COMO SUPERAR LA
ADICCION A LA COMIDA
Es un problema como los que producen
el alcohol, las drogas o el juego. Resulta bastante difícil de
manejar, pero hay métodos para enfrentrarla
De las paradojas de
nuestro tiempo, una de las más increíbles es que mientras casi la
mitad de la humanidad pasa hambre una cantidad enorme de personas
vive luchando contra la obesidad, un tema que ya ha pasado del área
privada a la pública por el problema de salud que representa.
Las causas de la
obesidad son numerosas y una de las principales es el sedentarismo
creciente.
Si en vez de
sacudir las mantas y los almohadones con una palmeta en el patio les
pasamos la aspiradora, si viajamos en auto a
hacer las compras en vez de caminar por el mercado, si consumimos
todo listo y preparado en vez de cultivar y criar lo necesario para
vivir, si escuchamos música sentados o miramos TV y trabajamos
sentados ante una PC, no hay mucho misterio.
No quemamos lo
suficiente, nos sobran calorías.
Existe otro factor
para tener en cuenta.
Hoy se sabe que las
personas que comen en exceso no lo hacen por descontrol sino que
tienen adicción a la comida, tal como podrían ser adictas al
alcohol, a las drogas o al juego.
Por lo tanto, es
inútil esperar que manejen su voluntad para rebajar de peso porque
eso solo no es suficiente.
Cualquier adicción
requiere de un tratamiento serio para ser dominada porque es una
dependencia que la voluntad no controla y reconocerla y estar
dispuesto a cortarla es el inicio de la curación.
Por un instante
pongámonos en el lugar del adicto.
Quien no puede
dejar de jugar podrá proponerse no pasar siquiera cerca de un
casino; quien fuma puede pedir que nadie le convide un cigarrillo
aunque lo pida de rodillas.
Ellos pueden contar
con la ayuda de quienes los rodean porque el consumo se puede llevar
a cero, como lo hace el alcohólico que, una vez curado, jamás vuelve
a probar una gota de alcohol.
Pero, ¿qué pasa
cuando la adicción se dirige a la comida?
Es absolutamente
imposible cortar del todo, porque es indispensable comer para vivir.
Si tomamos
conciencia de que la gente se reúne habitualmente para tomar café,
almorzar, tomar el té o cenar, que lo primero que te ofrece al
entrar en una casa es algo para beber o comer, es fácil comprender
que esta sea la adicción más difícil de combatir.
Overeaters
Anonymous (http://www.oa.org/), una organización cuyo nombre
podríamos traducir como Comedores Compulsivos Anónimos, considera
que la obesidad es decididamente una enfermedad y que sus raíces son
tanto emocionales como espirituales y físicas y ofrece un programa
de recuperación semejante al de los 12 pasos de Alcohólicos
Anónimos.
Dentro de las
recomendaciones, para saber si estás comiendo compulsivamente y no
por hambre, debes tener en cuenta estos 9 indicios:
1. Las ganas de
comer te vienen de pronto.
2. Sigues comiendo,
incluso sin hambre y sintiéndote repleto.
3. Comes hasta el
punto de sentir cierto malestar físico.
4. No sabes si
estabas con hambre o no cuando comenzaste a comer.
5. Después de
comer, no te acuerdas cuánto comiste.
6. Sientes culpa
después del atracón.
7. Comes cuando
estás aburrido, cansado, deprimido o solo.
8. El "hambre" se
acompaña de una emoción desagradable como rabia, lastima o temor.
9. Deseas un
alimento específico y no te sientes satisfecho hasta que lo tienes.
Es importante
aprender a diferenciar entre la sensación de hambre real respecto de
otras emociones, para controlar los atracones.
Además es
fundamental tener claro desde un principio que es necesario un gran
esfuerzo de voluntad para curar la adicción a la comida y que,
aunque resulte indispensable seguir un tratamiento, hay maneras de
manejar desde uno mismo la compulsión a comer; para ello es bueno
estar atentos a algunas señales del cuerpo y de
la mente.
* Aprender a
registrar el mensaje de saciedad que envía el cerebro. Apenas se
detecte la sensación, dejar de comer en vez de seguir comiendo sin
verdadero apetito.
* No comer "a
cuenta" por suponer que más tarde se tendrá hambre.
* Respetar todas
las comidas diarias, no saltear para luego llegar desaforados a la
mesa.
* El viejo truco de
beber mucho líquido resulta porque ayuda a calmar la sensación de
hambre a la vez que desintoxica el organismo.
* Dormir las horas
suficientes e intentar reducir el estrés en la medida de lo posible.
* Seguir
permanentemente dietas parciales y drásticas no resulta a la larga
además de no ser sano variar permanentemente de peso.
* No engullir los
alimentos; saborear, masticar con calma, tomar conciencia de lo que
se come.
*
No satisfacer con comida los malos ratos, frustraciones, depresiones
o enojos. Analizarlos y buscar la solución sin
pasar por el refrigerador. /ar.mujer.yahoo.com
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