La Consellería de Justicia, Montserrat Tura ya lo había anunciado en septiembre del año pasado, tras afirmar que un grupo de expertos había trabajado más de un año y medio en la medida y que habían concluido que podría ayudar a los condenados a "frenar el deseo irrefrenable de su actuación patológica".
De todos modos aclararon que este tratamiento siempre será voluntario y reversible, ya que si se abandonara no tendría más consecuencias y sus efectos desaparecerían.
La "castración" que se aplicará será una inyección hormonal que reduce la producción de testosterona, con lo que elimina el deseo sexual mientras se mantenga el tratamiento.
El proceso conllevaría que al acabar su condena se ofreciera a los presos esta posibilidad, que haría que el tratamiento farmacológico disminuyera su deseo y fantasías sexuales, a la vez que se combina con tratamientos psicosociales.
Sin embargo, Tura ha advertido de que este tratamiento no es infalible, ya que se han dado casos de violadores con los órganos sexuales extirpados que sin embargo han reincidido.
Cataluña se convierte así en la primera comunidad española en poner en marcha esta medida.