Bebe sobrevive
tres días junto a su madre fallecida
Guadalupe tiene 7 meses. Estaba
grave, pero logró recuperarse. La joven madre se suicidó. Una
historia de dolor y milagro en la ciudad de Resistencia.
Liliana Castro, a pesar de sus jóvenes
18 años, sintió que no podía más y tomó la peor decisión. Buscó
entre sus cosas, colgó un cable de uno de los tirantes de la única
parte de su casa que tenía techo, se subió a una silla, se enredó el
cuello y saltó a la muerte. Abajo, a un par de metros, dos ojitos se
movían entre el denso silencio. Eran los de Guadalupe, la beba de 7
meses de la joven que acababa de suicidarse.
Desde ese momento, la beba comenzó a protagonizar una historia de
dolor y milagro. Pasaron tres días antes de que fuera encontrada por
su padre, quien había dejado el hogar tiempo atrás. Estaba
deshidratada y casi no reaccionaba.
Parecía muerta.
Sin embargo, luego de dos días en el hospital Avelino Castelan,
volvió a su misión de descifrar el mundo .
Lo ocurrido con Guadalupe conmueve por estos días al Chaco. Liliana
era una madre primeriza, que a pesar de su adolescencia tenía un
gran sentido de responsabilidad con su hija. La cuidaba, la quería,
y sobre todo no dejaba nunca de darle el pecho . Esa leche materna
pudo haber sido la clave de la supervivencia de la niña, creen los
médicos.
La joven venía pasando momentos duros . Su madre había fallecido
seis meses atrás, y había finalizado la relación con el padre de
Guadalupe, un muchacho de 20 años. Según la familia de Liliana, él
la había abandonado, y aportaba poco y nada para la subsistencia de
la beba .
Ella, con todo, intentaba salir adelante, se ilusionaba a veces con
un cambio de suerte. Un buen trabajo era su sueño preferido, pero no
era fácil. La edad, los escasos estudios y luego el embarazo le
jugaron en contra. Cuando llegó su hija, la alegría se le aplastaba
bajo el peso de la angustia que significaba no poder darle lo mínimo
indispensable.
Las dos vivían en una pequeña vivienda de Barranqueras, una
localidad vecina a Resistencia, volcada sobre el río Paraná. La casa
estaba a medio hacer; ni siquiera tenía completo el techo. Conseguir
la comida de cada día era un desafío que comenzaba temprano, y que
muchas veces terminaba mal.
El futuro se iba volviendo un túnel cada vez más estrecho.
“Ella sentía mucho las carencias que tenía”, dice Mariana, hermana
de Liliana.
“Estaba muy sola, él no la ayudaba nada” , agrega, refiriéndose al
padre de Guadalupe. Ella es quien tiene por ahora la guarda de la
nena. Trabaja en una fábrica de helados, y en su casa hay otros
chicos. Uno de ellos, de un año, es hijo de su madre (y la de
Liliana), fallecida recientemente.
“Yo quiero la tenencia”, dice abrazando a Guadalupe, y a veces
quebrada por la emoción. “Espero que la Justicia no le dé la nena a
él. Si no fue responsable antes, ¿por qué va a ser responsable
ahora?”, plantea. Cuando se le pregunta si necesita ayuda, responde
que sí. Sobre todo, leche.
La beba tiene un aspecto saludable y es apenas inquieta. Los médicos
se asombraron de que tras tres días sin ingerir alimento alguno ni
líquido haya sobrevivido y que además su recuperación haya sido tan
rápida, si bien todavía está bajo observación.
Para la Justicia no hay nada que indique que la muerte de la joven
madre haya sido otra cosa que un suicidio. Entre los familiares de
Liliana tampoco circula la sospecha de que haya sucedido algo
distinto. Ya la veían agotada y deprimida en las últimas semanas,
aunque no imaginaban el desenlace. /clarin.com
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