Es complicado encontrar la
forma de hablar con los niños sobre temas sexuales,
ahora más que nunca, por la facilidad de observar
escenas alusivas al sexo en revistas, Internet,
películas, programas de televisión y radio
Para los padres de la juventud del nuevo milenio será primordial
hallar la fórmula en la que los pequeños no se vuelvan el blanco
mercadológico del sexo; de lo contrario, se perderán valores
sociales que han costado años transmitir.
Indirectamente el sexo se puede difundir a través de distintas
vías con la seducción, el poder, la satisfacción inmediata de
los deseos. Lo que acarrea irremediablemente a los embarazos no
deseados, abortos clandestinos, enfermedades de transmisión
sexual, en fin, la lista de desventajas es grande.
Todo se puede evitar de raíz al hablar con los niños, asegura
nuestro analista Gustavo Shujman
Estaríamos cometiendo un grave error al dar por hecho que los
niños entienden la complejidad del problema porque en todos
lados se habla del tema.
La responsabilidad se incrementa en los padres de familia
porque, recuerden, la educación empieza en casa.
Un punto importante por esclarecer a los niños, antes que otra
cosa, es que la sexualidad tiene que ser vista naturalmente; con
ayuda de la fisiología se puede empezar a explicar.
Es cierto que la sexualidad humana tiene mucho que ver con
cuestiones de anatomía y biología, y es esencial que abordemos
ese aspecto con los niños: priorizar las funciones de la
constitución del aparato reproductivo.
Ante la inmediatez de hoy en día, los padres tenemos que
resistir dejar a la suerte esta enseñanza, sin tomar la rápida
salida que ofrece el mercado, donde el tema es tratado como una
mercancía más del aparador.
En ese marco, hay que evitar una confusión peligrosa: la que
implica suponer que naturalizar la educación con el sexo
significa dejar a los niños a expensas de los medios y de la
presión con la que lo presentan los consumos sociales
En contraparte, hace muchos años lo sexual era asociado al
pecado, consecuentemente a la culpa. Esa represión del control
exagerado impedía que circulara la información necesaria para
ejercer responsablemente la propia sexualidad. Predominaban la
ignorancia y en ocasiones el miedo, inusual en nuestra época.
Al experimentar las sensaciones producidas por las imágenes de
los niños atentos a las explicaciones sobre sexualidad, saltarán
a la conversación preguntas, angustias y preocupaciones del
alumnado, por eso hay que tener la sensibilidad al máximo en
esos momentos.
La parte fundamental y crucial de la charla será escuchar
atentamente las dudas de los niños, aconseja Gustavo Shujman en
la primera parte su fascículo: “¿Cómo te explico el sexo y el
amor?”