesorería a corto y medio plazo es vital para el funcionamiento
de la compañía en las circunstancias de incertidumbre, como la
que actualmente atraviesa el mundo.
3. Descuidar la
comunicación: En momentos de crisis es especialmente
necesario comunicarse adecuadamente con la prensa, el entorno,
los clientes, los proveedores, la administración, los empleados
y los stackeholders. Sin embargo, hay que tener en ecuenta
que el silencio total puede ser tan negativo como una
indiscriminada emisión de información.
Por eso, hay que administrar las comunicaciones tanto internas
como externas, manteniendo informados a nuestros públicos de
aquellos acontecimientos que afecten a nuestra organización, así
como de las medidas que se están llevando a cabo en relación con
los mismos. Sólo así se neutralizarán los efectos negativos de
los rumores o informaciones inexactas.
4. No evaluar los costos
e ingresos para cada escenario posible: Es importante
estimar situaciones de "Máximo y mínimo riesgo", a fin de prever
las posibles actuaciones de contingencia en cada uno de esos
casos. Puede ser de mucha ayuda tener diseñadas distintas
categorías de posibles acciones, replanteando los objetivos para
intentar minimizar las posibles consecuencias negativas de la
crisis.
5. Excederse en los
presupuestos y en el endeudamiento: En función de la
flexibilización de la que se dispone, es preciso ajustar la
cuenta de resultados prevista sobre los gastos de la empresa. La
existencia de pérdidas, en particular en el caso de las
multinacionales, aumenta el peligro de cierre empresarial. Por
este motivo, hay que centrar parte de los esfuerzos en conseguir
una financiación o refinanciación para intentar subsanar las
deudas. Sobre todo para las PYME, la financiación del circulante
es fundamental.
6. Descuidar la
delegación de decisiones: Frente a la incertidumbre
reinante, muchas decisiones anteriormente delegadas o
automatizadas, deben de ser examinadas y, quizás,
recentralizadas nuevamente.
7. Continuar sin nuevos
análisis los proyectos e inversiones en curso: Es
preciso reconsiderar los proyectos en marcha o previstos,
manteniendo en el congelador aquellos que no vayan a mejorar a
corto plazo los resultados o la facturación puesto que, ante el
escenario diferente, se debe revisar la validez de las
estimaciones realizadas antes del período de crisis.
8. Desatender a los
posibles cambios del mercado: La situación reinante y
el empeoramiento de las expectativas provocan un acelerado y
continuo cambio en las pautas de comportamiento de los agentes
que intervienen en el mercado. Esto obliga a estar
permanentemente vigilantes a las variaciones en las ventas y a
las reacciones de las empresas competidoras. Cuanto más rápida
sea la respuesta de la compañía frente a los cambios del
mercado, mejor se podrán planificar las estrategias que permitan
restablecer el negocio.
9. Sobrerreaccionar:
La crisis es una situación delicada, por lo que no se deben
tomar decisiones apresuradas. Se debe imponer la templanza. Tan
desaconsejable es la reducción masiva de personal como lanzarse
a hacer contrataciones indiscriminadamente.
10. No prever los
posibles escenarios una vez superada la crisis: Existe
un después de la debacle y hay que pensar en él. El empresario
debe imaginar cómo puede quedar el sector, y replantearse la
búsqueda de nuevos mercados y productos para cuando termine la
incertidumbre.
De esta manera, el estudio
concluyó que quienes eviten caer en estas falencias tendrán más
posibilidades de salir airosos de la crisis y retomar la
actividad normal una vez finalizado el período de incertidumbre
global