Candela y Tomás, son dos
niños que murieron asesinados y de los que habló el
país. Cómo charlar con los más pequeños de un tema tan
doloroso y conmovedor. Consejos de un psiquiatra
Florencia O´Keeffe.- La muerte
siempre conmueve. Y cuando se trata de la muerte de un niño, y de
manera violenta, mucho más. En las últimas horas, los argentinos
asistimos a través de los medios de comunicación a la noticia de la
desaparición de Tomás, una criatura de 9 años, oriunda de Lincoln,
Buenos Aires, y su posterior aparición, ya sin vida. Los canales de
televisión, los portales en Internet, las radios y los diarios
reproducen sin cesar la información, algunos, no ahorran detalles.
Grandes y chicos escuchan sin parar las posibles causas de la
muerte, el dolor de los amigos, la angustia de sus vecinos, el
relato desgarrador de sus afectos más cercanos. ¿Qué decirles a los
más pequeños sobre este tema? ¿Cómo evitar que conozcan el desenlace
de esta historia que está en todos lados desde hace días, como
sucedió también con Candela?
El médico psiquiatra Lucas Raspall, integrante de Multiespacio
Anima, respondió las preguntas de Canal Salud y da pautas para saber
cómo enfrentar esta situación.
-Ante la desaparición de un niño, como sucedió con Candela y ahora
con Tomás, ¿hay que hablarlo con los chicos? ¿Es mejor esperar a que
ellos pregunten? ¿Cómo advertir si están o no angustiados por esta
situación, sobre todo en aquellos que no lo expresan claramente?
-Ante todo, vale señalar que lo más importante es considerar las
particularidades de cada niño, sus vulnerabilidades y sus recursos.
Por esto, las líneas que siguen no son una guía sino algunas
consideraciones generales. Estas noticias, en nuestros tiempos,
invaden la pantalla de la tele, las páginas de Internet y los
pasillos de la escuela, por lo que pensar que no se van a enterar es
un error. A partir de aquí, la primera recomendación es “tantear”
qué sabe el niño y cómo vive o siente la noticia; tomar la
iniciativa, no esperar o pensar que ya va a pasar, porque la única
intervención posible es ayudarlo a integrar, de mejor manera, lo que
escucha. Por otro lado, no siempre se los nota angustiados, ya que
en general sus manifestaciones no son tan claras como en el adulto.
Pueden aparecer preocupaciones, miedos, inquietud, sensación de
desamparo o no querer quedarse solo, pesadillas, terror a la hora de
ir a dormir o incluso, alguna disminución del rendimiento académico.
-¿Les hablamos de la muerte? ¿En qué términos?
- Es un tema muy complejo, e incluso lo es para muchos adultos.
Cuando el adulto no se siente seguro para hacerlo, para hablar de
esto, sigue siendo igualmente importante que le ponga palabras,
favoreciendo que el niño se sienta protegido y seguro, y atendiendo
sus necesidades de cuidado, amor y proximidad física. Quizás sea
necesario dedicar un tiempo adicional para generar más confianza y
consuelo en el niño, facilitando el espacio para que exprese sus
ideas y sentimientos. Respetar siempre lo que siente y validarlo,
así se lo estará acompañando de la mejor manera.
-¿Cómo resguardarlos de los detalles que revelan los medios?
-Lo más importante es permitir que se hable de lo que pasa, si no,
la cabeza del niño, al no tener los recursos necesarios, puede crear
innumerables confusiones y miedos. Ayúdelo a corregir los conceptos
erróneos acerca de la situación, integrando estas palabras con
emociones que puedan ser mejor identificadas y controladas. Intente
no permitir que los sentimientos suban en un espiral difícil de
frenar, desorganizando aún más sus ideas. La mejor manera de
resguardarlos de esos detalles que ya escuchó es hablando y
encausando lo que fue mal comprendido. Luego, intente de poner un
límite con respecto a estos temas en la tele, que no se quede
pegado, que pueda retomar sus intereses habituales.
-Para los adultos, estas noticias también son muy conmovedoras.
Aparecen o recrudecen los temores sobre la seguridad de los hijos …
-Una intervención interesante es escuchar cómo nosotros intentamos
conducir a nuestros hijos a que piensen las cosas de la mejor
manera. En general, esos pensamientos son los más racionales, y
también sirven para nosotros! Por supuesto estos hechos violentos,
dolorosos, lamentablemente suceden, pero la libertad no se cultiva
encerrado en una casa. La incertidumbre es una regla que hay que
aceptar si se quiere vivir con libertad, sino, somos presos de
querer controlar todo en todo momento. Así, la libertad es el fruto
de nuestros recursos para enfrentar las situaciones que puedan
aparecer en la vida de cada uno, sin permitir que las emociones nos
bloqueen o nos cieguen.