Desgarrador
testimonio de una violación familiar
La titular de la ONG AVIVI, María Elena
Leuzzi, se quejó por la falta de Justicia en la materia y relató el
caso de un niño violado por su padre. Además, cuenta la historia de
cómo surgió la ONG de asistencia
La titular de la ONG Ayuda a Víctimas
de Violación (AVIVI), María Elena Leuzzi, se quejó por la falta de
Justicia en la materia y relató el caso de un niño violado por su
padre.
En ese sentido, en una entrevista con
24CON.com, Leuzzi contó como nació la organización: el 10 de abril
de 2001, un hombre de 28 años (RR.PP. de importantes boliches y
presunto distribuidor narco que trabajaba para un reconocido
intendente del Conurbano) secuestró a su hija Candelaria (22 años en
ese entonces), la subió a un auto y la violó.
La chica pasó meses en terapia
intensiva. Sufrió graves lesiones y tuvo que ser intervenida una
decena de veces. María Elena vendió el comercio que les daba de
comer para cubrir los gastos. El resultado: le remataron la casa.
Finalmente, en 2003 el agresor de
Candelaria fue condenado a 28 años de reclusión. Pero esa tarde, en
la puerta de tribunales, prefirió transformar su bronca y
desasosiego en trabajo. "Así nació AVIVI, cuando le dije a mi hija:
'Todo esto se queda acá, no vamos a volver a casa a lamentarnos'. La
abracé fuerte. No estaba contenta, estaba satisfecha. Ella me dijo:
'No vamos a poder volver a ser lo mismo mamá, ya conocemos a otra
gente que está en esta situación; sabemos del mal funcionamiento de
la Justicia'".
Un día, su celular chisporroteó tanto que la despertó de una siesta.
"Cuando llegué al lugar, (en Don Torcuato) el chiquito, que había
sido violado por dos hombres, tenía el ano destrozado y lo llevé en
brazos en un patrullero hasta el Hospital de San Miguel. Tenía miedo
de no llegar. Su madre me apretaba el brazo a mí de la desesperación
y yo tenía que apretarle las piernas al nene para que no se muriera
desangrado".
Enseguida recuerda que lo peor nunca
tiene final: "Sharif tiene 4 años y la semana pasada nos contactó su
madre porque no come. En cambio, hace bolos de comida porque su
padre la obligaba a practicarle sexo oral y después le daba pan para
que tragase su semen".
En poco más de 7 años de trabajo, AVIVI recibió cerca de 10.500
víctimas de abuso sexual. Un promedio de entre cuatro y seis
denuncias por día. También motivó la creación de las Comisarías de
la Mujer, además de impulsar la implementación del Registro de
Condenados por delitos sexuales en Buenos Aires (proyecto que tiene
media sanción en diputados para nacionalizarlo) y de lograr un
centena de juicios con condenas firmes a lo largo de todo el país.
Es por eso que los llamados de
auxilio que resuenan en la casa de chapa de Sarratea al 2760, en
Virreyes, donde Leuzzi vive con sus tres hijos, dos nietos y su
marido, funcionan como un rebuscado despertador. "A veces suena el
teléfono a las 5 de la mañana porque alguna chica fue abusada y
necesitan de nuestra ayuda", explica la titular de la ONG.
Dentro del Conurbano, la zona Sur es
la más afectada por los delitos de violación. Le siguen zona Oeste y
finalmente el Norte. Según la ONG, casos como estos se dan a diario
en todo el país y el 90% son de forma intrafamiliar. Con el ejemplo
más común de padres que abusan de sus hijos.
Sus archivos le indican que el
violador es "un tipo astuto, es pensante, que premedita sus actos y
que por lo general no está drogado o alcoholizado, porque en ese
estado no pueden erguir su miembro".
"El país está en deuda conmigo. Le di tres hijos educados, con
respeto y valores. Creía en mi país. Siempre lavé mugre ajena hasta
que junté para tener mi negocio. Y la falta de seguridad me devolvió
una hija semi muerta. Me arremangué y salí sola, porque no necesité
que ningún puto gobernante me ayude. Si yo les tiro mierda con
ventilador, que se la banquen", remata justo cuando suena,
nuevamente, su insistente celular
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