En una de sus columna, el
diario español El País alerta sobre un “cristi-kirchnerismo” que
“podría terminar siendo un nuevo chavismo del siglo XXI”, en
referencia a la última decisión de la presidenta Cristina Fernández
de Kirchner de expropiar YPF.
La nota de opinión, firmada por el periodista Miguel Ángel Bastenier
habla además de un “antiimperalismo en versión blanda”, que
“vocifera contra Washington, pero mucho se cuida de no violentar el
negocio del crudo”.
“La presidenta argentina difícilmente competirá con la locuacidad de
Hugo Chávez, pero el léxico de ambos ya converge, como cuando
recuerda a los españoles la época en la que el trigo argentino “les
llenaba la pancita”. El cristi-kirchnerismo podría acabar siendo un
nuevo chavismo del siglo XXI”, enfatiza.
En otro de sus párrafos destaca también una “batalla entre
espectros” en referencia al legado de Juan Domingo Perín y la figura
“sacralizada” del fallecido Néstor Kirchner.
“El kirchnerismo acuna y legitima, sin embargo, el crecimiento de un
credo fuertemente populista e izquierdizante, atribuible en su
totalidad a la presidenta. Por eso, lo propio sería hablar de cristi-kirchnerismo”,
agrega.
La nota también hace referencia a la agrupación kirchnerista La
Cámpora que “domina las comunicaciones institucionales a través de
la agencia Télam, que aseguraba que el G-20 quería más a Argentina
que a España, y Canal Siete, bajo los auspicios de la Autoridad
Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, en cuyo consejo
tiene dos representantes; ha puesto asimismo pie en Interior, donde
ocupa la secretaría de Asuntos Municipales; se despliega en el
ministerio de Planificación; y hace otro tanto en Justicia, donde el
segundo del ministro es Julián Álvarez, connotado camporista”.
“Pero es en Economía donde tiene su alma máter en la persona del
viceministro y autor intelectual de la expropiación, Axel Kicillof,
a los 41 años estrella emergente del poder crístico, de quien se
cuenta que ha dicho: “a Cristina la tengo hipnotizada”. Y todos
ellos, encabezados por su jefe, Máximo Kirchner, hijo de la pareja
Kirchner-Fernández, forman la Guardia Pretoriana de la presidenta”,
aclara.
Si bien destaca una “plena libertad de crítica” en los medios
privados, asegura que “preocupa a empresas y profesionales la
capacidad de amenaza y presión de que con ese instrumento se dota la
presidencia” .
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