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LADRON SE ENAMORA
DE SU VICTIMA ADOLESCENTE
En la ciudad de La Plata, una joven
adolescente identificada como Ayelén Cabrera (18) y su abuela
Pascualina (75), se encontraban solas en su casa cuando un
delincuente entró a robar
La escena en un principio no escapa
de lo que hoy en Argentina es regular: el ladrón ingresó con
violencia empujando a la anciana y arrojándola al suelo
estrepitosamente, pero en ese instante la compasión lo invadió y
decidió ayudar a la mujer. La acompañó hasta a su habitación y hoy,
Pascualina cuenta que el gesto le pareció generoso.
Es entonces que Ayelén se dirige a la cocina para buscarle un vaso
de agua a su abuela, y el ladrón la sigue para evitar que llame a la
policía.
Cuando estuvieron solos, ella temiendo lo peor, decidió hacerle un
comentario amable para calmar la tensión y generar la misma
compasión que sintió por su abuela. “Que lindos ojos tenés”,
manifestó la joven.
Esa fue la llave que abrió el corazón del delincuente, quien
comenzó, cual “enamorado en el día del estudiante”, a utilizar todo
tipo de estrategias para conquistarla, a tal punto que incluso le
pidió el teléfono. “O me robás o me chamullás” le dijo la joven,
quien se dio el lujo de bromear en una situación que había comenzado
como una gran pesadilla.
En ese punto, se podría decir que Ayelén tomó el control de la
situación con sus encantos, pues llegó a decirle al muchacho qué
cosas robar y cuales no. “Me quiso robar una cadenita, pero le pedí
que esa no se la llevara porque es muy importante para mí. Me hizo
caso y quiso agarrar un minicomponente, pero le expliqué que ya no
andaba más, así que me lo dejó también”, señaló Ayelén.
Por otro lado, aunque si bien él, extasiado por la belleza de la
chica, le dijo una veintena de piropos, no escatimó en criticar el
estado de su habitación que era, aparentemente, deplorable. “Flor de
quilombo tenés acá”, cuenta la joven que le dijo el ladrón. De todos
modos ella reclamó: “Encima que me estaba robando se dio el lujo de
criticarme”.
En medio de la charla descubrieron que tenían algo en común: eran
hinchas del mismo equipo, Gimnasia de la Plata. Y como si fuera
poco, todo ocurrió cuando “El Lobo” jugaba un clásico intenso con
Estudiantes de La Plata. Él tomó la camiseta, que la joven tenía en
su habitación, entre sus manos, la besó y se despidió sin robar casi
nada, luego de que la víctima le endulzara el corazón.
Sólo se llevó el teléfono celular de Ayelén. Pero antes de partir,
se acercó una vez más a la adolescente, le pidió que abriera la mano
y le dejó el chip del teléfono: “Guardálo. Algún día me vas a dar tu
número”.