Con sólo googlear
"luna fertilidad" podemos encontrar miles de blogs y foros femeninos
en los que opinólogos de diferente categoría hablan de una extraña y
mística relación entre ambas. Que la Luna regula el ciclo fértil o
que tener sexo en días de Luna llena, o nueva, o creciente aumenta
las posibilidades de quedar embarazada. En este caso difícilmente se
haga mucho énfasis en la "Luna menguante" (¡cómo un astro que está
muriendo va a tener fuerzas para dar un hijo! ¿?)
Lo cierto es que la influencia de los astros sobre las personas
no es mayor a la luz y el calor que nos da el Sol, y las mareas
provocadas por el Sol y la Luna (que si estamos en la playa y
calculamos mal, pueden ahogarnos). Cada algunos cuantos años
explota una estrella e ilumina todo el cielo nocturno, o también
puede caer un trozo de roca y destruir una ciudad. La idea es
que, mal que le pese a los astrólogos, no existe ninguna
influencia directa entre los astros y nuestra personalidad, ni
tampoco, la fertilidad de las mujeres.
¿De dónde proviene el mito entonces? Desde hace miles de años se
relaciona a nuestro satélite con la fertilidad: la palabra
menstruación viene del latín mensis (mes), muy relacionado con
el griego mene (luna). Sucede que el período de lunación (el
tiempo que tarda nuestro satélite en volver a la fase original),
es de 29,53 días, mientras que el ciclo menstrual aproximado de
la mujer es de 28 días.
¿Puede haber alguna relación directa entre el ciclo menstrual de
la mujer y el ciclo lunar? Muchos astrólogos y demás
pseudocientíficos creen que sí, pero lo cierto es que claramente
no puede haberlo. Dicha coincidencia realmente no existe: por
más parecido que sea 28 a 29,53, y considerando un caso utópico
en que el ciclo de la mujer funcione como un reloj suizo, vamos
a tener un desfase luego de algunos ciclos.
Dentro de los mamíferos, el período estral (de fertilidad) de
los chimpancés es de unos 37 días, el de las ovejas 16 y el de
las perras, 6 meses. En los conejos ni si quiera existe, ya que
el sistema se activa algunas horas después de la copulación. El
del orangután y las zarigüeyas sí es parecido al nuestro
(alrededor de 28 días). En otros animales, y en otros reinos
(hongos, plantas) los seres vivos se reproducen de formas mucho
más extrañas que merecerían varios libros para ser explicados.
Pero no hay ninguna relación perceptible con los ciclos lunares.
La tasa de natalidad también se suele relacionar directamente
con los períodos lunares, no es extraño escuchar que con Luna
llena nacen más bebés. Por suerte, siempre hay científicos
dispuestos a investigar para comprobar o refutar las
afirmaciones más extrañas.
En 1959, Walter y Abraham Menaker analizaron 510.000 nacimientos
en la ciudad de Nueva York, y encontraron que dos semanas
después de la Luna llena, había un incremento del 1% sobre el
promedio. Pero repitieron el estudio con otro medio millón de
nacimientos en el 67, y encontraron una tendencia del 1% durante
la Luna llena. En el 73 otros doctores analizaron nuevos datos,
y encontraron un incremento (también del 1%) en unos días antes
de la Luna llena. Siendo todos los resultados contradictorios
entre sí, se deduce que esos incrementos se deben a otros
factores.
Finalmente, en 2001, el astrónomo Daniel Caton analizó
70.000.000 de nacimientos en Estados Unidos y no encontró
ninguna correlación entre los nacimientos y la Luna.
Si bien hoy en día sabemos que no hay ninguna relación entre los
dos sucesos, lo más probable es que el imaginario popular quede
totalmente intacto. El problema es que, como siempre, nuestro
cerebro no es una máquina perfecta. Siempre intentamos encontrar
relaciones donde no las hay, como en el caso de la pareidolia
(ver caras en manchas de humedad y figuras abstractas).
En el caso de la Luna y la fertilidad, encontramos la falacia
cum hoc, ergo propter hoc que en latín significa con la cosa,
por lo tanto, a causa de la cosa. Es decir, cuando hay dos
sucesos que más o menos vienen juntos, tendemos a creer que uno
es causado por el otro. Muchas veces esto es cierto, pero en
otras ocasiones es al revés, en otras son los dos sucesos
consecuencia de un tercero, y en otras (como en este), no hay
relación alguna y no es más que una simple coincidencia.
*Muchos dicen que si un artículo puede ser resumido con un
simple y llano No, ni siquiera debe ser escrito, pero en este
caso valió la pena hasta para mí, que creí que sabía la
respuesta pero tuve que investigar mucho más de lo que
originalmente pensaba. (Tomado de:
Proyecto Sandía)