ue una de las expresiones predilectas de la oposición a la hora
de quitarle méritos al gobierno kirchnerista.
Además, durante años se convirtió en la muletilla elegida por los
economistas para explicar el inmejorable contexto
internacional que beneficiaba al Ejecutivo y que, en parte,
se estaba desperdiciando.
Y, tanto para la administración del ex presidente Néstor
Kirchner, como para Cristina, fue una de las grandes causas por las
cuales se pudo mantener la fiesta del consumo y del gasto,
en momentos en que el mundo se caía.
Se trata, ni más ni menos, que del tan comentado "viento
de cola". El mismo que, desde hace años, viene
soplando desde lugares distintos.
Por un lado, gran parte de las ráfagas provienen de Asia,
dado que China y los países de esa región son los grandes
responsables de que actualmente el precio de la soja se mantenga en
niveles históricos.
La otra "bocanada de aire" provino durante años de Brasil,
que se convirtió en un aliado clave de la Argentina,
especialmente a la hora de sortear lo peor de la crisis
internacional iniciada a fines de 2008.
En efecto, mientras Lehman Brothers se derrumbaba y comenzaban a
crujir las economías de EE.UU. y de Europa, el entonces presidente
Luiz Inácio Lula da Silva se convirtió en una suerte de
"salvador" para los empresarios argentinos.
No es para menos: en plena turbulencia global había instrumentado
un plan para impulsar el consumo en el mercado brasileño.
De este modo, puso en funcionamiento la "aspiradora verdeamarela" y
los productos industriales argentinos se empezaron a vender
como pan caliente en ese destino.
"Brasil fue un factor fundamental que le permitió a la Argentina
sobrellevar lo peor de la crisis iniciada en 2008.
De eso no hay dudas", explicó Jorge Vasconcelos, economista jefe del
IERAL, en diálogo con iProfesional.com.
Uno de los casos testigos fue el de la industria automotriz:
mientras que en 2009 la producción y el patentamiento de 0 Km se
derrumbaron un 14% y un 20%, respectivamente, Brasil le
compró al país un 14% más de vehículos que en 2008.
Por otra parte, el "salvador" Lula también fue de lo más
tolerante en momentos en que se exacerbó el proteccionismo
argentino, que tenía como objetivo defender los puestos de trabajo a
costa de enfrentar roces con los gobiernos de los principales socios
comerciales.
Así, mientras que prácticamente todos los países pusieron el
grito en el cielo, el Brasil de Lula fue sumamente
contemplativo y su única forma de protesta fue frenar,
durante algunos días, camiones con vinos, ajos y algunos productos
regionales de escaso valor.
El fin de una era
Sin embargo, para los expertos, la dirección del
viento ahora cambió: si bien el impulso sigue llegando desde Asia,
de la mano de una soja fuerte, las ráfagas que provienen desde
Brasil amenazan con dejar de ser un "viento de cola" para
convertirse en un "viento de frente".
En otras palabras, el país vecino, conducido por la "dama de
hierro" Dilma Rousseff, de a poco está dejando de ser la
"tabla" de salvación para convertirse en un gran
foco de preocupación para la economía doméstica.
Recientemente, Welber Barral, ex secretario de Comercio
Internacional de Lula durante cinco años, había confirmado a
iProfesional.com que Dilma no tiene mucho en común
con el ex presidente y que esto pone a la Argentina
en desventaja.
"Rousseff privilegia una agenda interna y no tiene las
pretensiones globales de Lula. Por eso, la paciencia no es
el fuerte de su carácter", explicó el ex funcionario. Y una
muestra clara de su estilo pudo verse cuando no le tembló el pulso,
meses atrás, a la hora de frenar miles de autos argentinos
en la frontera, como represalia ante el "cerrojo K".
Se encienden las luces de
alerta
Los temores sobre la "dama de hierro" están
transformándose, de a poco, en una cruda realidad para los
empresarios argentinos.
En este contexto, ¿de qué manera el país vecino está dejando de
ser un "aliado clave" -como lo fuera en las épocas turbulentas de
2008, de la mano de Lula-, para "cortarse solo" en esta crisis, con
Rousseff al mando?
El gobierno de Dilma dejó en claro que privilegiará la
competitividad de su economía por sobre la inflación. Vale
decir, que hará crecer su industria abaratando los productos.
"El escenario de crisis global aumentó la necesidad de
acciones más fuertes para mejorar la competitividad
de la industria brasileña. No sólo de los exportadores,
también de las empresas locales que compiten con productos que
llegan de otros países", señala un documento de la Secretaría de
Asuntos Estratégicos.
Y la decisión de avanzar en este sentido la confirma la reciente
reducción en la tasa de interés, del 12,5% al 12%, algo que varios
analistas ven como el primer paso de sucesivas rebajas.
Al respecto, Leonardo Bazzi, responsable de Research de Puente,
sostuvo que "el Banco Central de Brasil cambió su política y el
mercado ya da por descontado una nueva reducción de otros
100 puntos básicos hacia fines de año, lo que la ubicaría en un 11%
en diciembre".
¿Qué significa el hecho de que Brasil avance en reducir la tasa de
referencia? Tal como señaló Vasconcelos, "con esta medida intenta
ser menos atractivo para los capitales y que esa plaza no
desborde de dólares. Así, evita un abaratamiento de
la divisa estadounidense, es decir, un encarecimiento de la
moneda brasileña".
De esta manera, en plena crisis global, Dilma está logrando lo que
muchos analistas tildaban, lisa y llanamente, como un "imposible":
ponerle fin al "súper real".
Barajar y dar de nuevo
Los nuevos rumbos que está tomando la divisa del país vecino marcan
un preocupante cambio de escenario para la Argentina.
Es que la moneda de Brasil era de las que más se venía apreciando
en todo el mundo. A tal punto que en julio pasado, apenas dos meses
atrás, había alcanzado su mayor valor respecto al dólar de
los últimos 12 años.
Este "súper real", totalmente encarecido y poco competitivo, fue
lo que le dio oxígeno a la Argentina y lo que le
permitió a la industria nacional tolerar un tipo de cambio
moviéndose a cuentagotas mientras la inflación interna cabalgó por
encima del 20% durante los últimos años.
Sin embargo, este lunes las noticias volvieron a poner en alerta
a los empresarios locales: el real se está desvaneciendo a pasos
acelerados y este lunes alcanzó su valor nominal más bajo en
14 meses, tras cerrar en 1,78 unidades por dólar.
Así, desde el mes de julio, cuando se revirtió la tendencia,
la moneda brasileña lleva acumulada una devaluación del 16
por ciento.
Para sumar más luces de alarma, cabe destacar que días atrás,
desde el seno del propio Gobierno recomenron al Ministerio de
Hacienda "cambiar intensamente la política monetaria"
para avanzar en una devaluación más pronunciada de su moneda.
Así es como cada vez más expertos -ayer escépticos- hoy
prevén que el real seguirá abaratándose, poniendo en grave
riesgo a la industria argentina.
Incluso hay quienes aseguran que la divisa brasileña
alcanzará el "punto de no retorno" -de 2 reales por dólar-,
es decir, el nivel a partir del cual la economía local entrará en
zona de turbulencia.
Tal como diera cuenta iProfesional.com, para el
especialista en comercio exterior, Raúl Ochoa, el real "alcanzará
esa cotización antes de fin de año".
Por su parte, André Cabus Klotzle, economista de la Universidad
Católica de Rio de Janeiro, alertó que "el nivel de 2 reales por
dólar es sólo una cuestión de tiempo. Y la verdad
es que esto se puede producir en el muy corto plazo".
Esto implicaría una impensada y peligrosa devaluación de la
moneda brasileña del orden del 30% respecto a julio, un
escenario que desde el IARAF analizan como posible
"Con el nuevo escenario que plantea Brasil, hoy a un
empresario argentino le diría que se tiene que preocupar.
Incluso, si la situación en Europa empeora, el real podría
devaluarse con mucha más fuerza. Con lo cual, el problema
de la competitividad argentina se podría profundizar", alertó
Vasconcelos.
"Si Europa no logra evitar un nuevo colapso al estilo Lehman
Brothers, la situación va a ser aun peor. En este caso, podría
moverse más allá de la barrera de los 2 reales por dólar.
No hay que olvidarse que en 2008 llegó a tocar los $2,40", disparó.
Con su particular estilo gráfico, el economista Juan Carlos de
Pablo también encendió las luces de alerta: "Cuando uno ve
brasileños viajando por todos lados, cuando se los ve aquí en los
negocios diciendo ´déme dos´, tiendo a suponer que en algún
momento algo ocurrirá con el tipo de cambio".
"No caigamos en la fantasía de que Rousseff llamará a Cristina
Kirchner por teléfono para avisarle que va a devaluar.
Cuando Brasil necesite tomar alguna medida, la tomará sin previo
aviso", remató De Pablo.
¿Más tensión para el BCRA?
Desde el IARAF, el economista Nadin Argañaraz, aseguró que una
devaluación del real, "además de menores exportaciones argentinas
hacia Brasil", implicará un mayor ingreso de productos más
baratos de ese país a este mercado.
Ante este escenario, los sectores que se verán claramente
afectados son, además de las automotrices, los
fabricantes de electrodomésticos, calzado,
indumentaria y demás bienes de consumo.
Desde Cafagas, la cámara que nuclea a fabricantes de cocinas, su
presidente, Hugo Ganim, alertó que "una devaluación del real que no
sea acompañada con una suba del dólar en la Argentina a
nosotros nos mata. No hay que olvidarse que somos vecinos
de un gigante que si gana mucha competitividad, nos aplasta.
Hay que tener mucho cuidado".
Sin embargo, desde el IARAF alertaron que "no solamente la
industria deberá estar atenta, sino también otras
actividades comerciales y de servicios que también se verán
afectadas, ya que son sectores que han sido beneficiados como
consecuencia del súper real en Brasil".
En este contexto, desde Cafagas aseguraron que "es clave
acompañar el movimiento de esa moneda, haciendo subiendo el
dólar en el mercado interno para no perder competitividad cambiaria.
Así vamos a defender a sectores que tienen alto nivel de componentes
nacionales y dan trabajo a miles de argentinos".
Frente a estos temores, Argañaraz destacó que "lo más probable es
que ante un escenario de devaluación en Brasil, Argentina
también acompañe con una devaluación del peso".
Al respecto, los números plasmados en el proyecto de ley del
Presupuesto 2012 auguran un dólar rondando los 4,40 pesos.
Sin embargo, si bien esa cifra es un valor promedio, las
proyecciones de los analistas marcan un valor más elevado
hacia fines del año próximo, especialmente considerando el
escenario del que se parte, del achicamiento en el superávit
comercial y una fuga de capitales sostenida.
Así, desde el banco de inversión Goldman Sachs le sacaron punta
al lápiz y prevén un billete verde a $5,15 para
2012.
Para, Juan Ignacio Ruth, de FDI Gerenciamiento Patrimonial,
"seguramente el movimiento del real será un incentivo para que el
Central haga subir más rápido el valor del dólar en el
mercado interno, aunque teniendo en cuenta que falta tan
sólo un mes para las elecciones generales, lo más probable es que
esperen a que éstas hayan pasado".
En la misma línea, Marina Dal Poggetto, economista del Estudio
Bein & Asociados, destacó que "hasta octubre, el Central va
a tratar de que el tipo de cambio se mueva menos, aún
perdiendo algo de reservas".
Sin embargo, pasadas las elecciones, el movimiento se
hará más intenso y en diciembre "rondará los $4,39 por
billete verde", es decir, apenas un centavo por debajo de lo que el
Gobierno espera para todo el año próximo