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La fiebre del fundador y la pérdida de objetividad: los emprendedores tienden a enamorarse de sus proyectos y esto es positivo. Pero no tener “un cable a tierra” puede ser muy perjudicial. Aconsejo siempre tener un “abogado del diablo” que ayude a “bajar de la nube….”
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Escoger mal a los compañeros de viaje: Ya lo había comentado en alguna guía anterior, el tener un buen equipo resulta clave. Tu mejor amigo, tu compadre y hermano del alma son eso, tu amigo, tu compadre tu hermano pero no por eso las mejores personas para hacer un proyecto.
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Falta de orientación al mercado o público objetivo: por más innovador que sea el producto o servicio alguien tiene que estar dispuesto a pagar por eso. Mientras más se conozca a esas personas dispuestas, mucho mejor.
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Carecer de estrategia competitiva: hay que tener un foco, la universalidad se la dejamos a la Coca-Cola (y hasta ellos tiene estrategias diferenciales).
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Despreciar a la competencia: he oído muchas veces “por ahora no hay competencia”. Acto seguido Cencosud y Wallmart entran al negocio….
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No entrar en el momento adecuado: No todo lo innovador tiene la “ventana de oportunidad” siempre abierta, si no vean lo que paso con proyectos como Newton de Apple, los autos eléctricos de GM a finales de los 80, etc.
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Desconocimiento del negocio: si no sabes 100% de lo que se trata mejor ni meterse.
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No conocer la estructura de costos: Siempre es más costoso de lo que aparenta ser, siempre hay que vender más barato de lo que se tenía pensado…
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Empezar con recursos inadecuados: Ojo, no siempre es dinero, a veces son personas, contactos e incluso tiempo.
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El “mal de piedra”: Querer tener todo construido y rápido no siempre es bueno. Si quieres empezar tu negocio con una oficina en la Torre Titanium creo que no es una buena idea. Una regla siempre -Mejor alquilar que comprar, mejor tomar prestado que alquilar.
Autor:
José Ernesto Amorós
fuente:
Guioteca