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El crudo relato
de una mujer violada en Mendoza
Se trata de la mujer de 45 años que fue
sometida en las inmediaciones del Parque Central en la noche del
sábado, en medio de una ola de abusos sexuales y violaciones.
Deshecha, contó cómo vivió aquel momento y el modo en que fue
tratada por los profesionales de la salud y la Policía. En un video
la víctima brindó un fuerte testimonio
¿Mendoza está preparada para
asistir a las víctimas de delitos sexuales? O en todo caso,
el actual sistema (salud y judicial) ¿está bien diseñado?.
Las preguntas son oportunas después de escuchar el relato de
una mujer violada, quien después del trauma pasó por otras
situaciones, igualmente terribles, asociadas al trato que le
brindó el Estado: desde la asistencia médica, policial y
judicial. El caso de la víctima, que accedió a brindar su
testimonio, se produjo en medio de una preocupante serie de
abusos y violaciones.
Esta mujer (en adelante V.) fue una de las últimas víctimas
abusada sexualmente en Mendoza. El sábado por la noche un
hombre la atacó en la esquina de Perú y Salvador Reta, en la
Cuarta Sección, frente al Parque Central. En las notas
periodísticas publicadas el domingo y también el lunes hay
errores y hasta mentiras -según ella-, por lo cual necesitó
aclarar todo. Sin embargo, también pretende que se revea el
sistema de tratamiento a las víctimas de este tipo de
delitos, sobre todo la metodología de abordaje apenas
sucedido el ataque.
No fue fácil para V. hablar frente a una cámara y a un
desconocido. En todo momento contuvo las lágrimas aunque no
lo consiguió. Se esforzaba para que la voz saliera clara de
su boca, pero en este intento también fracasó. Aún está
mal, la asaltan los recuerdos todo el tiempo; se la ve
acelerada, por momentos enojada, intenta justificarse todo
el tiempo y con temor a ser reconocida. A tal punto tiene
temor a ser identificada, que hubo que prestarle un buzo de
MDZ para esconder las prendas que llevaba puestas.
Sucede que su madre está enferma y no le ha contado qué le
sucedió el sábado. Tampoco quiere que se sepa en su trabajo
que fue violada, y por el motivo que sea, está en todo su
derecho de dar su testimonio como quiera, quienes deben
conocer su identidad son las personas ligadas a la salud, la
justicia y el personal policial que la contuvo el domingo.
Se quejó de que las enfermeras del Lagomaggiore no la
querían atender hasta que no pusiera la denuncia; V. dice
que estaba desesperada por ser atendida por un médico, que
la medique y cure la hemorragia anal producto de la
violación. Pero no todo quedó allí. Cuando volvió al
hospital por la noche, después de haber radicado la
denuncia, las enfermeras le recriminaron por haberle dicho a
la Policía que no la habían atendido; la víctima sostiene
que no contó otra cosa que no sea la verdad. Sucede que las
profesionales estaban molestas porque MDZ publicó casi de
inmediato las quejas que la mujer hizo en la comisaría
Quinta, de Capital.
Y es este el punto que V. sostiene que debería funcionar al
revés. Primero medicar a la persona que dice ser víctima de
un abuso sexual, con el protocolo correspondiente, y después
que se realicen los trámites judiciales. Pero, cuando
regresó por la noche, las enfermeras argumentaban su enojo
diciéndole a la mujer: “¿Usted sabe cuánto sale el kit que
se le aplica a las víctimas de abusos sexuales”. A V. poco
le importaba eso y a ninguna persona que fue violada le va a
importar.
Por otro lado, está muy molesta con el rumor que echaron a
correr desde la propia policía sobre que era una fabuladora
y que ya había realizado denuncias falsas. Es necesario
aclarar que el periodista que firma esta nota escuchó ese
comentario, incluso llegó a ser publicado en otro medio
gráfico.
En los siguientes videos está el testimonio de V. Es
importante escuchar qué tiene para decir.
Video 1
Video 2
La entrevista hubo que finalizarla abruptamente porque
V. rompió en un llanto desconsolado y volvió a evocar el
momento de la violación. Se trata de un trauma que la va a
durar, posiblemente, toda la vida.