QUE ES LA
DISLEXIA?
Se llama dislexia (del griego δυσ-
dificultad, anomalía y λέξις habla o dicción) al trastorno de la
lectura que imposibilita su comprensión correcta. Aunque
convencionalmente el término se aplique también a la dificultad para
una correcta escritura, en este caso el término médico apropiado es
el de disgrafía. En términos más técnicos, en psicología y
psiquiatría se define la dislexia como una discrepancia entre el
potencial de aprendizaje y el nivel de rendimiento de un sujeto, sin
que existan problemas sensoriales, físicos, motores o deficiencias
educativas (según el DSM-IV).
Nacimiento del
término Dislexia
El término dislexia lo creó el Dr. Rudolff Berlin en Stuttgart,
Alemania, en el año 1872, y lo utilizó para describir la pérdida
temporal de la capacidad de leer en una persona adulta, debido a una
lesión cerebral.
Modernamente, la dislexia no es considerada una enfermedad como tal.
Es una circunstancia personal de un individuo, pese a que el ámbito
donde se observa por primera vez es en el médico, estudiándose la
pérdida temporal de la habilidad de escribir y leer en individuos
afectados por enfermedades o traumas.
Causas
Existen factores hereditarios que predisponen a padecerla. Sin
embargo, aún no están claros otros factores que pueden estar
implicados en el curso del trastorno, tales como causas genéticas,
dificultades en el embarazo o en el parto, lesiones cerebrales,
problemas emocionales, déficits espaciotemporales o problemas en
cuanto a la orientación secuencial, de percepción visual o
dificultades adaptativas en la escuela.
Estudios del ámbito neurológico han descubierto diferencias en el
giro angular; (estructura cerebral situada en el lóbulo parietal del
hemisferio cerebral izquierdo); entre sujetos disléxicos y grupos de
control. Estudios similares han visto que existe un funcionamiento
pobre de esta región cerebral.
Otras teorías del ámbito médico más minoritarias la asocian a que el
hemisferio cerebral derecho, que sería responsable de procesar la
información visual, realiza su tarea a una velocidad inferior que el
lado izquierdo, encargado de los procesos del lenguaje, o a que
existe una mala conexión interhemisférica.
Asimismo, desde el ámbito de la psicolingüística, se ha visto que
uno de los déficits centrales en la dislexia, especialmente en los
niños más pequeños, es una baja conciencia fonológica. La conciencia
fonológica es el conocimiento que tenemos las personas para dividir
el habla y la escritura en estructuras cada vez más pequeñas. Esto
es compatible con los estudios neurológicos antes comentados, ya que
se han observado déficits de este tipo en sujetos que han sufrido
una lesión cerebral en el giro angular.
Tipos de
dislexia
Primera distinción
Algunos autores distinguen entre los conceptos de dislexia
adquirida, dislexia evolutiva y retraso lector.
La dislexia adquirida es aquella que sobreviene tras una lesión
cerebral concreta, mientras que la dislexia evolutiva es la que se
presenta en pacientes que de forma inherente presentan dificultades
para alcanzar una correcta destreza lectora, sin una razón aparente
que lo explique. Por su parte, el retraso lector es un trastorno
lector motivado por causas específicas: baja inteligencia, mala
escolarización, etc.
Otra distinción muy importante que confirmaron Bowers y Wolf
(1999,2000) es consecuencia de un hecho conocido pero a veces
ignorado: no todas las personas mejoran con el mismo tratamiento
(tradicionalmente asociado a un déficit fonológico), incluso dentro
de un grupo aparentemente homogéneo de disléxicos (disléxicos
evolutivos, por ejemplo). Esto se debe a que la dislexia puede tener
su origen bien en un déficit fonológico, o bien en una lenta
velocidad de procesamiento (estos últimos individuos tienen
problemas al decodificar muchos tipos de información, no sólo texto
escrito). Un tercer tipo sería el de "doble déficit". Estos últimos
tienen los mayores problemas de lectura, ya que reúnen ambos
problemas, fonológico y de velocidad de procesamiento.
Según el tipo de síntoma predominante
1. Dislexia fonológica: Es aquella en la que el sujeto
utiliza de forma predominante la ruta visual para leer las palabras.
La ruta visual es aquella que nos permite leer de manera global (sin
dividir la palabra en partes) palabras conocidas. Esto lleva a
dificultades en todas aquellas palabras no conocidas o inventadas.
Se cometen errores de lexicalización (lobo/lopo), derivativos
(calculadora/calcular) y errores visuales (pera/pena). Tienen mayor
tiempo de reacción en la lectura de pseudopalabras a la vez que
presentan dificultad en la lectura de las mismas.
2. Dislexia superficial: Es aquella en la que el sujeto utiliza de
forma predominante la ruta fonológica. La ruta fonológica es aquella
que nos permite leer las palabras regulares a partir de segmentos
más pequeños; (sílabas). Sin embargo los sujetos con este tipo de
dislexia tendrán problemas en aquellas palabras cuya escritura no se
corresponde de forma directa con su pronunciación (homófonas); esta
situación se da fundamentalmente con los anglicismos como hall,
thriller o best seller. En castellano estas palabras son raras
(hola, ola) por ser una lengua transparente (son lenguas
transparentes aquellas en las que un grafema solo puede corresponder
a un fonema; es decir; que siempre se corresponde de manera directa
y unívoca la escritura con la pronunciación)...salvo todas aquellas
"U" mudas que se escriben junto a la "g" y la "q", y los fonemas
representados por más de una letra g/j, k/c/qu, ll/y, b/v, o c/z.
Cometen errores de regularización, repetición, rectificación,
vacilación, silabeo y errores de acentuación, con una lectura lenta.
No presentan dificultad en la lectura de pseudopalabras.
Esta clasificación proviene fundamentalmente de estudios con
población anglo-parlante. El inglés es una lengua muy poco
transparente, en la que tener una dislexia de tipo superficial
dificulta mucho los procesos de lectura y escritura. Sin embargo una
dislexia de este tipo en población española apenas tendría
consecuencias en la vida diaria del sujeto y sería difícilmente
diagnosticable. Esto podría explicar la existencia de estudios que
relacionan una prevalencia de la dislexia con la no transparencia de
una lengua: la ortografía de una lengua no haría que existiesen más
o menos disléxicos (lo que iría contra la hipótesis genética del
trastorno) sino que facilitaría que se diagnosticasen aquellos casos
de dislexia predominantemente superficial; lo que no ocurriría en
poblaciones de lenguas transparentes.
Otros trastornos en las dificultades de aprendizaje (D.A.)
* Agrafia: trastorno relacionado con la escritura
* Discalculia: trastorno relacionado con las habilidades
aritméticas
* Dismapia
Según el momento de diagnóstico
1. Dislexia específica: que se manifiesta en el período de
aprendizaje de la lectura.
2. Dislexia de comprensión: que se manifiesta en períodos
posteriores al aprendizaje de la lectura y que no permiten una
comprensión óptima de lo que leen.
Una objeción a esta clasificación sería que los disléxicos de
comprensión pueden no ser más que disléxicos específicos no
diagnosticados. Podría ser que debido a diferentes causas, como por
ejemplo una alta inteligencia, hubiesen compensado o enmascarado su
trastorno hasta que la creciente exigencia de comprensión de los
textos académicos hubiese dejado al descubierto su trastorno.
Estudio
La neurolingüística y la psicología del lenguaje se encargan de
estudiar la dislexia. La ciencia aplicada que estudia su tratamiento
es la psicopedagogía.
Los profesionales que normalmente la estudian son licenciados
especializados en cerebro y aprendizaje tales como los
neuropsicólogos y los psicólogos del aprendizaje/psicopedagogos
(psicopedagogía).
El tratamiento de la dislexia debe llevarse a cabo por profesionales
especializados; como son los anteriores; los logopedas (logopedia) o
los maestros especializados en trastornos del aprendizaje; siendo en
general preferible los del primer grupo (neuropsicólogos y
psicópedagogos) por sus mayores años de formación.
Curso de la dislexia
Edad de diagnóstico y duración del trastorno
Los signos de la dislexia pueden variar a medida que el niño crece.
En general estos trastornos se observan por primera vez cuando el
sujeto está aprendiendo a leer, aunque pueden estar latentes desde
mucho antes. Al mismo tiempo puede ocurrir que la dislexia no se
diagnostique hasta muchos años después. Por ejemplo es común que los
niños que tienen un alto coeficiente intelectual, compensen esta
patología y pase desapercibida hasta que las exigencias de
comprensión de la escuela aumentan.
Existe discusión sobre si el trastorno perdura toda la vida y solo
se minimizan sus consecuencias o si desaparece gracias a los
tratamientos. Sin embargo hay acuerdo en que, cuanto antes se
empiece el trabajo rehabilitador, menores van a ser las
consecuencias.
También es importante tener claro que este trastorno trae
dificultades importantes en la vida diaria, pero que estas están
localizadas en un dominio específico (lectura y escritura), mientras
que no existen dificultades en los otros dominios. En general el
trastorno, aunque impone ciertas limitaciones una vez superado el
periodo escolar, permite llevar una vida prácticamente normal.
Curso evolutivo de la dislexia
De los 3 a los 5 años, el niño disléxico puede tener un desarrollo
lento del habla y dificultades de pronunciación, aunque no siempre
tiene que haber dificultades relacionadas con el lenguaje oral.
Algunos autores también afirman que pueden aparecer dificultades
para aprender rutinas y memorizar números, letras, los días de la
semana, canciones o los colores; dificultades con la manipulación de
sus prendas de vestir (abotonar o subir cierres), etc. Sin embargo
existe controversia sobre si esto es más propio de la dislexia o de
otros trastornos del aprendizaje.
En este período es importante observar cómo se encuentran los
requisitos del aprendizaje de la lecto-escritura. Pese a ello es
raro diagnosticar a los sujetos de dislexia antes del comienzo de la
etapa escolar, al apenas haberse enfrentado a tareas lectoras.
Entre los 6 y los 8 años, la mayor complicación que presentan es en
la asociación grafema-fonema (letra-sonido). Otras dificultades que
aparecen más raramente en la literatura son dificultades en
operaciones de lógica espacial y en la memoria secuencial. En
algunos casos, comienzan a evidenciarse déficits en otras áreas
académicas, como por ejemplo las matemáticas (discalculia). En la
mayoría de los casos esta discalculia no es primaria sino que se
debe a dificultades de comprensión en los enunciados de los
problemas.
En este mismo rango de edad y hasta los 11 años, aproximadamente,el
niño puede confundir los números, las letras o cambiar el orden de
éstas en las palabras; presenta dificultades en la pronunciación de
las palabras que lee y tiene dificultades para comprender las
lecturas.
Posteriormente y hasta la edad adulta las dificultades más
importantes aparecen en la comprensión de textos y son mayores
cuanto más complejo es el texto a leer.
Explicación cognitiva de la evolución sintomatológica de la dislexia
Desde el paradigma psicológico del procesamiento de la información
estas dificultades se explican porque las personas sin dislexia
automatizan procesos que las personas con el trastorno tienen
dificultades para automatizar.
Para estas teorías, el cerebro tiene unas capacidades de
procesamiento limitadas y si éstas se superan, se ralentizan los
procesos o incluso se cometen errores. Por eso lo niños pequeños
leen de forma lenta, cometen errores en la decodificación
grafema-fonema (letra-sonido) y tienen grandes dificultades para la
comprensión. Además, tienen más dificultades con aquellas palabras
menos conocidas o más largas por exigir éstas más recursos
cognitivos. Posteriormente, conforme los niños van automatizando la
mecánica lectora cada vez tienen más recursos para dedicar a
comprender el texto; y finalmente incluso esto se automatiza en gran
parte.
En los sujetos con dislexia esta automatización se da en menor
medida por lo que cometen durante mucho más tiempo errores; e
incluso ya de adultos, cuando a simple vista la velocidad y
precisión de la mecánica lectora parecen correctas tienen
dificultades de comprensión al seguir utilizando la mayor parte de
sus recursos en la decodificación grafema-fonema. Así mismo los
adultos con dislexia es común que sigan cometiendo más errores y
sean más lentos que los grupos control en la lectura de palabras
inventadas o poco comunes.
Tratamiento de la dislexia
Tiempo atrás el tratamiento de la dislexia se anclaba en la idea del
refuerzo del área de lateralidad, la orientación espacial, la grafo
motricidad, la orientación temporal y las seriaciones. Sin embargo
actualmente este tipo de tratamientos están prácticamente
abandonados.
Indicaciones generales sobre los tratamientos
Una máxima que debe guiar el tratamiento es el “sobreaprendizaje”.
Es decir, volver a aprender la lecto-escritura, pero adecuando el
ritmo a las posibilidades del niño. También hemos de tener en cuenta
que tanto en la escuela como en casa, para un niño disléxico las
tareas escolares le van a ocupar más tiempo y esfuerzo que a otro
niño cualquiera, lo que las convierte a veces en un trabajo arduo y
pesado, y por tanto, una tarea que causa frustración y rechazo. Por
ello, en la reeducación es importante encontrar actividades que sean
motivadoras para el niño acercándole de una manera más lúdica a la
lectoescritura. Además el tratamiento dependerá de la edad y momento
evolutivo del niño. La necesidad de este tratamiento diferenciado
está muy unido a los cambios en el curso del trastorno.
El tratamiento en las diferentes edades
Así; en los cursos de infantil será fundamental incidir de manera
preventiva; y por tanto sobre todos los niños; en los requisitos de
la lectura. Entre todos ellos será clave el aumento de la conciencia
fonológica. Para ello se utilizarán materiales orales (aún no se ha
comenzado la lectura), en los que los niños deberán crear rimas,
derivar palabras, dividir palabras en sílabas, etc.
Entre los 6 y los 9 años los objetivos serán por un lado aumentar la
conciencia fonológica; tanto oral como escrita; y por otro mejorar
la automatización de la mecánica lectora. Para lo primero se
utilizarán recursos similares a los de la etapa anterior; para lo
segundo se tratará de lograr que el niño practique lo más posible la
lectura en voz alta. Tanto en este momento, como en los posteriores,
es fundamental que el sujeto lea lo más posible como forma de
mejorar sus habilidades. Sin embargo esto no es tarea fácil, ya que
al niño o adulto con dislexia el leer puede resultarle una tarea
agotadora y poco grata. Por tanto será fundamental encontrar textos
adecuados a la edad e intereses del sujeto y motivarle de forma que
leer le resulte una actividad atractiva. En esta misma línea también
será fundamental concienciar a los padres y profesores de estas
edades de las dificultades del niño, de forma que no se le exija por
encima de sus posibilidades ni se sienta inferior a sus compañeros.
A partir de los 10 años está comprobado que es difícil aumentar la
conciencia fonológica y la automatización de la lectura. Desde este
momento los objetivos serán diferentes; buscando fundamentalmente la
enseñanza de estrategias de comprensión de textos (búsqueda de
palabras clave, subrayado, resumen, etc.)
Estrategias de compensación
Será en la última etapa (a partir de los 10 años) cuando sea
interesante plantear estrategias de compensación de los déficits,
como complemento a la rehabilitación. Las estrategias de
compensación son todas aquellas que sin modificar las capacidades
deficitarias del sujeto le facilitan su adaptación a la vida diaria
apoyándose en sus puntos fuertes.
Algunos instrumentos de ayuda pueden ser las calculadoras,
grabaciones de voz, tablas de datos o la presencia de un adulto
ayudándole con la lectura oral del material de estudio. Los
procesadores de texto también son interesantes al corregir
instantáneamente muchas de las faltas de ortografía y ayudar a
escribir con el soporte de diccionarios personalizados y temáticos
que sugieren palabras.
Finalmente en los últimos años han aparecido programas informáticos
capaces de transformar textos digitales a audio (voz digital)
permitiendo la adquisición de conocimientos a través de las
capacidades conservadas como la comprensión del lenguaje oral y la
memoria auditiva. Estos programas pueden ayudar al alumno, tanto en
la escuela, como en casa en sus tareas escolares; pero también es
aconsejable su uso entre los adultos profesionales en su vida
laboral, usándolos para trabajar de forma más eficaz.
Terapias de controversia en la dislexia
Existen multitud de terapias que aseguran curas rápidas o casi
milagrosas; que gozan de gran difusión en el mundo; y que sin
embargo no tienen estudios que respalden suficientemente su utilidad
o que incluso estén desaconsejados.
Las siguientes terapias en el mejor de los casos no están
actualmente suficientemente respaldas por estudios científicos; en
otros casos parten de supuestos que no están de acuerdo con los
conocimientos que actualmente se tienen de la dislexia. Antes de
decidirse por un tratamiento parece fundamental enterarse por
fuentes fiables de si realmente está comprobada su eficacia.
Texto modificado de "Revista de neurología; 2000; 31 (4)"
1. Entrenamiento visual optométrico (optometría): se basa en la
teoría de que la dislexia se debe a un defecto visual y consiste en
ejercicios de rastreo visual, control binocular, etc. Una postura
clara y definida respecto a la no utilización del entrenamiento
visual más allá del manejo de una disfunción visual básica se
expresó en una declaración conjunta emitida por el Comité de Niños
con Incapacidades, de la Academia Americana de Pediatría y un grupo
de trabajo ad hoc de la Asociación Americana de Oftalmología
Pediátrica y Estrabismo y la Academia Americana de Oftalmología.
2. Lentes de colores: se basa en las teorías de Irlen y pese a que
desde los años 80 este método ha gozado de gran publicidad como
tratamiento de la dislexia no existen suficientes estudios
científicos que prueben su eficacia.
3. Entrenamiento cerebelo-vestibular: se basa en las teorías que
afirman que el problema de base de la dislexia es en realidad un
problema del cerebelo y el oído (centros del equilibrio); y consiste
fundamentalmente en ejercicios dirigidos a mejorar la estabilidad, o
fármacos anti-vértigo. No hay pruebas que respalden ni esta teoría
ni los tratamientos que propone.
4. Terapia de integración sensorial: se basa en la teoría de que los
problemas de aprendizaje y los problemas motores se deben a un
déficit de integración sensorial. Se ha comprobado su ineficacia
frente a otros programas de intervención.
5. Retroalimentación electroencefalográfica (EEG Biofeedback): se
basa en la suposición de que tanto en la dislexia como en otros
trastornos (por ejemplo el déficit de atención/hiperactividad) hay
un funcionamiento cerebral anómalo de base. Así los defensores de
esta terapia consideran que si se modifican los patrones
electroencefalográficos se modificarán igualmente las dificultades
externas. Además de su alto coste los estudios que han comunicado su
utilidad hasta el momento son inadecuados desde el punto de vista
metodológico. Los grupos fueron pequeños y sin controles apropiados.
6. Cinesiología aplicada (osteopatía craneal): propone que la
dislexia y los trastornos del aprendizaje son secundarios a un
desplazamiento de los huesos temporal y esfenoidal. por lo que ‘una
manipulación ósea casi infinitesimal’ corregiría la discapacidad y
desaparecerían los síntomas. Los ‘reflejos cloacales’ se describen
como localizados en la superficie anterior y posterior de la pelvis;
estos reflejos supuestamente centran la pelvis para coordinar la
cabeza y el cuello con la porción inferior del cuerpo, por medio de
los reflejos de enderezamiento visual y laberíntico, y de los
receptores tónicos del cuello. Se ha propuesto que la manipulación
de estas áreas pélvicas mejora la dislexia. Este tratamiento
quiropráctico (quiropráctica) y osteopático para los trastornos del
aprendizaje no se basa en ninguna investigación conocida y algunos
de sus conceptos anatómicos no coinciden con lo conocido
actualmente.
Compartir este articulo : | | | | |
|
|