CONSEJOS PARA
TENER UNA FAMILIA FELIZ
Aprender a convertir ese campo de
batalla en un lugar donde reine la armonía es parte del proceso de
todas las familias. Claro, nadie tiene el secreto perfecto. Sin
embargo, existen claves que pueden ayudar. Aprendelas y viví con tus
niños y tu marido en paz
¿Hogar dulce hogar? A veces las
relaciones de convivencia están más cerca del vinagre que de la
azúcar y las mieles. Ninguna familia es un lecho de paz las 24 horas
del día. De hecho ningún ambiente dónde convivan estrechamente dos o
más seres humanos puede serlo, debido a los diferentes caracteres,
intereses y formas de entender la vida.
Pero existen algunas pautas para preservar el afecto, la alegría y
satisfacción en las relaciones más intensas y a la vez más
difíciles, también gratificantes y enriquecedoras que mantenemos en
nuestra existencia: las que mantenemos cotidianamente con nuestros
parientes más cercanos.
En la familia conviene que no haya "vencedores ni vencidos", porque
como dice un viejo proverbio "la mejor victoria es aquella en la que
ganan todos". El secreto para conseguirlo tiene tres fundamentos:
armonía, equilibrio y comunicación.
Trata a tus familiares como lo harías con un amigo. Evita
reservar sólo la parte más sombría de ti -es decir tus quejas, tu
cansancio, tu impaciencia, tus malos momentos, tus enojos- para
dedicársela a la gente que más querés.
Deciles cuánto los querés. Las relaciones familiares al igual
que las amistosas, deben ser cultivadas y regadas con respeto,
tolerancia, demostraciones de afecto y alegría compartida. Muchas
veces cuesta decir "te quiero", pero estas simples palabras
demuestra mucho.
“No a la televisión” mientras se come. La TV tiene una atracción
casi hipnótica, que en ocasiones hace que se la vea como autómatas,
sin importar demasiado lo que están poniendo. Aprovecha esos
instantes para hablar con tus hijos y tu pareja e implicarte más en
a vida familiar.
Revé los enfados y mantén la calma. En vez de dejarte arrastrar
por la ira o el enojo, por el ego herido o las justificaciones "a la
defensiva", que te alejan del asunto, procura mantenerte centrado en
la solución, con serenidad y firmeza.
Todo debe hablarse. Si notas que te estás dejando llevar por
la impulsividad, ¡pisá el freno! respira profundamente y volvé a la
búsqueda de soluciones y salidas, en lugar de obsesionarte con el
problema. Discutir "en familia" las diferentes opciones para salir
del aprieto, es un ejercicio que da resultados sorprendentes.
Pedí perdón e intenta entender. En todas las relaciones
estrechas y continuadas en las que es fácil "herir al otro", no
basta con pedir disculpas sin demasiada convicción, sino que hay que
ponerse en el lugar de la otra persona, desde el amor y el cariño,
para comprenderla mejor y evitar volver a hacerle daño.
Algunos errores que tenés evitar. Recurrir a las agresiones o
amenazas, revolver las cosas del pasado, hacer promesas que no
puedas cumplir, intentar de arreglar la vida del otro, hablar en
lugar de escuchar, decir las cosas a través de terceros, castigar a
alguien por decir la verdad, querer tener siempre la razón. Si
evitas estos comportamientos y actitudes, tu vida familiar comenzará
a funcionar con menos conflictos y roces. /minutouno.com
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