Eyaculacion precoz. ¿Que es y como combatirla
en tu casa?
¿A
qué se considera exactamente eyaculación precoz?
La eyaculación
precoz es una disfunción sexual, padecida por un 15 a 20% de la
población masculina, que consiste básicamente en una dificultad o
imposibilidad para ejercer un razonable control sobre el reflejo
eyaculatorio. Puede aquejar tanto a los jóvenes como a los adultos,
darse con una mujer y con otras no, ser algo situacional que
aparezca en una determinada edad -ya que conflictos dentro o fuera
de la pareja pueden alterar el control eyaculatorio- o coexistir
desde los inicios sexuales.
Se ha tratado de definir al eyaculador precoz por el número de
bombeos que realiza luego de penetrar, o por el tiempo que tarda en
eyacular, o bien tomando el parámetro de que llega al orgasmo antes
que su mujer en un porcentaje determinado de relaciones. Según mi
criterio el rasgo sobresaliente es que no se logra un control
voluntario sobre la eyaculación, no importa el tiempo que se tarde
en llegar a ella o si se ha consumado o no la penetración: cuando se
excita llega rápidamente al orgasmo sin poder demorarlo ni
interrumpirlo, y no es porque se excita mucho sino porque se acelera
demasiado. Digo esto porque hay hombres que terminan en los juegos
previos, apenas intentan penetrar o con sólo sentir que le tocan el
pene. La pregunta sería si es posible ejercer un control racional
sobre la sensación orgásmica una vez que se haya desencadenado y la
respuesta es que, en la llamada fase de inevitabilidad eyaculatoria,
esto no será posible. Y me refiero a un manejo de los tiempos, a
poder detenerse cuando se está en los umbrales. La mayoría de la
gente piensa que este control puede ejercerse mentalmente, por una
orden del cerebro, pero ello no es viable. Podría tramarse una
analogía con los reflejos: si yo me clavo una aguja en cualquier
parte del cuerpo no podré impedir el dolor; la única manera de
evitarlo sería alejar mi cuerpo de la aguja. El eyaculador precoz no
puede -o no sabe- detenerse a tiempo por propia decisión, ni reducir
el ritmo de bombeos o buscar variantes en el juego sexual que
desaceleren su excitación.
Para ser gráfico, podría decir que el control que no tiene sobre sí
le impide enviar la orden de detenerse antes de comenzar a
experimentar la vivencia orgásmica. Una vez que se ha ingresado a
ella, ya no se puede volver atrás.
¿A qué recursos caseros se puede recurrir para evitar la eyaculación
precoz?
Hay un criterio machista que nos enseñó que el "varón bien
plantado", es aquel que, en cualquier circunstancia, penetra
rápidamente a su compañera y también muy rápido termina su faena.
Basados en el mito de la excitación desmesurada, estas personas,
lamentablemente avaladas por algunos médicos, recurren a diversos
remedios caseros, tales como:
? Colocarse pomadas anestésicas o profilácticos.
? Pensar en los negocios del día siguiente.
? Realizar cálculos matemáticos.
? Decir el abecedario al revés.
? Recordar un partido de fútbol.
? Mirar televisión mientras hace el amor.
? Pedirle a su pareja que no le toque los genitales.
Un paciente mío refería dramáticamente que, para no irse rápido,
"pensaba en que lo corrían unos perros por un cementerio"; otro
recordaba al padre fallecido. La ecuación errónea es: más
antierótica es la imagen, mayor será el tiempo coital.
La realidad nos dice que es al revés: todos estos recursos lo único
que consiguen es hacerlo terminar más rápido, ya que a mayor
desconexión de la corteza cerebral los reflejos se dan, por vía
subcortical, de una manera acelerada. Pensar en otra cosa lo único
que logra es disminuir el control cortical sobre el reflejo y, en
consecuencia, se da más rápido. Como ya apuntara, una vez que se
descargó el orgasmo, nada ni nadie lo puede detener, porque los
músculos comprometidos en la eyaculación comienzan a moverse de un
modo espasmódico sin que se pueda ejercer ningún tipo de freno sobre
ellos. Algunos se colocan cremas anestésicas o penetran a sus
parejas cubriéndose el pene con dos profilácticos con intención de
reducir la sensibilidad, pero adormecer o pretender aislar la zona
con látex no resuelve el problema. Estas cremas o pomadas se
desaconsejan, porque al anestesiar, inclusive la vagina de la mujer,
atentan contra el placer y la percepción del momento previo al
orgasmo. Que un varón pruebe estos recursos parte del hecho de
relacionar al problema con la hipersensibilidad: el eyaculador
precoz no siente más que otros, por el contrario le cuesta percibir
sus sensaciones preorgásmicas. Prefiero decir que son individuos
particularmente ansiosos o impacientes, y muchas veces están más
conectados con el deber que con el placer. Son personas muy
"ocupadas", poco dadas al ocio, con su vida agendada y, por ende
siempre apuradas. Y esto también lo trasladan a la cama.
Otro pésimo recurso es masturbarse antes del acto sexual: apunta a
controlar mejor el segundo orgasmo y lo consigue a expensas de
aumentar el período refractario (o tiempo de espera) entre una
eyaculación y la siguiente. No debemos olvidar que esto le ocurre a
todos los individuos y es observable en el simple hecho de que más
coitos se tienen en un encuentro, más se tarda en terminar en los
posteriores al primero. Aun así, el problema básico del eyaculador
precoz subsiste: él no puede controlar voluntariamente cuándo
hacerlo, aunque dure un poco más. Por otra parte, hay que tener en
cuenta que este método puede resultar un paliativo para alguien de
20 o 30 años, pero pasados los 40, ya no será tan fácil obtener una
erección si ha existido una masturbación previa al acto sexual, lo
cual redundará en un agravamiento del conflicto y en la sensación de
fracaso.
¿Cuáles son las causas de la eyaculación precoz?
A veces nos preguntan si hay causas orgánicas en su génesis:
prácticamente son inexistentes. Podría observarse en algunos casos
donde hubiese una alteración neurológica o prostática, pero esto
ocurre en un mínimo porcentaje. En la mayoría es una mezcla de
ansiedad mal canalizada, un deficiente aprendizaje o situaciones de
conflicto con su pareja. Cuando hablamos de mal aprendizaje nos
referimos a que ese individuo no aprendió cómo demorar la
eyaculación. En este sentido pueden hacerse muchas analogías con la
masturbación. Por ejemplo, vemos aquel que en su adolescencia se
masturbaba mirando una revista pornográfica y lo hacía estimulándose
sin solución de continuidad hasta eyacular. También vemos el otro
que lo hacía con pequeñas paradas: ojeaba la revista, pero
deteniendo la estimulación al pasar la página o bien cuando sentía
la llegada del orgasmo. Muchos eyaculadores precoces responden al
primer modelo, no saben adentrarse en las sensaciones previas al
orgasmo y allí detener la intensidad del bombeo. El segundo modelo
responde al individuo que fue incorporando conductas de autocontrol,
aunque fuera de modo inconsciente, las que hoy lleva a la práctica
en su vida sexual.
Es interesante detenernos en las reacciones que pueden tener las
parejas de quienes no controlan el orgasmo y, como en muchos
aspectos relacionados con la sexualidad del eyaculador precoz,
dependerá de cada una de ellas. Hay un tipo de mujer que comprende
el problema del compañero, no complicará la situación haciéndolo
sentir obligado a cumplir y, en el mejor de los casos, se ofrecerá a
acompañarlo a consultar con un especialista. Pero también existen
las mujeres que ponen a sus parejas entre la espada y la pared
diciéndoles que no pueden terminar si no es a través de la
penetración, lo cual es demoledor para un varón con las limitaciones
de un eyaculador precoz o con dificultades erectivas.
¿Cuál es el tratamiento más eficaz?
En ciertos casos es necesario explicarles que si no pueden controlar
su ansiedad e impaciencia en el consultorio (algo así como el
"cúreme rápido, doctor") tampoco podrán hacerlo en el lecho. En
otros casos, especialmente en ciertas personalidades fóbicas con
intensa sensación de angustia o temor, es necesario recetarles
medicación antifóbica o ansiolítica, generalmente mientras dure el
tratamiento. Hay médicos que utilizan indiscriminadamente diversos
antidepresivos y sedantes, sin saber que, con ciertas dosis y en
ciertos pacientes, pueden inhibir el deseo, agravar o generar
cuadros de impotencia, problemas prostáticos y urinarios, glaucoma,
insomnio y sedación intensa, mareos o ansiedad. No digo que no se
puedan usar y, de hecho, se prescriben en ciertos y precisos casos,
pero es recomendable que los indique alguien que conozca lo
suficiente de psicofármacos y qué dosis se dan de estos para la
eyaculación precoz y así no acarrear más problemas al paciente: la
prescripción de algunos antidepresivos para esta disfunción está en
controversia y no del todo avalada en algunos círculos académicos, a
pesar de que se usan con profusión. Mi opinión es que son efectivos
como coadyuvantes en las Terapias Sexuales ya que su uso aislado
crea fracasos terapéuticos o dependencia a la droga.
Se le puede aconsejar que lean libros de divulgación de temas de
sexología: creemos que el 1er nivel terapéutico es el de una
información tranquilizadora. Incluso hay libros de autoayuda. Algo
que particularmente se debería desaconsejar al eyaculador precoz es
la utilización del coitus interruptus, de por sí un pésimo método de
control anticonconceptivo, ya que se basa en percibir las
sensaciones previas al orgasmo y retirar el pene para eyacular fuera
de la vagina. Como los individuos que lo padecen no tienen un
control claro y voluntario de estas señales, la aplicación del
coitus interruptus tiene resultados desastrosos: hay peligro de
embarazo no deseado y además le aumenta la ansiedad por tener que
estar pendiente de la situación en lugar de gozarla
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