Isquemia cerebral
transitoria - Sintomas y tratamiento
Los ataques de isquemia cerebral
transitoria constituyen a menudo un presagio de una enfermedad
cerebrovascular. Los últimos avances en el diagnóstico y tratamiento
de estos incidentes justifican un tratamiento enérgico que pueda
contribuir a evitar un resultado catastrófico
Millones de personas sufren problemas
cerebrovasculares cada año, y más de una tercera parte son fatales.
Una gran proporción de ellos podrían prevenirse controlando la
hipertensión y modificando otros factores de riesgo de enfermedades
cerebrovasculares. Otra manera de prevenirlos consiste en reconocer
los ataques de isquemia cerebral transitoria (AIT) como signos de
predicción del riesgo de sufrir un problema cerebrovascular y en
iniciar un tratamiento apropiado.
Los AITS son fenómenos de corta
duración que ocasionan déficit reversibles (véase «¿AIT o problema
cerebrovascular? No cuente los minutos»). Las siguientes cifras
resaltan la necesidad de tomar a los AIT en serio:
- Cerca de 40% de los pacientes
que sufren problemas cerebrovasculares han experimentado un AIT
cuando menos.
- Una tercera parte de los
pacientes que sufren un AIT presentarán un problema
cerebrovascular dentro de los próximos cinco años; 20% de estos
problemas cerebrovasculares ocurrirán dentro de las primeras
cuatro semanas, y 50% dentro del primer año.
- Cuando un AIT es causado por una
estrechez de la carótida de 70% o mayor, se calcula que el
riesgo de que ocurra un problema cerebrovascular dentro de los
primeros dos años es de 40%
AIT: RIESGO E IDENTIFICACION
Los factores de riesgo conocidos para
experimentar un AIT son similares a los factores de riesgo para
sufrir un problema cerebrovascular. Los fumadores y las personas con
hipertensión no controlada, hipercolesterolemia, cardiopatía
isquémica, claudicación, obesidad, vida sedentaria, alcoholismo,
drogadicción y el antecedente familiar de problemas
cerebrovasculares o de AITS corren un riesgo más alto.1
Algunos padecimientos cardiacos, como fibri lación auricular,
infarto agudo del miocardio (IAM) reciente, cardiomiopatía dilatada,
trombos intracardiacos (sobre todo en el ventrículo iz quierdo),
válvulas cardiacas artificiales y mixoma auricular, aumentan también
el ries go de sufrir un AIT y un problema cerebrovascular. Otros
factores que pueden aumentar el riesgo de AIT son: aterosclerosis de
la aorta torácica, calcificación de la válvula mitral, síndrome del
seno enfermo y un agujero oval permeable.
A menudo no se toman en cuenta las
diferencias de raza y sexo en el riesgo de sufrir un AIT. Los
hombres de raza blanca tienden a padecer afecciones de las carótidas
y de las arterias vertebrales en el cuello. La incidencia de
afecciones intracraneales es mayor en hombres de raza negra, mujeres
y pacientes de origen japonés, coreano y chino. Estas diferencias
pueden ser importantes durante los estudios diagnósticos, cuando
éstos deben dirigirse hacia las causas más probables de los
problemas. Por ejemplo, la ultrasonografía extracraneal es útil a
menudo en varones de raza blanca, pero no lo es tanto en mujeres,
negros y asiáticos. Independientemente del sexo o de la raza del
paciente, la ultrasonografía está indicada cuando los síntomas
señalan firmemente que se trata de una afección de las carótidas
Síntomas de un AIT
Las manifestaciones de los AITS son
numerosas, lo que constituye un reflejo de las diversas partes del
cerebro que pueden estar afectadas. Diversos problemas vasculares y
hematológicos pueden ser los responsables, como la aterosclerosis o
la oclusión de arterias grandes o pequeñas, otras enfermedades
vasculares, los estados de hipercoagulación o los émbolos cardiacos.
Por consiguiente, puede ser difícil distinguir los AITS de otros
padecimientos que forman parte del diagnóstico diferencial. Los
síntomas más frecuentes de un AIT son:
- Debilidad o torpeza de un brazo,
una pierna, o de ambos.
- Cambios súbitos que implican
dificultad para hablar, desorientación, lenguaje farfullante o
diplopía.
- Síntomas sensitivos temporarios,
como picazón, hormigueo o pérdida de la sensibilidad en un brazo
o una pierna.
- Pérdida transitoria de la
visión, habitualmen te en un ojo o sólo en una parte del campo
visual.
- Alteración repentina o
transitoria de la marcha, sobre todo virajes o lateralizaciones.
Vale la pena obtener un cuadro
completo de todos los síntomas episódicos del paciente debido a que
suelen señalar claramente el origen del problema. También es posible
que señalen otra causa, como la migraña.
Menos probabilidades de que sea un
AIT
Cuando no hay signos focales, es poco
probable que se trate de un AIT. Los síntomas que raras veces se
relacionan con un AIT son: náusea, vómito, mareo, incontinencia,
síncope y convulsiones. El mareo y la debilidad generaliza
da en ausencia de otros síntomas son
indicios de un problema cardiaco, un hematoma subdural, hipotensión,
hiperglucemia o hipoglucemia, en vez de un AIT.
También es poco probable que la
ataxia sola se deba a un AIT. Cuando estos signos son causados por
el movimiento de la cabeza o empeoran con él, es mucho más probable
que se trate de un problema del oído interno. La migraña o las
crisis convulsivas son más probables cuando los síntomas se
modifican o se desplazan en una extremidad o en un lado del cuerpo.
Piense en un padecimiento distinto de
la isquemia transitoria cuando el cuadro despierte al paciente de
noche. Los problemas cerebrovasculares y los AITS pueden ocurrir
durante el sueño, pero las convulsiones son más frecuentes. También
es indispensable pensar en la posibilidad de que se trate de una
crisis convulsiva cuando el paciente pierde el estado de alerta o
cuando está somnoliento o confuso mucho tiempo después del cuadro. A
diferencia de ello, los AITS casi nunca provocan pérdida del estado
de alerta. Los movimientos involuntarios de los músculos ocurren más
a menudo durante una crisis convulsiva que durante un AIT. La
mordedura de la lengua, la incontinencia y el dolor muscular extremo
después del problema son otros indicios de una crisis convulsiva.
Sin embargo, este cuadro puede ser complicado por la remota
posibilidad de que la causa de la crisis convulsiva sea la isquemia
secundaria al AIT.
La migraña se asemeja también a un
AIT en algunas ocasiones, sobre todo cuando los pacientes no
experimentan cefalea intensa como parte de su problema, sino que
presentan trastornos neurológicos focales. Los síntomas visuales
(chispas brillantes, manchas, líneas o bordes mellados que cruzan
los campos visuales) son comunes en casos de migraña. También es
posible que aparezcan parestesias que se desplacen hacia arriba o
hacia abajo de alguna extremidad, pero no hacia arriba y
hacia abajo de la extremidad.
Durante un AIT y después de él
¿Cuál es la mejor manera de proceder
cuando un paciente le llama a usted durante un aparente AIT o poco
tiempo después de que éste se ha resuelto? Si el ataque está
evolucionando, el paciente deberá acudir al servicio de urgencias.
Con un ataque en evolución, usted no podrá saber si se trata de un
AIT o de un problema cerebrovascular. Si es un problema
cerebrovascular, el tratamiento deberá comen zar en unas cuantas
horas para que sea óptimo.
Si el cuadro se ha resuelto en el
momento en que su paciente le llama, es probable que no sea
necesario que éste acuda al servicio de urgencias. Sin embargo, será
indispensable que, de ser posible, un neurólogo lo examine en las
próximas 24 horas.
Fuente
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