Alianzas y cruces de los que se lanzaron a la carrera. Todos los
detalles desde el momento en que se anunciaron los binomios.
Los siete candidatos presidenciales fueron allanando su camino, cada
uno con sus métodos y estrategias. Hubo de todo: los que se bajaron,
alianzas y desacuerdos y un sinfín de polémicas desde que comenzó la
carrera de cara a octubre.
Aquí están, estos son
Los siete binomios fueron confirmados en momentos diferentes.
Ricardo Alfonsín, después de arduas internas y la decisión de Julio
Cobos de bajarse ante su pálida imagen, fue el primero en confirmar
su postulación. Eligió al ex titular del Banco Central, Javier
González Fraga, como compañero de fórmula e hizo eje en discursos
diplomáticos.
Parecía afirmarse como el opositor más fuerte. Sin embargo, las
primarias le dieron un duro cachetazo y, aunque consiguió el segundo
puesto por algunas milésimas en esa instancia, quedó relegado y
hasta se presume que Hermes Binner lo superaría el 23 de octubre.
Con el discurso de prometer “orden”, Eduardo Duhalde anunció que su
vice sería el gobernador de Chubut, Mario Das Neves. Su campaña se
basó en críticas al Gobierno y pocas propuestas. De hecho, apeló a
una estrategia muy conocida en su entorno tras las primarias:
denuncias sobre fraude. Pero, cuando la Justicia Electoral dio el
escrutinio final, dictó sentencia firme.
“No pido que me voten, elijan legisladores”. Las palabras de la
postulante de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, fueron semanas
después de que consiguiera sólo el 3, 22 de los votos. No sorprende:
luego de la pobre actuación en las primarias de agosto, ni siquiera
asistió a la conferencia para dirigirse a sus seguidores, en un
claro mensaje derrotista. Ahora, su estrategia es dejar que el
tiempo pase y empezar a definir su futuro en un espacio que se
desmorona y parece tener un final más que anunciado.
El binomio Jorge Altamira- Christian Castillo no tuvo mucha
trascendencia en el comienzo de la campaña. Su aspiración hace un
tiempo resultaba compleja: alcanzar los 400 mil votos para poder
anotarse en las elecciones generales. Pero las redes sociales, más
precisamente Twitter, hicieron el resto de la tarea y el “un milagro
para Altamira” fue realidad.
Rodríguez Saá no tuvo que pelear (en el buen sentido de la palabra)
contra nadie para postularse por tercera vez en su carrera política.
El mandatario de San Luis se quedó sin adversarios en el PJ
disidente luego de la pre interna con Duhalde y tuvo el camino
allanado para conformar su lista. Fue el único que logró superar a
la Presidenta en una provincia, aunque recibió poco respaldo en el
resto del país.
La actual mandataria Cristina Fernández fue la última en confirmar
su candidatura. Esperó hasta la última semana para anunciarlo
aunque, claro, la expectativa estaba puesta por el nombre de su
vicepresidente, que finalmente fue confirmado: Amado Boudou. Sin
dudas, el apoyo más valioso que podía conseguir no fue de ningún
candidato ni de ningún partido, sino de más de medio país: el 50,
21% que logró en las elecciones primarias la afirman para estar
cuatro años más al frente de la Argentina.
A mitad de camino. La fórmula Alcira Argumedo-Jorge Cardelli puso la
cara en representación de “Pino” Solanas y tuvo que abandonar su
carrera cuando no alcanzaron el piso para presentarse en octubre.
Proyecto Sur, así, se debilita como partido a nivel nacional y se
ahoga en un mar de dudas.
Los que no fueron
Una de los giros más inesperados lo protagonizó el jefe de Gobierno,
Mauricio Macri. El líder PRO era una fija para ocupar uno de las
listas que buscarían la Presidencia. Pero, lejos de eso, vio que las
encuestas jugaban en su contra y prefirió dar un volantazo e ir en
busca de la reelección en la Ciudad.
El voto no positivo de Julio Cobos, allá por 2008, tuvo un fuerte
impacto en el escenario político que con el correr de los años
terminó alejándolo de toda posibilidad de postularse. Quiso,
intentó, pero no pudo ir ni por una gobernación en Mendoza por la
UCR. De hecho, acto seguido, mostró sus diferencias con ese espacio
y quedó en una nube de incertidumbres.
Ernesto Sanz, el más desconocido de todos los candidatos que no
fueron, tenía el apoyo de gran parte de la UCR. Hubo campaña con
afiches y desafió a Alfonsín para las internas de agosto. Sin
embargo, hubo acuerdo para un candidato único y ese lugar lo ocupó
el hijo del ex presidente, ahora cuestionado desde todo el abanico
radical.
La historia de Fernando “Pino” Solanas es particular. En diciembre
último se lanzó "a la presidencia" en un acto en Ferro ante 7.000
personas. Aquel día dijo que "no le interesaba ser jefe de gobierno
porteño". Pero, al parecer, este año tiró al tacho esa frase y puso
a otra figura en su lugar. ¿El resultado? Negativo: una pobre
actuación en la Ciudad y menos del 1, 5% del espacio para impedir la
postulación en los comicios generales de octubre.
En definitiva, la cronología de los hechos tuvo el sello de todos
los actores. El escenario quedó adornado para que salgan a escena
cuando en una histórica jornada electoral, los argentinos vayan a
las urnas. A esperar, entonces. Que comience la función .
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