Bélgica podría ser la
próxima crisis Europea
El enfrentamiento político entre las dos
comunidades mayoritarias impide desde hace siete meses que el país
tenga un gobierno nacional. Esto provoca una parálisis que pone en
riesgo la calificación de su deuda soberana y que los especuladores
comienzan a mirar de cerca. Por
MARTÍN BURBRIDGE
Buenos Aires para http://www.cronista.com
De la misma forma en que un tiburón
puede oler la sangre a medio kilómetro de distancia, los
especuladores comienzan a olfatear que Bélgica podría ser su próxima
víctima, tras cebarse este último año con las deudas soberanas de
los países más débiles de Europa. Pero a diferencia de Grecia e
Irlanda, que cayeron vencidas por las dificultades para financiar
sus enormes déficits fiscales y pagar sus vencimientos de deuda,
Bélgica podría sufrir un ataque especulativo por sus conflictos
políticos internos. Conflictos que están siendo motorizados desde
hace muchos años por la sorda pelea que libran las dos comunidades
mayoritarias del país: por un lado los flamencos, con un idioma
parecido al holandés, que habitan en la mitad norte, y por el otro
los valones, que viven en el sur y hablan francés (también hay una
pequeña minoría en el este que habla alemán).
La discusión entre ambas comunidades se centra en cómo se reparten
los ingresos fiscales (los flamencos quieren más autonomía porque es
la región más rica y la que más aporta en impuestos), cómo se
financia Bruselas, la capital (es bilingüe) y qué hacer con 6
municipios de mayoría valona que están enclavados en medio de la
comunidad flamenca, la que exige que todos hablen flamenco y no
francés.
El enfrentamiento, que de persistir terminaría llevando el país
hacia su desintegración, ha provocado que desde hace 7 meses los
partidos políticos de ambas comunidades no se pusieran de acuerdo en
cómo formar un gobierno nacional, puesto que nadie obtuvo la mayoría
absoluta en las últimas elecciones. Desde el punto de vista
político, éste es el mayor problema, ya que para lo demás existe
todo por duplicado: cada comunidad tiene su propio gobierno
regional, sus canales de televisión en cada idioma, sus escuelas, su
sistema judicial, etc., con el costo extra que eso implica (incluso
la rivalidad llegó en 2004 hasta la cima del tenis femenino mundial,
con la campeona Justine Hénin -valona- y la subcampeona, la flamenca
Kim Clijsters). De ahí que aparte del gobierno nacional, lo único
que no sea doble es el Rey y su familia, que para no generar
problemas son de origen alemán.
Esta parálisis política ha comenzado a llamar la atención de los
especuladores, que hasta ahora no tenían a la deuda soberana belga
dentro de su radar de ataque, lugar donde se encuentran los bonos de
Portugal y, en menor medida, de España e Italia. Con un déficit
fiscal bastante inferior a los de Grecia e Irlanda (para este año
está previsto reducirlo por debajo del 4% del PIB), pero con una
deuda pública (100% del PIB) que es la tercera más grande de Europa,
detrás de Grecia e Italia, Bélgica podría convertirse en una presa
fácil de la especulación financiera si no logra formar pronto un
gobierno que sea capaz de enfrentar la actual situación. El problema
es que nadie espera que se alcance este objetivo en el corto plazo,
tal es el diálogo de sordos entre los políticos flamencos y valones.
Pero si llegan a marzo sin gabinete, habrán batido el récord
mundial, que hasta hoy ostenta Irak (289 días), un país diezmado por
la guerra civil.
De hecho, el mes pasado la calificadora Standard & Poor�s amenazó a
Bélgica con bajarle la nota de su deuda (AA+) si en menos de 6 meses
no conseguía formar un gobierno. Esto hizo que el spread de los
bonos belgas respecto de los alemanes alcanzara su máximo desde la
creación del euro y que los títulos públicos a 10 años llegaran a su
mayor nivel (4,29%) desde junio de 2009 .
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