Si bien el árbol de Navidad
está íntimamente relacionado con una festividad cristiana, nadie
olvida que tiene raíces paganas. Una de ellas, y quizá la que más
influyó en los creyentes, proviene de los celtas, quienes al
comenzar el solsticio de invierno solían adornar un roble, su árbol
sagrado, para asegurarse el regreso del Sol.
También los romanos decoraban sus árboles durante cada una de sus
celebraciones, costumbre que luego se extendió al norte de Europa.
Es por eso que, en general, en Navidad se adornan pinos o abetos,
típicos de clima frío, con algodón o guirnaldas plateadas que
simulan nieve.
La tradición de armar el árbol de Navidad el 8 de diciembre es
seguida por las familias argentinas desde hace cerca de 200 años. De
Gran Bretaña cruzó a los Estados Unidos, y de allí a América Latina.
En la Argentina se armó por primera vez en 1807. En diciembre de ese
año un irlandés, que deseaba recordar las costumbres de su país,
decoró un pino en una plaza pública, según publicó el sitio web
Última Hora.
Los adornos navideños
Decorar el árbol navideño con más objetos que guirnaldas o algodón
es una tradición que nació, se cree, en el siglo XVII. Se basó en
varias costumbres: una de ellas remite a los germanos, quienes
solían "vestir" a los árboles secos y sin hojas del invierno europeo
con frutos para que los "espíritus buenos" que habitaban en ellos no
se fueran. Otra hace referencia a los primeros adornos, las
manzanas, las que simbolizaban el fruto del árbol prohibido del
Génesis bíblico. Se sabe que luego fueron reemplazadas por bolas de
cristal.
Para los católicos, las esferas simbolizan los rezos que se realizan
durante el período de Adviento, y los colores tienen que ver con su
naturaleza. Las rojas refieren a peticiones; las plateadas, al
agradecimiento; las doradas son de alabanza y las azules, de
arrepentimiento. En tanto, la estrella que se coloca en la punta del
árbol simboliza la fe que debe guiar la vida del cristiano.
El árbol de Navidad debe poseer entre 24 y 28 esferas, de acuerdo a
los días que tenga el Adviento, que se van colocando desde el 8 de
diciembre hasta Nochebuena. Cada una debe acompañarse de una oración
o un propósito, publicó el sitio web Territorio Digital.
Las luces como adorno encuentran su origen en una idea del
protestante Martín Lutero. Según se transmitió entre las
generaciones, una noche el reformista caminaba hacia su casa cuando
notó que el brillo de las estrellas iluminaba los árboles cercanos.
Como quedó encantado con esa escena intentó reproducirla en su casa.
Para ello, colocó un pino en la habitación principal y le puso
alambres para sostener velas. /Infobae