Lo que empieza mal, acaba mal. La
nave rusa Phobos-Grunt, destinada a viajar al satélite marciano del
mismo nombre, impactará el próximo domingo 15 de enero contra la
Tierra después de perder el control y ser incapaz de abandonar la
órbita terrestre.
La sonda, de 14,6 toneladas -la mayor parte del peso corresponde a
un combustible áltamente tóxico- se quemará al entrar en contacto
con la atmósfera, pero los científicos rusos creen que las piezas
más grandes soportarán la entrada y se precipitarán contra la
superficie terrestre. Dónde todavía es un misterio.
Phobos-Grunt ha pasado de ser el orgullo ruso, su primera misión a
Marte después de 50 años de intentos sin resultados, a otro gran
fracaso.
La misión debía aterrizar en Fobos, uno de los dos satélites
naturales del Planeta rojo, recoger algunas muestras del suelo y
regresar con ellas a la Tierra.
Nada de eso. Poco después de ser lanzada, el pasado 9 de noviembre,
la nave quedó atrapada en una órbita baja. Durante días, el
artefacto no dio señales de vida. Cuando consiguieron contactar con
él, ya no era posible orientar su camino. Solo quedaba la caída.
La cuenta atrás
La Agencia Espacial Rusa (Roscosmos) ha comenzado la cuenta atrás
para la colisión de la Phobos-Grunt contra la Tierra. «Según los
datos en nuestro poder y las predicciones de los especialistas, el
plazo de caída de la nave oscila entre el 10 y el 21 de enero, con
el día 15 como fecha más probable», ha informado.
En cuanto al lugar de la colisión de la sonda, que ha deambulado a
la deriva en torno a nuestro planeta, no se podrá predecir hasta 24
horas antes de que se produzca. En estos momentos, el radio de caída
de la sonda -51,4 grados latitud norte y 51,4 grados latitud sur-
abarca desde Londres al extremo sur del continente americano.
La superficie de la Tierra será alcanzada por unos 20 ó 30
fragmentos de la nave con una masa conjunta de casi 200 kilos. El
resto de la sonda se desintegrará al entrar en contacto con la
atmósfera, al igual que el combustible que porta el Fobos-Grunt, que
se quemará a unos 100 kilómetros de altura, a lo que contribuirá el
que sus depósitos sean de aluminio.
Sea como sea, los rusos aseguran que la nave no representa ninguna
amenaza para nuestro planeta. «La fuente de radiactividad
(cobalto-57) instalada en uno de los equipos científicos del aparato
(espectómetro) tiene una masa inferior a diez kilogramos y no
representa peligro alguno de contagio radiactivo», ha apuntado
Roscosmos. «La estadística espacial demuestra que los aparatos
espaciales se desintegran casi en su totalidad en las capas densas
de la atmósfera y sus fragmentos, por regla general, no causan
daños», señalan.
Igual que el UARS
En los últimos meses, otras dos naves también se precipitaron contra
la Tierra: el satélite meteorológico estadounidense UARS, que cayó
en septiembre pasado en aguas del océano Pacífico, y el alemán ROSAT,
que lo hizo un mes más tarde en el Índico.
El Centro General de Reconocimiento Espacial del Ministerio de
Defensa ruso, que determinó con certeza la fecha y el lugar de caída
del UARS y el ROSAT, vigila las 24 horas del día los parámetros de
la órbita de la estación.
Imágenes del descenso del Fobos-Grunt fueron captadas esta semana
por el astrónomo aficionado francés, Thierry Legault, a la altura de
Niza, en la costa mediterránea francesa. En la grabación se
vislumbran los depósitos de combustible y los paneles solares
desplegados, pero no operativos, lo que explica la ausencia de
comunicación con la Tierra desde su lanzamiento.
La Fobos-Grunt estaba llamada a ser la primera nave espacial en
posarse en la superficie de Fobos, para estudiar la materia inicial
del Sistema Solar. En opinión de Ígor Lisov, director de la revista
Noticias de Cosmonáutica, «la estación fue diseñada y construida con
graves defectos, desde el sistema de mando hasta el programa de
abastecimiento».
Fuente:
http://www.abc.es
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