2 MILLONES DE
ARGENTINOS YA TRABAJAN DESDE SU CASA
Jobing, una consultora especializada
en teletrabajo, indica que los que se despempeñan en la "oficina on
line" representan 15% de los ocupados del país. Los mas buscados son
puestos de administración, ventas, diseño, marketing y sistemas
Desde hace dos años, el 90% de los
empleados de Nixe, una firma porteña de servicios tecnológicos,
trabaja desde su casa. Del mismo modo lo hace Gustavo Gasparrini,
director general de la compañía.
Brindan soporte y administración de
sistemas operativos a empresas, una tarea que puede hacerse en forma
remota. Por eso decidieron implementar el teletrabajo de manera
optativa.
El único requisito es trabajar un año
en la oficina, para recibir capacitación. Luego, la firma provee a
los empleados del equipamiento necesario (computadora y teléfonos IP
-Internet protocol-), y se hace cargo de la conexión de banda ancha.
"Es un incentivo que nos sirve para
captar personal, ya que es difícil reclutar personal de tecnología,
pues la demanda supera a la oferta. Los más jóvenes toman de forma
natural el hecho de trabajar por objetivos y desde cualquier parte.
Tienen un jefe que también desde su casa va controlando sus
objetivos", explica el CEO de Nixe, a quien le costó más adaptarse,
ya que viene de una generación en la que el trabajo era sinónimo de
ir a un lugar y cumplir un horario.
Lo cierto es que, a partir de la
implementación del teletrabajo, en Nixe no hay más llegadas tardes
por piquetes y caos de tránsito, no hay casi ausentismo, y es un
beneficio para quienes, por ejemplo, deciden trabajar desde su lugar
de veraneo para extender las vacaciones. El propio Gasparrini va
sólo una vez por semana a su oficina del microcentro, pues prefiere
trabajar desde su casa en Olivos y ahorrase la hora y media de
viaje. Su interno está derivado a su celular, por lo que es como si
estuviera en la oficina.
Fabio Boggino, director de Jobing,
una consultora especializada en teletrabajo, revela que, de acuerdo
a sus investigaciones, en la Argentina en 2004 había 300.000
teletrabajadores, durante 2007 ascendieron a 590.000 y en 2008 esa
cifra se elevó a 1,3 millón. El 2009 terminó con 1,6 millón,
creciendo a razón de un 20% anual, según un informe de la consultora
Carrier y Asociados, basado en proyecciones del Ministerio de
Trabajo. Por lo tanto, estiman que este año la cantidad total de
teletrabajadores está cerca de los 2 millones, una cifra que
representa casi el 15% de los ocupados en la Argentina.
"Lo asombroso es que menos del 10% de
esos 2 millones está en relación de dependencia, siendo la gran
mayoría personas autónomas que realizan trabajos freelance", señala
Boggino.
Las nuevas formas de trabajo están
cambiando y se está instaurando la llamada oficina "on-line", que
además de permitir un acceso remoto desde cualquier lugar a
cualquier hora, se puede gestionar la información de todos los
equipos de la red instalados, con lo que no sólo se aumenta la
productividad, sino que además se puede controlar indicadores de
negocio desde cualquier lugar.
"La oficina del futuro serán lugares
de reuniones y no escritorios de trabajo como existe hoy", advierte
Daniel Esteban, coordinador académico de UADE Extension School.
Todo el trabajo que el empleado
necesite hacer desde un escritorio lo podrá hacer desde su casa y
solamente concurrirá a la oficina para reunirse con sus clientes,
pares, empleados o superiores para realizar todas aquellas tareas
que la tecnología nunca va a poder reemplazar; como ser un coaching
con un empleado, una reunión para cerrar un acuerdo con un cliente,
o un agasajo para festejar un ascenso. La clave para todas las
iniciativas de teletrabajo está en crear una experiencia consistente
en lograr que el colaborador no extrañe un lugar físico para cumplir
con sus responsabilidades.
Los mas buscados para esta modalidad
son puestos de administración, ventas, diseño, marketing y sistemas
en puestos que van desde empleados junior hasta analistas semi
senior. "El tiempo que el empleado pierde en ir desde su casa al
trabajo y viceversa, es un tiempo que pierde el empleado, su
familia, su jefe, su empresa y los mismos clientes", asegura
Gasparrini.
Mariano Gorodisch - El Cronista
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