Cuándo un amante
irrumpe en la pareja?
El amante está siempre ahí, esperando el
momento en que uno decida encontrarlo. El amante está presente en
las fantasías o en el flirteo histérico de quien juega sin consumar
el acto. Puede aparecer y desaparecer al término de "una noche
desmemoriada". Puede llegar a quedarse por unos días o extender su
estancia hasta tener horarios fijos y, con suerte algún "bonus"
sorpresa, más allá del "horario de almuerzo", las "horas extras",
del "fútbol con amigos", la "cena con las chicas" o de tantos otros
malabares de agenda
El amante está casi siempre a
disposición y es poco frecuente que venga con demandas o exigencias.
Es que el amante no parecer tener compromisos, solo la "obligación"
de cumplir con ciertas "insatisfacciones".
Nadie pretende, al menos en esta nota, cuestionar la figura de quien
decida tener un amante ni, mucho menos, de quien se precie de tal.
Tampoco es que vayamos a fomentar la idea. Tal vez hoy esté bueno
sentarse a pensar si necesitamos tenerlo o, al menos, si lo
deseamos, pero a conciencia.
¿Por qué tenés un amante o te gustaría tenerlo? ¿Qué tipo de amante
creés necesitar? ¿Cuándo es conveniente romper con las leyes de la
legalidad y avanzar, cada día, con menos miedos y culpas? ¿Es la
adrenalina de lo prohibido lo que enciende y sostiene la pasión?
Buscar un amante implica, en las generales de la ley, salir en busca
de quien pueda paliar una lista de "faltas o ausencias" que, en cada
caso, pueden ser muchas o pocas y tan precisas como confusas o
inconscientes? ¿Qué es lo que te esta haciendo falta o te gustaría
"completar"?
En la mayoría de los casos, solemos otorgarle al amante una serie de
"superpoderes", propios de los cuentos de hadas o de ciertos dibujos
animados. En tan solo dos horas (o mucho antes) nuestros
"superhéroes del sexo y la pasión" parecen poder llevarnos a
descubrir nuevos paraísos o hacernos quemar en el mas fogoso de los
infiernos. En verdad, no hacen más que ayudarnos a escapar de esa
vida a la que decidimos poner en la columna de lo "oficial" o "bien
visto" (¿por quién?).
No es que ya sea hora de ir sacando conclusiones (cada cual le dará
a esta nota el final que considere oportuno), pero si es bueno ir
consensuando algunas situaciones universales o, al menos, bastante
comunes en el mundo de los amoríos y de las trampas.
Hay un grupo de hombres y mujeres que buscan un amante porque es más
fácil y menos comprometido el "delivery" que sostener encendido el
fuego del hogar o animarse a escuchar, ofrecer o pedir alguna receta
casera. El día que muchos de quienes hoy tienen amantes descubran
que lo único que necesitan es decirle a sus parejas lo que
verdaderamente desean o necesitan, la satisfacción tendrá un lugar
de mayor provilegio en el bando de las "legalidades".
Es cierto que hay muchos otros casos en los que es mas que difícil
poder decir o animarse a escuchar. Y hay tanto que perder que "mejor
seguir así...mal, pero bien, a la vista de todos" (incluso a la
vista de uno mismo, lo que es mucho peor). Son los que suelen tener
amantes "más formales o legalizados". Suelen invertir en
departamentos después de haber descubierto que los hoteles y los
regalitos le han comido la mitad del sueldo.
Están también a los que la figura del amante los ayuda a estimular y
sostener la historia oficial. Algunas esposas lo saben (algunos
pocos esposos también) pero, muy a su pesar, sacan provecho de la
pasión que les viene heredada de la "ilegalidad".
Los "amantes de fantasía" también ayudan a mantener encendida la
caldera pasional. Están los creativos que imaginan el escenario y
los personajes que quieren jugar y, con solo cerrar los ojos, se
programan para la aventura. También, en este rubro, están quienes le
hacen creer a sus parejas que hay otros que los desean y que no
saben de lo que se están perdiendo (no se imaginan cuantas mujeres
se "autoenvian" flores y cuantos hombres se "autoperfuman" o se "automanchan"
con rouge la camisa para celar a sus parejas)./ revistaohlala.com
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