Fuentes de la inteligencia
oficial dejaron trascender que Máximo Kirchner tiene una nueva
pasión, muy parecida o superior a la que siente por el Racing Club
de Avellaneda. Se trata de la oratoria.
Por indicación de su madre, Máximo toma cuatro horas de clases de
oratoria por día, además de dedicar también bastante tiempo a la
lectura de obras políticas. Ella le tomaría examen los fines de
semana en Olivos y tiene autoridad en la materia, porque a partir de
que asumió como presidente en el 2007 se fue convirtiendo en una
excelente oradora.
Hasta ahora, el vástago mayor de la familia ha demostrado una
persistente aversión a hablar en público, aun siendo el jefe
indiscutido de La Cámpora. Por lo que deslizan las mismas fuentes,
durante los próximos meses, Máximo sostendría su estilo hermético,
hasta que complete sus estudios de oratoria.
Luego, cuando su madre le dé la señal, se lanzaría al ruedo político
como diputado nacional por Santa Cruz o Buenos Aires en el 2013.
Pero esto sería sólo una prueba piloto antes de dar el gran salto,
porque Cristina pensaría en legarle a su hijo el sillón de Rivadavia
en el 2015.
Sobre la vocación dinástica de la familia Kirchner hay sobradas
pruebas. Pero el nuevo proyecto obedecería a la necesidad, por parte
de CFK, de cerrarle al camino a una lucha sucesoria que a mediano
plazo podría desgarrar al cristinismo. No es un secreto que Amado
Boudou dedica parte de su tiempo al armado de una estructura
territorial en la provincia de Buenos Aires, ni que Alicia Kirchner
se considera en carrera como portadora del apellido presidencial.
Pero todavía más preocupan en Olivos las afirmaciones que el
gobernador salteño Juan Manuel Urtubey les transmite a sus íntimos:
“ya estoy en carrera y mi duda es si espero hasta el 2013 o empiezo
a hablar antes”. Y desde ya, el cristinismo teme que las
convulsiones económicas que se avecinan terminen potenciando las
ambiciones de Daniel Scioli.
La aparición de Máximo en el mapa político nacional, más allá del
resultado final, serviría entonces para contener a los aspirantes
mencionados y también, de algún modo, como operación sustituta de la
reforma constitucional con reelección indefinida. Ésta, hoy por hoy,
es implanteable, porque aumentaría aún más la desconfianza de los
mercados, ya demasiado alterados con el retiro de los depósitos en
dólares y la presión alcista del paralelo.
Por Guillermo Cherashny
Fuente:
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