LAS PERVERSIONES
SEXUALES MAS COMUNES
¿Quién no se preguntó alguna vez que
pasa por la cabeza de un exhibicionista, de un fetichista, o de un
masoquista? Algunos indicios para conocer el mundo de las parafilias.
Por Juan Yesnik Especial para RevistaOhlala.com
En la primera parte de nuestro informe
sobre trastornos sexuales , hicimos alusión a las distintas
disfunciones relacionadas con los niveles de deseo y excitación, la
eyaculación precoz, los malestares por dolor genital y las
dificultades para conseguir un orgasmo.
Lo cierto es que, a los trastornos sexuales más tradicionales se
suma otro grupo conocido como "parafilias", que despiertan sumo
interés como fenómeno clínico. ¿Qué placer encuentra un masoquista
en los golpes, qué siente un fetichista frente a su objeto de deseo,
qué fascina al exhibicionista al exponer sus genitales, qué lleva a
un pedófilo a fantasear con un menor...?
Las conductas parafílicas son un patrón de comportamiento sexual en
el que la fuente principal de placer no está en la cópula, sino que
la excitación se alcanza fundamental en torno algún objeto o acción
en particular. Estamos hablando de perversiones, de deseos y
fantasías incontrolables.
Esta práctica de carácter "adictivo" suele, en la reiteración
compulsiva, terminar en actos desadaptativos y, en muchos casos,
peligrosos. Estos cuadros provocan malestares clínicos
significativos y deterioro en las relaciones familiares, sociales y
laborales.
Quienes padecen estas desviaciones suelen aparentar ser personas
"normales". En general, presentan considerables limitaciones en la
capacidad de sentir y expresar afecto hacia otra persona. Suelen ser
pacientes que persisten en sus prácticas sexuales y, según la
gravedad (leve, moderada o severa), estas desviaciones pueden ser
difíciles de revertir. Muchos pacientes graves tienen antecedentes
penales o son potenciales actores de delitos.
Como siempre, el mejor consejo: acudir a
un profesional calificado. Hoy, el
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales , el
más actualizado de consulta de los profesionales, caracteriza a las
parafilias como "impulsos sexuales intensos y recurrentes, fantasías
o comportamientos que implican objetos, actividades o situaciones
poco habituales". Las principales parafilias son clasificadas en
torno a las siguientes alteraciones a la norma:
- Exhibicionismo: exposición recurrente de los propios genitales en
forma inesperada a un extraño
- Fetichismo: fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes
ligados al uso de objetos no animados (los fetiches suelen estar
relacionados con ropas o artículos para travestirse o con aparatos u
objetos utilizados para estimular los genitales)
- Froteurismo: Deseo recurrente por tocar o rozar a una persona en
contra de su voluntad;
- Pedofilia: Fantasías, impulsos o comportamientos que impliquen
actividad sexual con niños
- Masoquismo sexual: El hecho real (no simulado) de ser humillado,
golpeado o atado, así como cualquier otra forma de sufrimiento
- Voyeurismo: La necesidad imperiosa de observar en forma oculta a
personas desnudas o que se encuentran en plena actividad sexual.
Hasta mediados del siglo pasado, la homosexualidad, la práctica del
sexo oral y la masturbación eran consideradas conductas parafílicas.
La cultura y las preferencias aceptadas o consensuadas con el correr
de los años fueron recortando y ajustando el manual diagnóstico.
Lo que persiste con el tiempo es el dato de que las conductas
parafílicas son más comunes en los hombres que en las mujeres, por
el predominio de la erotización visual masculina por sobre las
preferencias eróticas táctiles de la mujer.
Respecto a las causas de la enfermedad, se sostiene que el factor
desencadenante suele tener su origen en la infancia o primera
adolescencia. Como en todo trastorno o desorden de la conducta
confluyen factores biológicos, sociales y ambientales.
De los reiterados casos clínicos estudiados, se desprende que muchos
estímulos visuales, auditivos y táctiles experimentados en épocas
tempranas adquirieron un particular significado en cada paciente. En
esa experiencia, cada quien ha abrochado una particular forma de
goce. Por desplazamiento, distorsiones u omisiones de las conductas
sexuales deseadas, una acción erótica se transforma en una
desviación sexual
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