EMPLEADOS
MILLONARIOS
Cuál es la actitud de los
trabajadores que se hicieron ricos y siguen en su puesto en las
empresas. Los casos de Microsoft y Citigroup. Qué pasa con la
crisis.
La presencia de un millonario o de
alguien próximo a serlo entre los empleados de una organización no
representa ninguna novedad. Desde hace muchos años, quienes trabajan
en las empresas son testigos del desempeño de hijos, yernos u otros
parientes de los dueños o accionistas principales. Estos empleados
pertenecen, con frecuencia, aunque no siempre, a la categoría
indicada y su tratamiento y sus privilegios no son los mismos que
los de los trabajadores comunes.
Las menciones acerca de los empleados millonarios se hicieron más
frecuentes desde hace algunos años tal vez como consecuencia del
éxito de Microsoft, empresa en la que surgió una nueva categoría: la
de los jóvenes empleados, de unos 30 a 40 años, que se habían
enriquecido por medio de sus opciones de compra de acciones. D.
Lavin, en un artículo titulado Millionaires at Work, publicado en
Fortune en abril de 1995, señaló lo siguiente: “En general, los
empleados de Microsoft con más de seis años de antigüedad tienen la
posibilidad de enriquecerse y de ser financieramente independientes.
La opción de compra de 1.500 acciones, típica de un trabajador común
en 1982, más adicionales posteriores, compuestos y no tocados,
equivale hoy en día a más de u$s 5 millones. Unos 10.000 empleados
comunes de la compañía, sin incluir a gerentes y directores, tienen
opciones de compra de acciones por valor de u$s 3.000 millones”.
Con el correr de los años el tema adquirió más visibilidad. Se
observó que los empleados millonarios se concentraban no sólo en la
industria de alta tecnología sino también en el mundo de las
finanzas. S. Wetlaufer, en un artículo publicado en la Harvard
Business Review explica que el 30% de los empleados de Microsoft
eran millonarios y que 1.000 empleados de Citigroup ganaban
anualmente más de un millón de dólares en efectivo.
Respuestas. ¿Qué
actitud adoptaron los nuevos ricos? ¿Dejaron de trabajar? Los
comportamientos fueron variados. Algunos siguieron trabajando en las
empresas y se dedicaron a la vez a comprar automóviles de lujo,
aviones particulares, mejores viviendas u obras de arte. Otros se
alejaron porque la compañía, al haberse transformado en una gran
organización había perdido el atractivo ambiente de trabajo de sus
primeros años. Una opinión citada en un artículo de Fortune dice que
“los que se quedaron lo hicieron porque le encontraban sentido a sus
trabajos y no porque quisieran ganar más plata”. Otra opinión, la de
B. Nelson, la contradice y señala que había quienes continuaban
trabajando porque se habían acostumbrado al brillo y a los
beneficios del éxito.
Este autor además indica que algunos de los que seguían trabajando
lo hacían debido a un deseo profundo de continuar poniendo a prueba
sus capacidades, mientras que otros lo hacían porque no sabían qué
hacer con sus vidas.
Wetlaufer llega a la conclusión de que, si se quería contratar a
quienes habrían de ser empleados millonarios, o llegarían a serlo en
forma rápida, se debía buscar a personas que anhelasen, más que a
ganar mucho dinero, dejar un legado en este mundo. Claro, esto era
más fácil de decir que de llevar a la práctica; pero, de
conseguirlo, se habría contratado a personas que habrían de ser más
fáciles de retener. También observa que éstas, una vez contratadas,
necesitaban enfrentar en sus trabajos desafíos cambiantes, cada vez
más difíciles y sin interferencia desde alguna parte de sus jefes.
¿Y si un empleado millonario deseaba retirarse de la empresa? La
recomendación era aceptar la decisión con gracia para que se alejase
contento y la puerta quedase abierta por si deseaba regresar, como
sucedía con cierta frecuencia.
¿Realmente no les interesaba el dinero? Un ejecutivo, acostumbrado a
contratar a especialistas en un medio donde los candidatos eran
millonarios señala que había aprendido a lo largo de los años que
“algunas personas podían ser felices con un milloncito en el banco;
otras sentían que diez veces esa suma seguía siendo una cantidad
insignificante. Para éstos, ganar dinero era una forma de competir y
ninguna suma les era suficiente si otros ganaban más. Éstos eran los
que había que evitar porque los motivaba una sed que ninguna empresa
podía saciar”.
Los ejecutivos que tenían a su cargo a los empleados millonarios
eran a su vez empleados millonarios lo cual los convertía en algo
así como hermanos espirituales. Quizás, lo que antecede ayude a
entender en la crisis actual las dificultades para manejar los
salarios de los empleados millonarios en las empresas que reciben
ayuda por parte del gobierno de Estados Unidos. O, tal vez, confirme
lo que desde hace mucho nos enseña la sabiduría popular; esto es,
que el que tiene plata hace lo que quiere
http://www.revista-fortuna.com.ar
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