PASTILLAS PARA
MEJORAR LA INTELIGENCIA
"Una pastilla. Todo es posible". Ese
es el mensaje con el que se promociona "Sin límites" -en inglés,
Limitless- la última película de Robert de Niro
El film, también protagonizado por
Bradley Cooper, cuenta la historia de un escritor que consume una
droga experimental que le permite usar el 100% de su cerebro.
El resultado es éxito, fama e incluso un mucho mejor peinado.
Y es que, gracias a la droga, el protagonista pasa de ser alguien
desorganizado y desmotivado a convertirse en alguien súper enfocado
y con una gran confianza en sí mismo.
Pero, ¿hay algo real de verdad detrás de la historia? ¿Puede una
simple pastilla aumentar ilimitadamente nuestra capacidad cerebral?
En cierta forma, sí. Medicamentos similares al que aparece en la
película ya existen en la vida real: ayudan a mejorar la memoria y
la capacidad de concentración, lo que les ha valido el nombre de
"drogas inteligentes".
En el Reino Unido, por ejemplo, una de las "drogas inteligentes" más
populares es el modafinilo, que es empleado por numerosos
estudiantes para lidiar con la fatiga durante la temporada de
exámenes.
Diseñado originalmente para tratar la narcolepsia, el medicamento se
volvió bastante popular entre diferentes grupos gracias a su
capacidad para hacer que la gente se sintiera más despierta y
alerta.
Así, los militares lo emplean para mantener despiertos a los
soldados durante operaciones de combate, y su uso también se ha
extendido entre aquellos profesionales que trabajan turnos nocturnos
y largos, como doctores, enfermeras y pilotos.
Se dice que también es popular entre los académicos que tienen que
viajar entre continentes con diferentes husos horarios.
Bárbara Sahakian, investigadora y profesora de neuropsicología
clínica en la Universidad de Cambridge, por su parte, encontró que
el 17% de los alumnos en varias universidades de EE.UU. admiten
haber usado el estimulante Ritalin (metilfenidato).
Esta droga fue diseñada para tratar a niños hiperactivos,
maximizando su capacidad de aprendizaje.
Y una encuesta practicada por la revista Nature entre 1.400 adultos
encontró que uno de cada cinco había consumido Ritalin, Provigil (modafinilo)
o beta-bloqueadores, y no para tratar alguna condición médica, sino
para mejorar su concentración o su memoria.
"Los estudios demuestran que algunos neuroestimulantes como el
modafinilo ayudan a mejorar el desempeño en procesos complejos de
planificación o solución de problemas, concretamente las funciones
ejecutivas que tiene lugar en la parte frontal del cerebro", explicó
la profesora Sahakian.
"El modafinilo también mejora algunas funciones de memoria y el
Ritalin mejora específicamente la memoria de trabajo".
Aunque los científicos aún no saben cómo trabajan estas drogas para
aumentar la cognición, no debe sorprender que el uso de "drogas
inteligentes" esté aumentando.
Muchos estudiantes consumen neuroestimulantes durante la época de
exámenes.
Después de todo, prometen algo atractivo e interesante: la
posibilidad de sentirnos tan alertas y volvernos tan eficientes como
podamos, cuando lo necesitemos.
E incluso si sólo aumentan nuestra capacidad de memoria en un 10%,
como algunos sugieren, ese porcentaje bien puede representar la
diferencia entre aprobar o aplazar un examen, o entre una buena
calificación y otra todavía mejor.
Pero, ¿hacen estas pastillas algo que no haga la cafeína?
El profesor John Harris, quien es el director del Instituto para la
Ciencia, la Innovación y la Ética de la Universidad de Manchester,
cree que le dan a quienes las consumen una ventaja.
"Tienen un efecto similar al del trabajo duro y el café. El mismo
efecto que también produce el ejercicio físico. Todos son, en cierta
medida, potenciadores cognitivos", dijo Harris.
Pero Harris aclara que aunque consumir modafinilo puede ayudar a
algunos a vencer el cansancio y a hacer mejor su trabajo, la droga
no es capaz de convertir a nadie en un nuevo Albert Einstein de la
noche a la mañana.
"Si no eras un genio antes, no lo vas a ser después (de tomarla). No
te hace más inteligente", dijo el profesor Harris.
Al mismo tiempo, todavía no está claro qué tan seguros son estos
estimulantes.
Las implicaciones de su consumo a largo plazo aún no han sido
estudiadas a fondo, principalmente por las dificultades de
identificar a quienes las usan como "neuroestimulantes".
La gente que las compra con este propósito sólo puede obtenerlas a
través de internet, por lo que es difícil hasta determinar el número
de usuarios.
"Y uno nunca puede estar 100% seguro de lo que está comprando, de
los ingredientes y de las reacciones adversas que pueden generar
cuando se las consume junto a otros medicamentos", advirtió un
portavoz de la organización británica DrugScope.
Tampoco se sabe qué tan adictivas pueden ser.
Los expertos creen que el modafinilo no causa adicción, pero
DrugScope teme que el uso regular de la droga pueda generar cierta
dependencia.
Y la organización recomienda a los usuarios de cualquier "droga
inteligente" discutir su consumo con sus médicos de cabecera.
A la profesora Sahakian, por su parte, le gustaría que existiera una
política formal para este tipo de drogas.
"Las autoridades deberían considerar los posibles efectos negativos
de los estimulantes cognitivos y tomar medidas al respecto", le dijo
a la BBC.
"Las universidades necesitan desarrollar políticas sobre su uso,
establecer qué es aceptable y qué no", dijo.
Mientras eso no pase, la gente va a continuar tomándolas para
aprobar sus exámenes y para no sentirse cansados, simplemente porque
pueden.
Pero aunque la posibilidad de poder usar el propio cerebro a fondo
-"sin límites"- es sin duda atractiva, la misma película demuestra
que también tiene sus riesgos y puede crear complicaciones. /BBC
Mundo
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