BOCA FESTEJA LA
DERROTA DE RIVER CON AFICHES
Belgrano ganó bien ante su gente y
complicó más a River, que ahora necesita sacarle dos goles el
domingo en el Monumental para no descender. Los hinchas del Millo se
metieron en la cancha para apurar a los jugadores
Los jugadores de River se juntan en la
mitad de la cancha. Se miran desconcertados. Algunos se animan a
saludar al grupo de hinchas que los acompañó en Córdoba y otros
prefieren clavar la vista en el piso. Nadie abre la boca. Apenas
alguno tiene fuerza para discutir con Olave y Campodónico, que
quedaron rodeados de rivales. Todo es desencanto. Frustración.
Nadie, ni ahí en la cancha, ni a través de la televisión, ni en
cualquier rincón del mundo conectado por Internet, puede creer que
River hoy esté en la B Nacional. Desde el miércoles y hasta el
domingo, contarán las crónicas del futuro, River pasó tres días y
algunas horas en la B Nacional. Para volver, para despertar de esta
pesadilla interminable, a este River golpeado y aturdido le quedan
90 minutos para ganar por dos dos goles y regresar al lugar que su
historia indica. Hoy, por lo pronto, está en la B Nacional y sumando
una deshonra gigante a su historia.
La noche empezó torcida desde el vestuario, o más precisamente desde
el hotel, cuando Jota Jota López dio la charla técnica y confirmó
una dupla de ataque con Funes Mori y Mauro Díaz y relegó al banco a
Mariano Pavone y Leandro Caruso, más experimentados, por oficio
nomás más preparados para estas situaciones. Jota Jota se la jugó
con pibes con muy pocos minutos en este torneo para dar vuelta una
historia que ni los más grandes pudieron torcer. Y a los pibes, como
a los grandes, como a los dirigentes, como al técnico, como a los
hinchas, les pesó la responsabilidad. Tuvieron más o menos tantos
nervios como el resto, que fue un manojo de cuerpos con músculos
entumecidos, cabezas aturdidas, mentes bloqueadas. Nadie mejor que
ellos, que saben lo que pesa jugar una Promoción, lo que se siente
al verle de frente la cara a la B Nacional.
Belgrano aprovechó la chambonada de Adalberto Román, que bajó una
pelota con la mano en el área, y Mansanelli de penal, con un remate
fuerte y seco, empezó a darle forma a la tan temida pesadilla de
Jota Jota y cía.. En el arranque del segundo tiempo, cuando River se
estaba acomodando, recibió otro mazazo al mentón: Lollo bajó de
cabeza una bola que venía del córner y Picante Pereyra le ganó la
posición a Arano para empujar la pelota bajo el arco de Carrizo. Y
ahí sí pudo pasar la peor. Belgrano pudo noquearlo, porque River
andaba groggy por la cancha, pero curiosamente el apriete de los
hinchas que entraron para presionar a sus jugadores, para reclamar
huevo, enfrió el partido y el Pirata no pudo aprovechar su rato. Se
reanudó el partido, después del papelón, y River se sacó el susto y
la conmoción. Fue a buscar el descuento. Estuvo cerca de
encontrarlo. Y Belgrano no volvió a asustar a Carrizo. Lo que asusta
a River, ahora, es que tiene que hacer dos goles en 90 minutos, algo
que sólo hizo una vez en este torneo, contra Huracán, y vencer a sus
propios fantasmas para quedarse en Primera. /ole.com.ar
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