Un virus que
burla todas las medidas para detenerlo
El Conficker ha pulverizado las
acciones de la industria informática diseñadas en su contra
¡Pero qué industriosos y diligentes
son estos piratas! Lástima que no dediquen esa energía y esfuerzo en
algo productivo para todos. Cuando hace menos de un mes LA NACION
publicó la noticia sobre una de las mayores epidemias de la historia
de Internet (
http://www.lanacion.com.ar/1100537 ), adelantó que los expertos
aguardaban todavía lo peor. A pesar de su vasta difusión, el
Conficker, también conocido como Downadup, todavía no estaba
causando daño.
Ese "peor escenario" parece estar
ahora más cerca que nunca. El virus -técnicamente un gusano- ha sido
actualizado por sus autores para burlar las medidas que había
instrumentado una coalición de la industria para desactivarlo.
"Hasta ahora, este virus generaba 250 dominios por día al azar y sus
autores sólo registraban algunos de ellos -explica Hernán Coronel,
Systems Engineer de la empresa antivirus Symantec-. Por medio de
esas direcciones de Internet, el virus recibe actualizaciones y
comandos. Así es como se monta una red pirata, una red robot o
botnet . Bueno, la estrategia de la coalición fue quebrar el
código del gusano y registrar de antemano los 250 posibles dominios.
Ahora, la nueva versión del virus en lugar de generar 250 dominios
por día produce 50.000."
Un dominio es la parte significativa
de una dirección web o la que sigue a la arroba @ en una dirección
de e-mail . Con este simple cambio, los autores del virus han
prácticamente pulverizado las contramedidas de la alianza formada
por Microsoft, Symantec, VeriSign y la Autoridad de Números y
Nombres de Internet (Icann, por sus siglas en inglés). Podrían
intentar registrar 50.000 dominios por día, pero esto sería muy
complejo y costoso.
Burlada la posibilidad de que la
coalición industrial acierte con el dominio registrado por los
piratas, excepto que en efecto tomen 50.000 direcciones por día, sus
autores tendrían ya todo listo para que la botnet empiece a
ofrecer sus "servicios". Por ejemplo, difundir otros virus, hacer
envíos masivos de spam o atacar sitios web en masa. "Los
virus ya no son algo para llamar la atención, todo lo contrario,
ahora buscan mantenerse ocultos mientras se propagan para finalmente
emplear todas las máquinas infectadas para fines ilegales", resume
Coronel. Es decir, si la PC del lector tiene el Conficker, su equipo
podría emplearse subrepticiamente para una serie de actividades
ilícitas.
Mensaje mafioso
El cambio en la nueva versión del
Conficker parece menos una medida desesperada que una señal enviada
a la coalición. Después de todo, si el virus empezó con un algoritmo
para originar 250 dominios diarios y ahora pasó a 50.000, ¿qué
evitaría que dentro de un mes pasara a 5 millones? ¿Mil millones? La
verdad es que no hay nada que se lo evite, dado el enorme poder de
las PC modernas.
Ninguna mafia informática quiere a la
industria en su contra, ni mucho menos convertirse en noticias de
los diarios. Ahora, ¿cómo alcanzó el Conficker tal celebridad? "Ha
habido ataques muy grandes de esta clase, pero éste es el mayor",
asegura Coronel.
El virus aprovecha una vulnerabilidad
de Windows que Microsoft debió corregir con un parche de urgencia en
octubre pasado. Esta actualización evita que el gusano entre en la
PC. Sin embargo, la infección logró abrirse paso a un número enorme
de equipos. Tantos, que la amenaza conjuró en su contra a algunos de
los más poderosos de la industria. Ahora, sus autores parecen decir
algo como: "No importa cuán poderosos sean, no pueden apagar nuestra
red pirata".
Casi la única buena noticia en el
frente de batalla es que la cantidad de máquinas infectadas sigue
cayendo, a medida que los medios difunden la existencia del gusano y
las personas limpian sus equipos. Mientras hace un mes se hablaba de
millones, hoy la cifra de computadoras infectadas se estima en los
cientos de miles. Quizá por eso la nueva versión del invasor ha
mejorado también sus técnicas para ocultarse y evitar la detección.
"El Downadup ha dejado de propagarse y ahora está haciéndose fuerte
en aquellas máquinas que logró infectar", diagnostica Coronel
Ariel Torres
LA NACION
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