EN 2045 EL HOMBRE
SE HARA INMORTAL
Raymond Kurzwell sostiene que la
civilización humana tal como la conocemos terminará en 2045, cuando
las computadoras superarán la inteligencia del hombre. El concepto
de singularidad. Un polémico artículo de Time
Una persona que en 1965, a los 17 años,
construyó una computadora capaz de componer música, es alguien
innegablemente inteligente. Ese hombre es Raymond Kurzweil, y tiene
un mensaje para nosotros. Este apostol del transhumanismo, ingeniero
experto en inteligencia artificial, cree que estamos acercándonos al
momento en que las máquinas ganen conciencia. A ese momento él lo
llama la singularidad.
Es un hecho que las computadoras son cada vez más rápidas, y también
es un hecho que esta aceleración en su potencia de cálculo sucede
cada vez más rápidamente. A ese ritmo increiblemente rápido, es
lógico pensar que llegará un momento en que sean capaces de hacer
algo que imaginamos exclusivamente al alcance de la inteligencia
humana. Y no se refiere a hacer aritmética a un ritmo endiablado, o
a componer música de piano, sino a conducir coches, escribir libros,
tomar decisiones éticas, apreciar la belleza de las obras de arte,
hacer observaciones agudas durante un cóctel.
Cuesta hacerse a la idea, pero Kurzweil y otros muchos humanos
inteligentes creen que esto va a suceder. Cuando se alcance ese
punto, no hay razón para creer que las computadoras detendrán el
proceso para dejar de hacerse más y más poderosas. De hecho, no
cesarían hasta hacerse mucho, mucho más inteligentes que nosotros.
El ritmo de avance seguiría acelerándose, ya que serían ellos
quienes apartasen a sus creadores humanos (tan lentos a la hora de
pensar) para tomar las decisiones que afectarían a su propio
desarrollo.
Imagina a un científico en computación que fuera a su vez una
computadora super inteligente. Trabajaría a un ritmo increíblemente
elevado, manejando enormes cantidades de datos sin esfuerzo. Ni
siquiera tendría que tomarse descansitos para ver qué se comenta por
Facebook.
Es imposible predecir el comportamiento de estas inteligencias
superiores a las humanas, con las que un día tendremos que compartir
el planeta. De hecho, si pudiéramos hacerlo seríamos tan
inteligentes como ellas.
¿Nos mezclaremos con ellos creando cyborgs super-inteligentes?
¿Emplearemos computadoras para expandir nuestras habilidades
intelectuales, igual que usamos coches para expandir nuestras
habilidades físicas? Tal vez estas inteligencias artificiales nos
ayuden a combatir los efectos del envejecimiento, logrando que
alcancemos la ansiada inmortalidad.
Tal vez podamos volcar nuestra consciencia (nuestro verdadero yo) en
computadoras, para vivir en su interior como una especie de
software. Esa sería una vida eterna y virtual en un Mátrix a la
carta en el que nada nos faltaría. Tal vez se revelen contra
nosotros y nos aniquilen como sucede en Terminator.
Pase lo que pase, la vida tal cual la conocemos ahora mismo dejará
de ser reconocible. Esto es la singularidad. ¿Asustado? Pues si
hacemos caso a Ray Kurzweil, este momento no solo es inevitable sino
inminente. Si sus cálculos son correctos, faltan 35 años para que un
ojo electrónico observe asombrado a su creador, y tome consciencia
de su existencia cibernética. /amazings.es
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