La sonda, que en principio
debía llegar hasta el satélite de Marte, quedó orbitando de forma
descontrolada desde el 9 de de noviembre, fecha de su lanzamiento,
cuando sus motores de propulsión comenzaron a fallar.
Esta información, publicada en la web de Roskosmos,
corrige previsiones anteriores que estimaban que la sonda de 13
toneladas caería en el océano Índico.
Según explico Vladimir Sychov, del Instituto de
Problemas Biomédicos de Rusia, la mayor parte del artefacto se
desintegrará al entrar en contacto con la atmósfera, pero 200
kilogramos de restos darán contra la superficie terrestre.
La sonda transporta colonias de "Drosophila" (moscas
de la fruta) y bacterias, alojadas en cápsulas de titanio selladas
herméticamente. Según Sychov, no se prevé que estos organismos
sobrevivan a la caída a la tierra, pero incluso si lo hicieran, no
serían peligrosas para los seres humanos.
El equipamiento de la "Fobos Grunt" contiene también
pequeñas cantidades de cobalto radiactivo. Según el Sychov, es
extremadamente improbable que suponga un riesgo. Sin embargo, el
experto moscovita Alexander Ilin apuntó al respecto que no se pueden
descartar por completos riesgos para las zonas habitadas donde
suceda el impacto.