El Programa Nacional de
Control de Enfermedades Inmunoprevenibles dio a conocer
todos los detalles sobre la vacuna contra la fiebre
amarilla
La fiebre amarilla es una
enfermedad viral presente en América del Sur y África, que se
transmite al ser humano a través de la picadura de mosquitos. La
transmisión en América es casi siempre selvática. En África puede
ser selvática o urbana.
La infección es casi siempre asintomática; en un bajo porcentaje
puede causar síntomas inespecíficos (fiebre, cefaleas, dolores
musculares y decaimiento); en 5 al 10% de los casos, puede causar
una forma clínica muy grave, que no tiene tratamiento específico y
con una mortalidad entre 30 hasta el 60%.
La prevención es a través de la aplicación de una vacuna que está
disponible en el mundo y en nuestro país, Argentina, desde hace
varias décadas.
Sus indicaciones actuales son tres:
1)Residencia en áreas de transmisión (contemplada en la Argentina en
áreas del Norte y Noreste del territorio nacional a través del
Calendario Nacional de Vacunación)
2)Viajes a áreas de transmisión viral
3)Viajes a países con potencial de importación de la infección,
donde existen ecosistemas con mosquitos potencialmente transmisores
y primates no humanos, pero no se han constatado epidemias hasta el
presente. Esta indicación está contemplada en el Reglamento
Sanitario Internacional en vigencia, en virtud del cual los países
signatarios son soberanos para exigir la vacunación a viajeros
provenientes de países en los que en el presente se comprueba
transmisión viral, situación en la que se encuentra un área de la
Argentina.
Detalles y eficacia
La vacuna contra la fiebre amarilla está elaborada con virus vivos
que se atenúan en el laboratorio para que no produzcan enfermedad,
pero sí una replicación controlada que permita la protección del
individuo que se vacuna.
Su eficacia es muy alta, mayor al 90% después de una dosis. Es muy
segura; en menos del 25% de los casos puede presentarse un cuadro
consistente en cefalea, febrícula y/o decaimiento o dolores
musculares por pocas horas o días, que cede espontáneamente. En
forma infrecuente pueden presentarse efectos adversos graves bajo la
forma clínica de meningitis, encefalitis, enfermedades
desmielinizantes o cuadros clínicos pareceidos a formas graves de la
enfermedad salvaje.
Se reconocen factores predisponentes para tener estas complicaciones,
entre ellos enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple,
trastornos del sistema inmune, trastornos benignos o malignos del
timo –glándula situada en la región del cuello que participa en la
maduración de los linfocitos-, incluyendo la miastenia gravis y el
Síndrome de Di George, cánceres en actividad, las edades extremas de
la vida -en especial por encima de los 60 años y por debajo de los
seis meses). Esto significa en forma inequívoca que las indicaciones
de vacunación deben ser evaluadas cuidadosamente.
Para esto, es recomendación del ProNaCEI que quienes viajen a
destinos con potencial transmisión, se asesoren por profesionales de
salud entrenados en el tema para saber si pueden y deben recibir la
vacuna.
Asimismo, quienes viajen a destinos en los cuales no hay transmisión
documentada, pero exigen a viajeros provenientes de la Argentina el
certificado de vacunación, deben asesorarse en las representaciones
diplomáticas de esos países para conocer sus requisitos al respecto.
Debe saberse que existe la posibilidad de exención de la vacunación
para quienes tengan contraindicación o quienes tienen mayor riesgo
de experimentar una complicación de la vacunación. Esta exención
debe ser firmada por un profesional que constate tales
contraindicaciones absolutas o relativas.
SITUACIÓN DE LA REGIÓN
La Argentina, Paraguay y la República Federativa del Brasil
experimentaron entre 2008 y 2009 un brote epidémico, hecho que no se
registraba desde hacía varias décadas. Al presente, si bien no se
registra actividad selvática viral, las personas que viajan a toda
área de transmisión en el Cono Sur de Sudamérica deben efectuar una
consulta médica, como se explicó antes, para una correcta indicación
de la vacunación.
Si el transito es a través del Uruguay, también por vía terrestre,
pueden tomarse caminos que hacen innecesaria la vacunación.
El Paraguay, con excepción de su capital, Asunción, es un territorio
con riesgo de transmisión.
En la Argentina, todo el territorio de la Provincia de Misiones y,
en Corrientes, los departamentos de Berón de Astrada, Capital,
General Alvear, General Paz, Itatí, Ituzaingó, Paso de los Libres,
San Cosme, San Martín, San Miguel, Santo Tomé en Corrientes también
son áreas de riesgo. La ciudad de Corrientes no se considera un área
de transmisión; su periferia presenta un riesgo bajo.
Las provincias de Chaco, Formosa, Salta y Jujuy presentan un riesgo
bajo de transmisión y la vacunación, como regla general, no está
indicada para los viajeros.
Todos los países de América del Sur, con excepción de Chile y
Uruguay también tienen regiones de transmisión