UN PENE DE UN
MILLON DE DOLARES
Es un vibrador de platino con diamantes
incrustados. Y después dicen que a los ricos les venden cualquier
cosa
Desde que se conocen como joyas, los
diamantes siempre fueron por demás deseados, sobre todo si del sexo
femenino se habla. Seguramente, más de una vez habrán visto a alguna
muchacha caminar de la mano de un adinerado veterano y, a su vez,
reluciendo en su cuello un precioso diamante. De hecho, la propio
Marilyn Monroe se ha encargado de asegurar que "los diamantes son
los mejores amigos de las mujeres"
Sin ánimos de ofender a ninguna
feminista, ni pecar de sexista, cabe destacar que otro elemento que
siempre les ha fascinado a las mujeres (y a varios hombres) es el
órgano sexual masculino.
Teniendo en cuenta estos aspectos, se puede decir que este lujoso
pene es el mejor regalo que se le puede hacer a una mujer. O tal vez
sería el mejor si le agregaran a sus cualidades una planchita para
el pelo y un kit de maquillaje, pero para fortuna de los hombres, la
tecnología aún no ha alcanzado ese nivel de perfección.
Lo cierto es que una joyería lanzó un vibrador de platino con
incrustaciones de diamantes. Más específicamente 1500 pequeños
diamantes blancos.
La idea es de un diseñador de joyas australiano llamado Colin Burn,
que se propuso para 2010 traer al planeta tierra el vibrador más
caro de la historia: de un millón de dólares. "Encuentro al mundo de
la joyería acartonado y conservador. Quiero ser el joyero que no
tiene miedo de dejarse llevar. Este es el producto sexual más lujoso
del mundo", aseguró Burn desde una exposición anual de sex toys
celebrada en Asia.
No es la primera vez que Burn intenta romper moldes en este ámbito.
El más caro hasta el momento cuesta 38 mil dólares y es un dildo de
platino con 400 diamantes y un mango de madera proveniente de un
raro árbol australiano. También diseñó modelos de oro blanco con
diamantes y una perla que vale 8 mil dólares.
El problema para estas joyas del futuro, explica el australiano, es
que las joyerías se niegan a aceptar piezas destinadas al placer
sexual. Y por supuesto, son demasiado lujo para un sex shop que
vende consoladores de silicona. "Estoy en la intersección del mundo
de la joyería y el mundo del sexo", define el hombre.
Más allá de las excentricidades y los inevitables chistes fáciles,
una pregunta surge del inconsciente: este consolador ¿raspa? Si
alguna tiene la suerte de poder contar con él, no dude en dejar su
comentario y despejarnos esa duda
Fuente
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