Un especialista explica cómo
y por qué se desatan los ataques de panico. Consejos
prácticos para superar la situación
“Tengo ataques de pánico; lo sufría más cuando
estaba en el exterior, hoy estoy mucho mejor, pero son cosas
privadas y hay que tener cuidado con lo que se dice. Es un tema que
tuve, que de vez en cuando lo tengo…”. Así, con prudencia y cierta
timidez, el “Chori” Domínguez, jugador de River Plate, se refirió a
las crisis de ansiedad que padece desde hace un tiempo y que
aparentemente puede ir controlando. El mismo planteo del coreógrafo
y bailarín Marcelo Iripino, quien lo expresó públicamente en el
programa Bailando por un Sueño, ya que en ocasiones debió abandonar
la pista por no poder enfrentar la situación de exposición. Lo
cierto es que cada vez son más las personas que los padecen. El
médico psiquiatra Lucas Raspall habló con CANAL SALUD sobre las
crisis de pánico. Quiénes pueden sufrirlas y cómo sobrellevar el
problema en busca de una solución.
—¿Qué es un ataque de
pánico?
—Se trata de una crisis de ansiedad (o crisis de
angustia) con síntomas elevados, consecuencia de una activación del
sistema de alarma del organismo frente a un estímulo que,
objetivamente, no debería encenderlo. Los síntomas, para facilitar
su reconocimiento, se pueden dividir en tres áreas.
a) Fisiológica: palpitaciones, taquicardia,
sensación de un ahogo, temblores, sudoración, dolor de estómago o
diarrea.
b) Cognitiva: la persona piensa que se está por
morir o por volverse loca o que no se va a volver a sentir bien
nunca.
c) Conductual: se evita la situación temida (cuando
se la anticipa) o la huida cuando se está frente a el estímulo
amenazante.
Una crisis puede durar desde unos pocos minutos
hasta media hora o un poco más. una vez que se alcanza el pico, los
síntomas luego comienzan a disminuir espontáneamente. Pero a partir
de ahí queda una marca, y el miedo a volver a padecer de una crisis
hace que se detecte un tono de ansiedad constante que atenta contra
la calidad de vida y predispone al padecimiento de una nuevo ataque,
cerrándose así un círculo vicioso.
—¿Cualquiera puede
sufrirlo?
—Sí, cualquier persona, hombre o mujer, adolescente,
joven o adulto puede padecer de crisis de pánico, si bien es más
frecuente que se inicie en adultos jóvenes. Los últimos estudios
científicos estiman que el 25% de la población en algún momento de
su vida padecerá de un trastorno de ansiedad, una proporción
altísima dentro de este grupo; por otro lado, entran varios cuadros,
de los cuales las crisis de pánico son solamente uno, aunque
seguramente las más frecuentes.
—Suelen presentarse frente
a los mismos estímulos o no necesariamente (ej: un lugar cerrado, un
sitio con mucha gente, la previa a un examen)?
—Los estímulos que disparan una crisis de pánico son
de lo más diversos. una clasificación sencilla podría distinguirlos
en internos y externos, es decir, cosas que uno percibe dentro de su
propio cuerpo, ideas o imágenes, o, por otro lado, objetos o
situaciones que se encuentran afuera, en el entorno. De todas
maneras, en uno y otro caso, es siempre la lectura que la propia
persona hace de la circunstancia la que gatilla la crisis, dado que
la calificación del estímulo es propia de cada subjetividad. En
muchos casos, esto es importantísimo señalarlo, la crisis de pánico
sucede de manera imprevista, sin un desencadenante identificable.
—¿Cómo sabe una persona que
es un ataque de pánico y no otra cosa?
—Ante todo, es importante distinguir la ansiedad
patológica de aquella que es normal. La ansiedad es una de las
emociones básicas, por lo que sentir ansiedad no es en lo más mínimo
un trastorno. El punto pasa por el monto de esta emoción y el evento
que la dispara. Cuando los síntomas ansiosos son muy elevados y las
circunstancias que los despiertan son mínimas y cotidianas, entonces
podemos ahí empezar a preguntarnos si estamos frente a un trastorno
de ansiedad. Luego, para hablar de pánico, debemos considerar un
nivel de ansiedad inusualmente alto, con los síntomas que señalamos
al principio.
—¿Hay más gente que los
sufre? ¿por qué?
—Podemos considerar que ha existido un aumento de
estos trastornos en los últimos tiempos, debido a circunstancias de
estrés laboral, académico y otros, a la creciente sensación de
inseguridad en varias áreas y otras contingencias de nuestra
sociedad actual. De todas maneras, uno de los elementos que marcan
este incremento en la prevalencia de los trastornos de ansiedad,
tiene que ver con la mayor disponibilidad de la información, no sólo
entre el grupo de médicos y psicólogos, sino también en la población
general. Muchas veces, esto lleva a diagnósticos equivocados,
apresurando la etiqueta que marca como pánico, trastorno obsesivo
compulsivo, depresión o demás, por lo que hay que ser cuidadoso y
atinado. Sin dudas en décadas pasadas, estos cuadros también se
padecían, dado que existen desde siempre, pero antes no contábamos
con la claridad nosológica que hoy sí disponemos.
—¿Se superan?
—Sí pueden superarse; lo mejor es intervenir desde
la psicoterapia, y en esto está demostrado que la terapia cognitiva
conductual corre con ventajas sobre otras líneas teóricas (otras
líneas teóricas pueden discrepar, y vale, por supuesto). Sólo si en
el marco de una adecuada psicoterapia no pueden desarrollarse las
herramientas necesarias para acotar el malestar, entonces podría ser
prudente considerar la posibilidad de un tratamiento que integre
también un psicofármaco. Entonces, psicoterapia siempre, medicación,
sólo a veces: ésta es mi opinión .
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