LA MODA DEL VINO
SIN ALCOHOL
Parece que ahora será posible
tomarse unas cuantas botellas de vino y, al otro día, despertarse
sin dolor de cabeza. Es que, luego de la cerveza y la sidra, el vino
sin alcohol está pisando cada vez más fuerte en el mercado mundial.
Aunque su elaboración lleva años
realizándose en Alemania, Francia o Estados Unidos, recién en
los últimos tiempos las ventas de vino desalcoholizado han crecido.
Existen distintos procesos de
reducción del alcohol, que va desde su desaparición hasta
graduaciones cercanas al 9%:
evaporación parcial al vacío, técnicas de membranas, destilación o
la ultrafiltración en frío (una de las que menos afectan a los
aromas y propiedades del vino).
Este procedimiento se basa en el
fenómeno denominado "ósmosis inversa", mediante el cual se separa,
sin calentamientos ni evaporaciones, el alcohol en la cantidad
deseada.
En todos los casos, el vino
resultante conserva, o recupera, parte de sus atributos aromáticos,
aunque con la natural pérdida de intensidad sensorial, estructura y
permanencia en boca. Lo que resulta bastante lógico, ya que el
alcohol es un componente esencial del vino.
La cata evidencia que aún queda
camino por recorrer, particularmente en los vinos tintos. El sabor
resulta, en términos generales, más ligero. Pero si se desea, o
necesita, beber sin los riesgos de consumir alcohol, ésta puede ser
una posibilidad a tener en cuenta... aunque, claro, no es para
nada barata
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