El nivel de rebote del
organismo oficial supera al final del día a la mitad de las
operaciones en cualquier casa de cambio de la City porteña,
y ese matutino económico pudo experimentarlo esta semana, durante
más de tres horas, en la casa central que tiene Banco Piano en el
microcentro, en San Martín 345 de la Capital Federal.
Bastó con hacer la cola en
cualquier casa de cambio para tener un panorama de cómo repercute
una de las últimas medidas económicas más importante del
kirchnerismo. La palabra “AFIP” se pudo escuchar al menos tres veces
en cada una de las consultas que hacen los clientes por ventanilla
para comprar moneda extranjera.
El trámite es lento y
engorroso, y el proceso de validación que realiza la AFIP obliga a
la gente a acomodarse para esperar en colas de hasta una hora y
media; por supuesto con la altísima probabilidad de que la mayor
parte de los ahorristas minoristas reciba el rechazo rotundo de
Ricardo Echegaray por “incapacidad patrimonial”.
En los bancos locales
consultados por El Cronista confirmaron que, en la actualidad,
el nivel de desaprobación llega al 70% de
las solicitudes.
Sin embargo, la demanda se
redujo visiblemente. “El apetito por el dólar no mermó, porque no
cambió nada en la economía como para que esto pasara. Pero hoy la
presencia en sucursales se redujo a una quinta parte; la gente que
recibe el rechazo no vuelve”, explicó el economista de una de las
grandes entidades minoristas del área a ese diario.
“La voracidad por el dólar
se reflejó hasta la semana pasada en un fuerte retiro de depósitos
que, según dicen las entidades, hoy ya prácticamente desapareció.
Preocupa, en cambio, la cantidad de depósitos que ya se derramaron:
los propios banqueros reconocen que, en sólo un mes, las entidades
más grandes del sistema perdieron 30% de sus ahorros en dólares.
Aunque, a nivel sistema, esa cifra se ubica en 15% por la fuerte
ponderación de bancos públicos”, señala el artículo de Ignacio
Olivera Doll.
La larga cola de espera
para comprar dólares es un verdadero vía crucis, sino basta ver el
caso de una jubilada de 60 años que se decidió a ir con una
estampita de la Virgen de Luján a hacer el trámite correspondiente.
“Hoy tuve suerte”, sonreía radiante la mujer. “¿Compró mucho?”, le
preguntó El Cronista. “Doscientos dólares”, dijo.
Eso sí, pese a la
investigación, para Ricardo Echegaray la desaprobación es sólo del
1%. “Imaginate que tenés 70 tipos rechazados sobre 100. Deberías
tener prendido fuego el microcentro”. Así trataban ayer dos
funcionarios de la AFIP de desmentirle a El Cronista que el nivel de
rechazo fuera tan alto como el estimado por los propios banqueros.
Y es que en el organismo
aseguran que la desaprobación es mucho menor: “Supera levemente el
1%, según los datos que nos acerca el Central”, dijeron