Cayó el apóstol
que cocinó a sus compañeros de cárcel
Ariel "El Gitano" Acuña está detenido en
la unidad de máxima seguridad de Alvear, luego de intentar apuñalar
a un policía. 24CON lo entrevistó cuando aún estaba en libertad
Con un pasado que lo condena y un
presente al que parece no haberle encontrado salida, Ariel "El
Gitano" Acuña Mansilla, el ex miembro de los doce apóstoles que
confesó haber cocinado empanadas con carne humana volvió al mundo
penitenciario luego de más de dos años de libertad.
Según fuentes policiales, un llamado de los vecinos de William
Morris -Hurlingham- alertó el último 30 de diciembre sobre una
disputa familiar fuera de control. Cuando los móviles policiales de
la comisaría tercera llegaron al lugar, encontraron a Acuña
-aparentemente bajo el efecto de estupefacientes- armado con un
cuchillo con el que realizaba cortes en su propio cuerpo y amenazaba
con agredir a miembros de su familia y vecinos.
Cuando el personal policial intentó calmarlo y dominar la situación,
Acuña habría atacado a los uniformados, quienes abrieron fuego. El
Gitano cayó herido con un balazo en la pierna y fue reducido por los
agentes.
Después de un tiempo en el hospital y en la propia comisaría, Ariel
Acuña fue trasladado a la Unidad 30 de General Alvear, de máxima
seguridad y régimen cerrado. Fuentes del Servicio Penitenciario
confirmaron a 24CON su ingreso el pasado 17 de febrero, donde
permanece desde entonces.
A mediados del año pasado, 24CON entrevistó al Gitano en su
domicilio de la localidad de William Morris, Hurlingham. En ese
momento, llevaba dos años en libertad y trataba de cambiar de vida
junto a su mujer y su hijo como repartidor de quesos y por medio de
trabajos ocasionales y changas. Juraba que no quería volver al
delito.
En sus 37 años, había estado más de 20 dentro de diferentes penales
del Servicio Penitenciario Bonaerense debido a su nutrido prontuario
delictivo. En su haber figuaraba el asalto a blindados junto a la
banda del "Gordo" Valor, pero fue sin dudas después del Motín de
Sierra Chica cuando su nombre quedó instalado en las principales
páginas de la historia delictiva argentina.
Acuña se animó a contar ante las cámaras de televisión todos los
detalle del sangriento Motín ocurrido durante la Semana Santa de
1996, en el que 17 personas -incluyendo una jueza- fueron tomados de
rehenes durante nueve días con un saldo de ocho presos muertos,
siete de los cuales fueron incinerados, mutilados y servidos como
empanadas.
Este renombre ilustre en el mundo delictivo llevó a confesar en ese
momento que lo buscaban para que vuelva al delito, aunque él juraba
que había "colgado los fierros" para siempre. "No quiero robar más,
no quiero que mi hijo me venga a ver adentro de una cárcel a mí ni
que cuando sea grande tener que verlo a él ahí adentro", manifestó
en ese momento
Fuente
Compartir este articulo : |
| | | | |
|