A veces sólo basta con una
simple mirada. O quizás un aroma, un roce o una palabra
son suficientes para despertarlo. Porque la llama del
deseo que hay latente en cada ser humano es capaz de
encenderse ante el más sutil de los estímulos que llega
a través de los sentidos, generando un impulso y una
necesidad comparable con el sueño, el hambre o la sed
Es lo que se conoce como la
libido o deseo sexual que llega con el aumento de la testosterona
hacia los 11 años, pero que alcanza su mayor pico hacia los 18 y los
20 años en los hombres, y entre los 30 y 40 en las mujeres, debido a
factores culturales que las reprimen a ellas y alientan a los
varones a disfrutar del sexo.
Sin embargo, por factores orgánicos o psicosociales, el deseo puede
disminuir, convirténdose en un problema que afecta a cerca de un 30%
de parejas después de la cuarta década de vida.
Factores que afectan la libido
El deseo está mediado por el sistema nervioso y los órganos de los
sentidos, pero también depende de los estímulos, la experiencia y la
imaginación, por lo que muchos factores pueden llegar a afectarlo.
Los más comunes son:
Psicológicos:
-Sistema de creencias negativo en torno a la masturbación.
-Inconformidad con el tamaño o la forma de sus genitales.
-Experiencias sexuales desagradables como el abuso sexual en la
infancia.
-Personas obsesivas que no se dejan llevar por los estímulos sino
que analizan todo y están más pendientes de su desempeño que de
disfrutar.
Condiciones propias del género:
-Alteraciones en los niveles de estrógenos propias de la
menopausia, ya que esto conlleva a resequedad vaginal, irritación y
dolor durante el coito.
-Embarazo, etapa durante la cual la prolactina (hormona de la
lactancia) bloquea la testosterona.
-En el hombre, después de los 40 años, los niveles de andrógenos
disminuyen afectando el deseo.
Por enfermedad:
-Depresión, en la que la inestabilidad emocional no permite una
buena disposición para el sexo.
-Ansiedad extrema que se somatiza llevando a dolor y a fatiga
durante las relaciones sexuales.
-Enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión afectan el deseo
no sólo por las molestias que generan sino por el efecto de los
medicamentos.
-Patologías cardiovasculares como ateroesclerosis o infarto, dado
que afectan la circulación.
-Hipotiroidismo, hipertiroidismo, cirrosis, hepatitis, tumores o
insuficiencia renal, ya que producen daño en las glándulas tiroides
y suprarrenales.
-Anemia, pues la deficiencia de hierro afecta la producción de
hormonas y neurotransmisores.
-Pacientes sometidos a cateterismo cardíaco u operados a corazón
abierto tienen dificultades para vollver a iniciar su vida sexual y
por tanto suelen perder el deseo por temores relacionados con su
salud.
De la pareja o la familia:
-Diferencias en la manera de disfrutar la sexualidad.
-Desplazamiento del deseo hacia la masturbación o la pornografía.
-Falta de atención del cónyuge, porque dedica mucho tiempo al
trabajo o los hijos.
-Pérdida de interés por la pareja bien sea porque al pasar la etapa
de enamoramiento que dispara el impulso sexual éste se ve afectado o
por existencia de relaciones paralelas que enfocan el deseo hacia
otra persona.
Agresiones físicas o psicológicas durante la relación sexual:
-Personas que tardan mucho tiempo en alcanzar el orgasmo y le
exigen a su pareja relaciones sexuales muy largas (de más de 10
minutos), que conducen a la fatiga y a la irritación de los
genitales, disminuyendo el deseo.
-Crisis familiares como pérdida de empleo, muerte de un ser querido,
etc.
Recomendaciones
-Cultive la ternura, la sensualidad y el respeto en su vida
sexual, no las imposiciones ni las agresiones.
-Mantenga una buena comunicación con su pareja que les permita
expresar sus preferencias sexuales, pues es imposible mantener el
deseo cuando se reciben estímulos inapropiados.
-Recuerde que las caricias no son sólo físicas. Se puede acariciar
también con las palabras para estimular el deseo, pero no sólo en el
momento del coito. Frases como “prepárate que esta noche te haré
feliz” son afrodisíacos naturales.
-No descalifique a su pareja durante la relación sexual, criticando
su físico o su comportamiento.
-Deje de creer que la habitación es el único sitio para hacer el
amor. La rutina es el gran enemigo del deseo.
-Si ha perdido interés hacia su pareja deténgase a pensar qué le
enamoró de esa persona y trate de revivir esa condición. Evalúe cómo
era su vida sexual antes de conocerla, pues es posible que el
problema tenga origen en el pasado y que su pareja no sea la causa.
-El uso de juguetes sexuales es una buena decisión, siempre y cuando
sea compartida, pues de lo contrario al ir en contra de las
creencias de algún miembro de la pareja puede llevar a disminuir el
deseo.
-Lleve una vida sin excesos y lejos del licor y del cigarrillo. Así
tendrá una buena circulación y por ende buena producción hormonal
que estimule el deseo.
-Haga ejercicio. Esto le ayudará a sentirse mejor con su cuerpo y a
mejorar su estado de ánimo, lo que se traducirá en una mayor
disposición para el sexo.
-Cultive el autocuidado. Elija cuidadosamente su ropa interior,
tenga una buena higiene y esfuércese por lucir siempre atractivo (a)
para su pareja.
-Resguarde su privacidad. Dormir con los niños o convivir con
familiares puede alterar el deseo.
-Controle el estrés. Los líos económicos o laborales pueden causar
trastornos del deseo.Fuente:
http://www.elpais.com.co