Estudio: Los
hijos de madres que trabajan tienen un mejor desarrollo social y
emocional
Un estudio
realizado por el Consejo de Investigación Económica y Social de
Reino Unido, y liderado por la investigadora Anne McMunn, ha
concluido que los niños y las niñas que crecen en un hogar formado
por una pareja donde los dos progenitores trabajan logran un mejor
desarrollo y presentan mejores conductas. En cambio, aquellos
pequeños que viven en un hogar monoparental o cuyos padres no tienen
un trabajo suelen tener más problemas de conducta y un peor
comportamiento. Por Amalia Rodríguez de
Tendencias Científicas.
Las madres trabajadoras preocupadas porque el desarrollo personal
de su hijo pueda verse afectado como consecuencia de su
responsabilidad laboral pueden estar tranquilas porque las
conclusiones de un nuevo estudio elaborado por el
Consejo de
Investigación Económica y Social de Reino Unido contradicen esta
teoría.
Según publica esta entidad en un
comunicado, el desarrollo personal, tanto social como emocional,
de los hijos no se ve afectado por el hecho de que su madre trabaje,
incluso cuando lo hace durante su primer año de vida. Los resultados
del estudio han sido también publicados en el
Journal of Epidemiology Community Health.
Análisis de la calidad del desarrollo infantil
En concreto, esta investigación, liderada por la doctora
Anne McMunn y en la que también han colaborado especialistas del
Centro
Internacional de Estudios de la Vida Social y la Salud, concluye
que los niños y las niñas que crecen en un hogar constituido por una
pareja en la que los dos progenitores trabajan, sin importar ni el
estatus económico ni el nivel educativo de la madre, logran un mejor
desarrollo personal y presentan un mejor comportamiento que aquellos
pequeños que crecen en hogares monoparentales en los que la mujer es
la única sustentadora de la familia o en los que ambos, padre y
madre, están desempleados.
Estas conclusiones se desprenden de una evaluación en la que los
expertos midieron la calidad del desarrollo de los niños tras
analizar su comportamiento al cumplir los cinco años de edad.
"Algunos estudios han sugerido que las madres que trabajan fuera
de casa durante los primeros doce meses de vida de un niño pueden
influir de forma decisiva en el desarrollo personal de sus hijos.
Pero en este estudio no hemos detectado ninguna evidencia de
posibles influencias perjudiciales a largo plazo que las madres
puedan ejercer sobre el comportamiento de sus hijos por el hecho de
trabajar", afirma la doctora McMunn.
Efectos distintos según el sexo
El estudio determinó, por otro lado, que tanto para las niñas
como para los niños el mejor escenario es aquél en el que los dos
padres trabajan: "cuando sólo uno de ellos lo hace, el efecto es
distinto según el sexo de los pequeños", indica la responsable del
estudio.
Los investigadores encontraron que los niños - y no las niñas-
cuya madre era la que proveía el sustento del hogar presentaban más
problemas de comportamiento que aquellos que crecían en un hogar
donde ambos padres trabajaban.
Curiosamente, el estudio reveló que, en las niñas, los problemas
de comportamiento a los cinco años eran más frecuentes cuando
pertenecían a un hogar tradicional, donde el padre era el
sustentador principal y la madre era ama de casa.
Como conclusión, McMunn asegura que "en todo caso, los niños no
están en desventaja por tener una mamá que trabaje fuera de casa".
Asimismo, añade que "las madres que trabajan fuera del hogar son
más propensas a tener una mayor cualificación educativa, disponen de
ingresos más altos y tienen una menor probabilidad de depresión que
las madres que no tienen un trabajo remunerado. Estos factores
explican por qué son tan altos los índices de niños cuyas madres no
trabajan con problemas de conducta, aunque es curioso que esto sólo
suceda cuando los hijos son varones".
Estudio de los impactos de la familia moderna
Este estudio sociológico se enmarca en el Millenium Cohort Study,
una iniciativa financiada por el Consejo de Investigación Económica
y Social de Reino Unido.
Para llevar a cabo la investigación, los expertos hicieron un
seguimiento del desarrollo de 19.000 niños nacidos entre los años
2001 y 2002. Con ello, buscaban establecer los impactos de la
familia moderna y de las disparidades sociales en el desarrollo
actual de los niños
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