La importancia de aprender
a decir NO para alcanzar un SI
Desde la Universidad de Harvard,
especialistas en negociación explican las claves para llegar a un
acuerdo exitoso mediante una nueva estrategia
En tiempos críticos para cerrar un
acuerdo exitosos hay que tener en cuenta muchas variables. Así
lo explica William Ury especialista en negociación de la
Universidad de Harvard, quien destaca que “llegar al sí es sólo
la mitad más sencilla de la ecuación”.
Claves de la negociación
Tal como lo sostiene Ury frente a sus clientes: “Mi gente sabe
cómo llegar al sí; ése no es el problema”. Lo que les resulta
difícil es decir “no”. O, como señalara el ex primer ministro
británico Tony Blair: “El arte del liderazgo no es decir “si”,
sino decir “no”.
Una conversación con el conocido inversor Warren Buffet
fortaleció en Ury la importancia de la negación.
“No entiendo todo esto del Sí. En mi rubro de negocios, la
palabra más importante es No. Estoy todo el día mirando las
propuestas de inversión, y digo No, No, No, No, hasta que
encuentro exactamente lo que estoy buscando. Y entonces digo Sí.
Todo lo que tuve que hacer fue decir Sí unas pocas veces en mi
vida, y con eso hice una fortuna.” El No es la clave para
definir su enfoque estratégico y, por consiguiente, todo Sí
importante puede requerir miles de No”.
Con el tiempo entendí que el principal obstáculo para llegar al
Sí es aprender a decir No de la manera adecuada. A menudo nos
resulta difícil decir No cuando queremos hacerlo, y sabemos que
deberíamos. O lo decimos, pero de una manera que frena el
acuerdo y destruye las relaciones. Cedemos a las exigencias
inapropiadas, a la injusticia y hasta al abuso, o nos embarcamos
en una lucha destructiva en la que todos perdemos.
Para salir de esta trampa, debemos adoptar lo que llamo un “NO
positivo”. A diferencia del No tradicional, que empieza con No y
termina con No, el No positivo empieza con Sí y termina con Sí.
Decir No de manera positiva significa, primero, decirnos Sí a
nosotros mismos, y a nuestros valores más profundos. Cuando
John, ejecutivo de una empresa familiar, tuvo que decirle No a
la exigencia de su padre -y jefe- de que se ocupara del negocio
durante el feriado de Navidad por enésimo año consecutivo,
recurrió a un Sí más profundo a su familia y al respeto por su
persona. Le dijo a su padre: “Mi familia me necesita y me
propongo pasar con ellos las vacaciones de Navidad”.
A continuación, John fijó un límite claro, en un tono
respetuoso: “No voy a trabajar en esta Navidad”. Sin embargo, no
terminó con ese No sino con una propuesta positiva. Le explicó a
su padre cómo organizaría el trabajo en la oficina para que se
hiciera todo lo que debía hacerse, mientras él destinaba el
tiempo que necesitaba a su familia.
De esta forma, el No positivo es una secuencia Sí-No-Sí.
El primer Sí expresa las necesidades y los valores de la
persona, el No consolida su poder, y el segundo Sí afianza su
relación. La clave está en el respeto, tanto a nosotros mismos
como al otro.
El No positivo representa un matrimonio entre las dos palabras
esenciales del idioma: Sí y No. El problema actual es que
divorciamos a nuestros Sí de nuestros No. Sí sin No es
contemporizar, mientras que No sin Sí es declarar la guerra.
El Sí sin el No destruye nuestra satisfacción personal, y el No
sin el Sí destruye nuestra relación con los demás.
Los necesitamos a ambos, y juntos. Porque Sí es la palabra clave
de la comunidad, y No es la palabra clave de la individualidad.
Sí es la palabra clave de la conexión, y No es la palabra clave
de la protección. Sí es la palabra clave de la paz, y No es la
palabra clave de la justicia. El arte máximo consiste en
aprender a integrarlas, a unirlas en matrimonio. Éste
es el secreto para defender lo que sentimos y lo que
necesitamos, sin destruir acuerdos importantes ni relaciones
valiosas.
La manera en que decimos No puede, en ocasiones, parecer muy
poca cosa; pero, con el tiempo, hace una enorme diferencia en
nuestras vidas, en la vida de quienes nos rodean y en el mundo
en general.
Lo cierto es que un No positivo puede unirnos más al otro, en
una relación más auténtica. Pero si no le decimos la verdad,
aunque sea un No, tomará distancia porque siempre habrá algo
importante que permanecerá silenciado entre nosotros.
No cabe duda de que para pronunciar un No positivo hace falta
coraje, visión, empatía, fortaleza, paciencia y persistencia.
Para cambiar los viejos patrones hace falta práctica.
Afortunadamente, cada uno de nosotros tiene muchas
oportunidades para practicar cómo decir No todos los
días.
Debe tomarse como un ejercicio. Están desarrollando el músculo
del No positivo. Con ejercicio diario, ese músculo será cada vez
más fuerte. Con práctica y reflexión, cualquiera puede mejorar
mucho en el arte de decir No para alcanzar un SI.
William Ury
Especialista en Negociación
Universidad de Harvard
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