LA NUEVA VIDA DE
MARIANELA MIRRA
La mediática
emprendió la vuelta a su casa, en Tucumán, para vivir una vida
apacible alejada de la capital
La ganadora de Gran Hermano 4,
Marianela Mirra, anunció que se retira del ecosistema mediático
después de 2 años de alta exposición. Quien fuera alguna vez popular
en las líneas de Bailando por un sueño hoy sólo quiere callar a los
“productores estúpidos” que la “guionaron” durante su carrera
mediática.
“¡No la quiero seguir peleando con el puterío, ni estar en el ojo de
la tormenta! Me harta, me cansa”, dejó muy en claro Mirra, en una
entrevista –acaso la última- con la revista Paparazzi. Como una luz
que se va extinguiendo de a poco, la tucumana de 24 años se explayó
sobre el mundo del… “puterío”: “Como espectadora me gusta y lo veo”,
reconoció.
En su última participación en un reality show, Mirra quedó fuera de
juego en las etapas del Bailando por un Sueño por el voto
telefónico. En ese entonces, se habló de una sobreexposición a los
medios. Para ese entonces, su suerte había menguado, y le dedicaban
apodos como "Fiona Tirapedos".
Pero según la tucumana le contó a la revista, su decisión tuvo más
que ver con el hartazgo que le produjeron las divas preexistentes:
“Acá el tema es siempre el mismo: las grandes divas del espectáculo
de la prehistoria, que siguen con el ‘yo, yo, yo’ dan cátedra de
danza de actuación, de la vida y de todo. Y a mí no me va”, se
resigna Mirra, que participó en un certamen de Ideas del Sur.
Al parecer, la ex participante mediática (pero todavía mediática en
funciones), piensa seguir los pasos de la modelo Jesica Cirio y
poner un spa, o quizás volverse empresaria y tener su propia marca,
como la modelo Karina Jelinek. Mirra quiere “jugar de local”, según
explicó a la revista, y por eso se vuelve a su provincia natal.
“No soy tan flexible como para transar en todo, no quiero que me
esté guionando un productor estúpido”, disparó Mirra, quien se
define como una “provinciana que aspira a ser alguien en lo
artístico”, y que tiene que “pagar un precio muy alto” en Buenos
Aires. Otras chicas pueden pagar ese precio, según Mirra “hay mucha
gente dispuesta”, y ella no piensa volver del más allá, en Tucumán,
para criticar a las que “se ponen en bolas”.
De ahora en más, Mirra ya planea su vida: “A la mañana me voy a
levantar para desayunar con mis padres, meterme en la pileta, iré al
gimnasio para hacer un poco de spinning, leeré alguna revista”. Nada
de compromisos con el teatro, o el bullicioso mundo de los realities
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