Maria Eugenia
Suárez: Nacho Viale es el hombre de mi vida
La ex “Casi Ángeles” dio una
entrevista a la revista Hola y protagonizó una sensual producción
fotográfica. Su relación con el nieto de Mirtha Legrand
A los 18 años, la actriz María Eugenia
Suárez -que se hizo famosa por su personaje de Jazmín en Casi
ángeles- está pasando sus primeras vacaciones junto a su novio,
Ignacio Viale. Se hospedan en Casablanca, el refugio que Mirtha
Legrand tiene en Punta del Este. “Con Nacho nos llevamos bárbaro, es
la persona con la que me gustaría compartir toda mi vida”, dice.
Eugenia empezó a trabajar en televisión a los 6 años, casi por
casualidad. “Estaba jugando en una plaza y un fotógrafo me sacó una
foto y le dijo a mi mamá que la mandara a una agencia de
publicidad”, recuerda. Las primeras fueron para las pastas Don
Vittorio, de Perú, y para una marca de dentífrico en Uruguay. A los
11, entró en la productora de Cris Morena para formar parte del
elenco de Rincón de luz y tres años más tarde se convirtió en la
protagonista de Casi ángeles, el último gran éxito infantil de Cris
Morena, que duró cuatro años en pantalla y, al igual que Rebelde Way,
tuvo su grupo de música, Teen Angels, con el que Eugenia grabó
cuatro discos y salió de gira por Israel, España, Perú y Chile.
–Veo que hacer dieta no forma parte de tu vida.
–Nunca hice ninguna dieta y espero no tener que hacerla, porque me
costaría mucho. Cuando voy a un restaurante me gusta pedir milanesas
con papas fritas. Odio esos lugares en donde los platos son mini y
le tengo que pedir al mozo que me explique toda la carta. Soy muy
simple, sólo tengo problemas con la comida cuando viajo porque no me
gustan los picantes ni el pescado. Cuando nos vamos de gira a
Israel, me llevo hasta la leche en polvo, porque ahí todo tiene otro
sabor y la paso realmente mal.
–¿Sentís que sacrificaste muchas cosas por haber empezado a trabajar
de tan chica?
–No, para nada. Tengo la suerte de trabajar de lo que me gusta y de
haber descubierto mi vocación. No siento que haya quemado etapas,
sólo tuve una infancia diferente. De todos los prejuicios que
circulan alrededor del mundo de la televisión, el único cierto es
que es complicado seguir con el colegio.
–¿Cómo manejaste ese tema?
–Cuando empecé con Rincón de luz, a los 11 años, me cambié del
colegio al que iba a uno que era de medio turno y quedaba a una
cuadra de casa. Y ahí la pase muy mal porque mis compañeritas me
hacían la vida imposible. Me dejaban cartitas amenazándome con que
me iban a cortar el pelo y me acuerdo de que una vez sellaron el
timbre de mi casa con pegamento para que no le pudiera avisar a mi
mamá que me abriera la puerta. Por suerte fueron sólo dos años y en
la secundaria volví a mi colegio anterior.
–¿Terminaste el secundario?
–Todavía no. En tercer año me echaron por mala conducta y me cambié
a un secundario acelerado. Pero también fue un desastre: primero
repetí y después me quedé libre. El problema es que soy muy
inquieta, tengo déficit de atención y me cuesta mucho concentrarme.
Por eso ahora empecé un programa de estudio a distancia y sólo me
queda hacer quinto año. Es algo que quiero terminar porque se lo
prometí a mis papás. Además, siempre me gustó la psicología. Creo
que está bueno tener un plan B, porque en el ambiente de la
televisión hoy estás y mañana no sabés.
–¿Hacés terapia?
–No, fui una sola vez y la psicóloga no paraba de preguntarme si me
había pasado algo malo en mi infancia. Mi mamá es mi mejor amiga,
amo que me acompañe a todos lados y me ayude con todo lo que
necesito. Imaginate que hasta venció el miedo a manejar para poder
llevarme y traerme de acá para allá. Y mi papá es una persona que
admiro muchísimo y que siempre me aconsejó muy bien. Creo que es
gracias a la educación que recibí de ellos que, a pesar del trabajo
que tengo, nunca me enganché en cosas que hacen mal ni perdí la
humildad.
–¿Eso es algo que compartís con Nacho?
–Sí, tenemos muchos valores en común. Además, los dos tenemos
caracteres muy fuertes, aunque yo soy un poco más tranquila y él es
más de sacarse. Otra cosa en la que coincidimos siempre es en la
imagen que tenemos de alguien que acabamos de conocer y lo que nos
genera esa persona. ¡Es increíble!
–¿Y en qué se diferencian?
–Nacho es más dado con la gente, le cayó súper bien a mi familia y a
todas mis amigas. En cambio, yo soy más tímida y callada, admito que
me cuesta entrar en confianza.
–¿Cómo se vive ser un referente de millones de chicos que siguieron
Casi ángeles?
–No soy muy consciente de eso. La verdad es que no me considero un
referente. Me parece rarísimo que haya chicas que se hacen la misma
estrellita que tengo tatuada en el cuello o que se compran la misma
ropa que yo. Creo que, aunque estoy muy conforme con mi forma de
ser, no soy ejemplo de nada. No quiero que nadie me imite porque,
como cualquier persona, cometo millones de errores.
–¿Cómo manejás la gran exposición que te da la televisión?
–Cuando estoy en un lugar público y alguien me reconoce,
automáticamente me empiezan a transpirar las manos y me pongo muy
nerviosa. Trato de resguardarme lo más que puedo. Igual, no creo que
todavía sea famosa, no me identifico con esa palabra. Ojalá en algún
momento despegue y me haga un nombre dentro del ambiente artístico./hola.com
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