LADRILLOS HECHOS
CON LA CENIZA VOLCÁNICA
Parte de la materia prima cayó del
cielo. La mano de obra la aportan trabajadores desocupados de Villa
La Angostura. Y el Ministerio de Desarrollo Social se comprometió a
aportar la máquina necesaria para la producción
El primer ladrillo hecho con las cenizas
emitidas por el volcán chileno Puyehue fue fabricado en Mallín, un
barrio obrero en las afueras de Villa La Angostura. Lo hicieron
mezclando arena volcánica con cemento en un molde de madera. “Lo
llenaron, se secó, dieron vuelta el molde, lo sacaron y quedó
macizo”, describió ayer el arquitecto Gabriel Fachado, secretario de
Obras y Servicios Públicos de esa castigada localidad neuquina. El
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación ya confirmó un proyecto
piloto para que dos cooperativas, que emplearán a 32 personas,
“desarrollen los bloques y los utilicen para construir casas o
caminos”, comentó el representante neuquino de esa cartera, Carlos
Alberto Vivero. Desarrollo Social ya se comprometió a comprar la
máquina para fabricarlos.
La idea de fabricar bloques rondaba desde el pasado 5 de junio, un
día después de que comenzara a llover ceniza volcánica sobre la
ciudad. Surgió de la propia comunidad de Villa La Angostura. Según
explicó a este diario Ariel Domínguez, secretario de Gobierno local,
“es una iniciativa laboral para cuentapropistas que hayan sido muy
afectados por las cenizas y una forma para generar fondos para el
municipio”. El funcionario agregó que la malaria económica durará,
al menos, seis meses y afectará principalmente a los habitantes
dedicados al turismo. “Necesitamos ayuda de la provincia y de la
Nación para recuperar esta perla de la Patagonia”, dijo.
El plan tuvo el visto bueno de Sergio Berni, viceministro de
Desarrollo Social de la Nación, quien está en la zona, e incluye la
compra de una máquina que cuesta un millón de pesos y sirve para
fabricar los bloques. El objetivo del ministerio es consolidar la
experiencia y después extenderla a través de emprendimientos
cooperativos. “No se apunta al mercado interno, sino a vender a las
provincias vecinas y a otros puntos del país. Al mismo tiempo
trataremos de hacer convenios para que sirvan para obras públicas”,
explicó el arquitecto Fachado, quien tiene una empresa constructora
y no duda de la utilidad de la arena volcánica.
El bloque que hicieron los vecinos no es el modelo definitivo, sólo
la prueba de que se puede hacer algo. “Yo lo tuve en la mano, es muy
casero, parece un baldosón”, contó Domínguez. Vivero coincidió en la
apreciación y agregó que “es de buena calidad”. Tras la
presentación, los vecinos de Mallín se llevaron el bloque porque
seguirán haciendo otras pruebas. La semana pasada llegaron muestras
de esta ceniza al Instituto Nacional de Tecnología Industrial
(Inti). Allí se comprobarán, antes del próximo viernes, las
potencialidades constructivas de la arena volcánica, por ejemplo,
para construir cámaras sépticas, ya que resulta muy moldeable, o
para el llamado “pavimento reticular” formado por bloques
hexagonales.
También es probable que se realicen consultas al Imvap, una empresa
estatal especializada en desarrollo tecnológico, para que aporte
otras visiones sobre la arena volcánica. Lo que se busca, explicó
Domínguez, “es diversificar la producción de la región”.
Según explicó Néstor Bozak, representante de Defensa Civil de
Neuquén, en toda Villa La Angostura hay al menos un millón de metros
cúbicos de arena volcánica, que de a poco se viene amontonando con
ayuda de los habitantes cerca del puerto de esa ciudad; más
precisamente, en el embarcadero. “Parece una gran meseta. Debe medir
cinco metros. También estamos pensando en seguir acopiando en un
parque industrial”, informó Bozak. En el embarcadero ya habría 6 mil
metros cúbicos de cenizas.
Además de la ceniza caída en la ciudad, también se junta todo lo que
se acumula en las rutas y que tiene prioridad en la limpieza “por la
conectividad y el tránsito”, aseguró Javier Van Houtte, secretario
de Producción de Neuquén. En la vecina provincia de Río Negro,
también se amontona ceniza en la cantera municipal y en otras en
desuso a la espera de que una comisión científica determine sus
posibles fines comerciales. En La Angostura destacaron que esa
ceniza es más fina que la caída en la localidad neuquina.
“Hasta que se reponga la situación puede ser una buena salida
laboral durante la crisis”, insistió anoche Domínguez. Mañana,
adelantó Vivero, habrá una reunión entre los equipos del municipio
neuquino y vecinos desocupados para delinear la conformación de las
dos cooperativas, una para fabricar los ladrillos y otra para
utilizarlos en distintas obras. Mientras tanto, continúa el alerta
roja en el pueblo, que queda sólo a 35 kilómetros del volcán
chileno.
En las calles de Villa La Angostura hay casi 20 centímetros de
ceniza volcánica apisonada por la lluvia. Además del turismo, en ese
pueblo se fabrican distintas mermeladas a base de frutos de la
región y ya se fue imponiendo una frase irónica entre los vecinos:
“Hay arena para hacer dulce”.
Fuente: Página/12
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